Capítulo 478
Quirino, al ver la situación, apretó los dientes y salió de debajo de la mesa, corriendo también hacia el frente de batalla.

—¡Quirino, ¿qué haces?! ¡Vuelve aquí! —abuela Abarca casi se desmayó de la impresión.

Quirino se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa decidida: —Abuela, soy un hombre de Luzveria, y también tengo el deber de defender mi patria.

—¡A la carga!

Tras gritar esto, se volvió y se lanzó con gran determinación hacia el combate.

En el estrado, Juan miró a Werner sin prisa alguna y con total seguridad: —Werner, solicito permiso para entrar en combate.

—¡Concedido! —exclamó Werner con todas sus fuerzas.

Juan alzó la voz y dio la orden: —¡Todos los miembros de la Orden del Dragón Celestial, escuchen! Quien se atreva a desafiar a nuestra Orden, ¡morirá sin piedad alguna!

—¡A la carga!

En ese instante, todos los miembros de la Orden del Dragón Celestial, incluyendo a Anabel y Tiberio, se lanzaron al campo de batalla con mucha arrogancia.

Al ver que Juan estaba listo para actu
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