Bajo la amenaza de muerte, Narciso no dudó en gritar con desesperación: —¡Orestes, escapa rápidamente!Sin pensarlo dos veces, Orestes se giró con agilidad para huir. Aunque no le temía a Juan, las armas de la Orden del Dragón Celestial le inspiraban un respeto que no podía ignorar.—¡¿Pretendes escapar?!Con un grito poderoso, Juan se lanzó como una flecha hacia Orestes, dejando tras de sí una gran estela que marcaba su recorrido en el aire. —Hombres de Terranova de los Cielos, ya que decidieron venir hasta aquí, ¡hoy dejarán su vida! —dijo con un tono de voz segura. —Descuida, para acabar contigo no necesito misiles.Extendiendo su puño en dirección a Orestes, una energía vital de un azul profundo brotó de él como una gran corriente furiosa. —¡Estás buscando la muerte! —exclamó Orestes, furioso. Levantó la mano y lanzó una enorme palma envuelta en una intensa energía negra, que se extendió como una sombra oscura.Aunque sus puños y manos no llegaron a tocarse, la fuerza de sus energ
El ataque de Juan dejó a todos los presentes conteniendo la respiración por un instante, incapaces de emitir el menor sonido; el silencio se apoderó rápidamente de la escena. Era bien sabido que, aunque Narciso no poseía el poder suficiente de un maestro del combate, su habilidad estaba por encima de la de la mayoría, y ni siquiera los miembros de la Orden del Dragón Celestial podían derrotarlo con facilidad. Sin embargo, Juan había acabado con él de un solo movimiento, con una simple señal de su dedo.—¡Narciso! —gritó Alaón, paralizado por la sorpresa.—¡Estamos perdidos!Alaón y Valerio intercambiaron una fugaz mirada llena de desesperación; en ese mismo instante, comprendieron que la muerte de Narciso también marcaba el fin de la familia Landa.Al participar en el plan para destruir la Orden del Dragón Celestial y al ver ahora su fracaso total, sabían que, incluso si lograban regresar a Terranova de los Cielos, serían considerados traidores. No obstante, Alaón se aferraba a una úl
Valerio abrió los ojos de par en par, sin poder creer lo que veía. ¡El renombrado maestro Orestes, uno de los legendarios Ocho Sabios de Terranova de los Cielos, había sido derrotado por un simple joven! Hace apenas unas horas, Valerio habría considerado esta idea absurda; sin embargo, lo presenciaba con sus propios ojos, y la realidad lo obligaba a aceptar lo imposible. La derrota de Orestes no solo lo dejo desconcertado y sin esperanza alguna, sino que además marcaba la ruina definitiva de la familia Landa.¡Todo se había acabado!Alaón y Valerio cayeron de rodillas, abatidos, con rostros completamente pálidos y vacíos. A escasa distancia, los miembros de la familia Abarca compartían su pesar. Desde debajo de la mesa, la abuela Abarca, temblando de miedo, apenas lograba pronunciar palabra, mientras que Clarisa mostraba un rostro lleno de arrepentimiento.Pero, en un giro repentino, sus pensamientos cambiaron a una idea totalmente diferente.En la tarima de honor, Werner, quien antes
En ese mismo instante, todos parecían haber quedado completamente paralizados, incapaces siquiera de moverse mientras el asombro se reflejaba en sus rostros.¡Orestes, uno de los Ocho Sabios de Terranova de los Cielos, había caído!Era un maestro de artes marciales, y sin el uso de misiles, nadie podría haberlo derrotado. Pero ahí estaba, muerto a manos de Juan. Cada uno de los presentes contuvo por unos segundos la respiración, incapaz de apartar la mirada del impresionante y firme Juan que se mantenía en el aire.¡Un genio incomparable!Este joven era un verdadero talento sin igual. Después de esta batalla, el nombre de Dragón Supremo de la Orden Celestial González resonaría con gran fervor en todo el mundo.Los veteranos, encabezados por Werner, contenían la emoción con evidente orgullo. Tener a un hombre así en Luzveria era como poseer un ejército entero de valientes.Sin embargo, nadie se sentía más orgulloso que los miembros de la Orden del Dragón Celestial. Con lágrimas de emoci
—¡No quiero morir!Muchos miembros de la familia Landa, aterrorizados, rompieron en llanto, sumidos en una escena de verdadera desesperación.Y al escuchar cómo intentaban zafarse de la culpa que los rodeaba dejándola toda sobre él, Alaón esbozó una sonrisa muy amarga mientras miraba a Juan y le decía: —Comandante General González, sí, es cierto, fui yo quien organizó todo esto; los demás no tienen nada que ver.—¿Dices que los demás no están involucrados y entonces así será? —Juan esbozó una sonrisa irónica y añadió: —¡Arresten a todos!—¡Esperen!Valerio de repente intervino: —Juan, has ganado, pero no podrás juzgarme.—Los hombres de Terranova de los Cielos no mueren en manos de ustedes, necios de Luzveria.En su rostro apareció una expresión de furia que se transformó en una sonrisa de desenfreno mientras gritaba: —¡Terranova de los Cielos triunfará!En ese momento, alzó su mano con un claro intento de suicidarse golpeando su propia frente, pero Juan no iba a permitirlo. Con un l
Con la culminación de la ceremonia de ingreso de la Orden del Dragón Celestial, los invitados comenzaron a retirarse de manera ordenada.Sin embargo, la conmoción en sus corazones aún persistía.En poco tiempo, los detalles sobre el enfrentamiento entre Juan y Orestes se propagaron como pólvora por todo Luzveria y más allá, con una rapidez asombrosa y casi aterradora.Orestes, siendo uno de los ocho grandes maestros de Terranova de los Cielos, era una figura ya reconocida, con gran renombre tanto en Terranova de los Cielos como a nivel internacional.No obstante, este formidable guerrero había sido vencido por un joven de poco más de veinte años, lo que dejó a todos en un estado de asombro sin precedente alguno.En ese momento, un nombre quedó grabado en la mente de todos: —¡Dragón Supremo de la Orden Celestial González!Dragón Supremo de la Orden Celestial González.Edad desconocida, aunque se sospechaba que tenía menos de treinta años.Oriundo de Luzveria, con datos de registro desco
—¡Perfecto, ya estaba esperando con anisas este momento!El joven llamado Eusebio mostró una amplia sonrisa, dejando ver su entusiasmo.—Si ellos envían asesinos a nuestro territorio para atacar a los nuestros, nosotros también debemos hacer que paguen con la vida de uno de sus mejores guerreros—, exclamó Darío con un tono firme y desafiante. —Si se atreven a pasar por alto la autoridad de Luzveria y a entrar en Solestia para emboscar a nuestro jefe de la Orden del Dragón Celestial, entonces nosotros también les daremos una severa lección eliminando a uno de los suyos.—No hace falta que te explique qué debes hacer después, ¿verdad?—Tranquilo, tranquilo, ya sé qué hacer. En su momento diré que también he desertado de Luzveria—, respondió al instante Eusebio, rascándose la cabeza con una sonrisa sincera.En la aduana de Luzveria.Un grupo de hombres corpulentos, vestidos de traje, esperaban con gran respeto, lo que llamaba la atención de los transeúntes.Pronto, un anciano vestido con
Justo cuando el mundo exterior aún seguía comentando la ceremonia de ingreso, un visitante inesperado apareció justo en la base de la Orden del Dragón Celestial.Juan vio cómo el subcomandante de la Orden de los Caballeros Estelares, Carmelo, volvía y, sin rodeos, le preguntó: —¿Por qué estás aquí de nuevo?Había perdonado la vida de Carmelo la última vez, un gesto que ya había sido un considerable acto de cortesía hacia la Orden de los Caballeros Estelares. Pero si volvía a mostrarse insolente, Juan no dudaría en darle una lección más severa. Incluso la Orden de los Caballeros Estelares no tendría mucho que decir al respecto después.Carmelo adoptó un tono humilde mientras hablaba: —Comandante General González, reconozco que la última vez me equivoqué. Fue un error mío no haber entendido la situación, y por eso lo ofendí. Una vez más, le pido mil disculpas.—Sin embargo, en esta ocasión he venido con un mensaje de parte del Castigador Dragón.Evidentemente, tras la ceremonia de ingres