CAPÍTULO TRECE

Ginna Renaux 

Clave mis uñas en su espalda desnuda deleitándome con todo lo que me provocaba el avance de su boca sobre la mía. Su lengua me acariciaba despacio la comisura de los labios .

Su beso no era sutil, no era uno de esos besos que terminan cuando acaban en la boca. No, este beso prometía una noche larga e intensa. Una noche para recorrer de extremo a extremo ese cuerpo de infarto, esos músculos perfectos y duros que conforman al Dios Ra.

Me estaba comiendo la boca, probándome  hasta saciarse de mi. Demasiada pasión contenida en este hombre. Una bomba atómica destruyendo mis barreras y atacando mis sentidos.

Sus manos se encajaron sobre mis glúteos y me atrajo hacia

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