Capítulo 25
Ginna Renaux
¿Y como no mirarlo? Si es el hombre más Perfecto que he visto jamás. Me hace desearlo de tan solo mirarlo.
Emiliano ordenó la comida por mi, pues aún me encontraba demasiado afectada para decidirme. Lo observaba extasiada hablando en su lengua madre, ese hombre hablando en italiano era el más poderoso afrodisíaco que había consumido jamás. Sirvieron la comida y todo estaba exquisito, aunque la verdad pude comer muy poco por la emoción de la sorpresa.
La cena fue muy agradable, nos devorábamos con la mirada y a cada segundo la tensión sexual entre nosotros crecía.
—¿Qué haces aquí Emi?— fije cuá
Emiliano Santorini¿Extasiado? ....No, ¿Maravillado?... Tampoco...¿Encantado?... No lo cubre. Dichoso...No encuentro una palabra que abarque lo que siento. A pesar de estar agotado no puedo conciliar el sueño.Nunca he sido de los que abrazan a las conquistas de una noche después de haberme saciado sexualmente, pero aquí estoy desconcertado, con una tormenta de nuevas emociones abrazando a una belleza de pelo casi negro y piel de alabastro.Ginna duerme en mis brazos, después de finalmente haber sido Mía. Mía.... mía y de nadie más.
Ginna RenauxDespierto desorientada y con una sensación extraña entre las piernas, no es dolor ; a penas una molestia. Me volteo sobre mi cuerpo y quedo mirando el techo ubicándome donde estoy. La Suite de Emiliano Santorini es mágica, parece sacada de una novela de William Shakespeare o de las historias de Dante. Me volteó a mi derecha y lo veo con la sábana cubriendo solamente su espalda baja. Me está dando la espalda y su respiración es pausada y profunda. Aún duerme, su cuerpo descansa en un sueño profundo y su brazo fuerte tatuado abraza la almohada. Me abrazó a mi parte de la noche hasta que yo decidí safarme de sus brazos para ir al baño a mitad de la madrugada.
Ginna RenauxTuve un fin de semana de princesa de cuento, pero la mayoría de las chicas sabemos que no todo los cuentos tienen un final feliz. Digamos qué como el hechizo de la cenicienta mi tiempo “encantado” caducó y tuve que conformarme con seguir sin magia, lanzada fuera de mi propio sueño demasiado irreal para durar para siempre. El Lunes fue tiempo de enfrentarse a la dura realidad. En mi vida real no había romances lujuriosos con un magnate millonario e italiano. En mi vida real no habían habitaciones 
Ginna RenauxPasó toda la semana siguiente y no recibí más que un mensaje de Emiliano aclarándome que estaba bien, que me extrañaba en las noches y que tan pronto quedará completamente libre de varios compromisos que lo ataban a Italia, haría un rápido viaje a Paris con el único propósito de verme, pues ardía de deseos por mi.Trataba por mi parte, ciertamente de no parecer intensa y controlar mis deseos de llenarle el buzón de mensajes cursis pidiendo a gritos la berenjena. Pero yo no era ese tipo de mujer, me respetaba demasiado para andar rogando atención de un hombre, aunque ese hombre fuera el mismísimo Ra en el embriagante y seductor cuerpo de Santorino.&
Ginna RenauxComienzo a caminar destrozada hacia mi coche. El teléfono celular comienza a vibrar en mi mano lo miro, para luego dejarlo caer en el primer depósito de basura que encuentro entre la salida y el parqueadero. Era él quien llamaba, Mi Ra🍆, su sobrenombre en la pantalla me desgarró aún más el alma al verlo.Las ironías del destino son dignas de risa. Esto parece sacado de una jodida comedia del Decameron. Tantas horas, tantos días y semanas esperando que me dedicara más tiempo, que me llamara ante fueran por breves segundos, y no.... ahora solo puedo detestarlo. Lo aborrezco, con todas mis fuerzas. Aunque mi corazón aún late con un impulso desmedido por él, con tan solo saber
Emiliano SantoriniLlevo todo el jodido día intentando desliarme de la cantidad de firmas, documento, y carpetas que Amelie amontonó sobre mi escritorio. Pareciese que se tratara de un plan macabro para atarme a esa mesa.Estoy de regreso, llegue en la madrugada de mi Isla Privada Ciftlik, en la costa de Turquía, situada en el Mar Egeo, ya que este fue el primer lugar que se me ocurrió para alejar a Duda por un tiempo hasta que estuviera totalmente restablecida. Era de suma importancia alejarla de las miradas indiscretas de Amelie y de mi tía que están rondando por Florencia.Duda no merece que la reprendan o que la juzguen, lo que necesita es estar bien, reponerse de un
Emiliano Santorini La madrugada entera estuve con el teléfono pegado a la cama. A penas pude dormir, el teléfono de Ginna desde que llegue a Paris ni siquiera timbra... muerto completamente. Pero eso no evitó que durante la madrugada lo marcara cada treinta minutos para saber de ella. Me estoy temiendo lo peor. Para colmo no ha dejado de llover ni un solo instante. Una tormenta eléctrica azota la ciudad desde la tarde y aún llueve.No puedo ser tan ridículo, ella no podía imaginar que yo volaría a Paris para verla, así que la loca idea de que se me esté escondiendo no aplica en este caso. Lo que sea que le pase no tiene que ver conmigo. Quizás ella está en su cama dormida y yo pensando sandece
Emiliano SantoriniAntes de que los Renaux lleguen al hospital necesito ver a Ginna. Necesito tenerla entre mis brazos. Acurrucarla a mi pecho y no soltarla jamás. He sido un verdadero tonto. La incertidumbre de saberla desaparecida no supera lo que estoy sintiendo ahora mismo porque estuve a punto de perderla. Tengo miedo, miedo de que no despierte, por eso tengo que estar con ella lo más pronto posible.Le avisaré a los Renaux tan pronto la vea, pero si lo hago ahora quizás me echen a patadas del hospital. Más aún si llegarán a enterarse de que yo soy el padre de la criatura que perdimos. Soy egoista, lo sé, debería avisarle a su familia, pero hasta que no la vea no tendré sosiego.