Capítulo 357
En ese mismo instante, Pelayo entró apresurado acompañado de varios hombres.

Néstor extendió su mano señalando a Marta y dijo: —Pelayo, esta señorita es la novia del señor González.

Luego lanzó una mirada siniestra al joven Leopoldo, que estaba en el suelo: —Este idiota se pasó de copas y entró aquí intentando propasarse con ella.

El rostro de Leopoldo palideció de inmediato.

Pelayo dio unos pasos hacia Marta, mostrándose respetuoso: —Señorita, ¿cómo debo llamarla?

—Me... me llamo Marta— respondió con la voz temblorosa.

—Marta, no se preocupe. Siendo amiga del señor González, nadie podrá tocarle ni un cabello.

Tras decir esto, Pelayo se volteó hacia Leopoldo, mirándolo con frialdad: —Leopoldo, ¿cómo te atreves? ¿Intentas propasarte con la mujer de un distinguido invitado mío?

Leopoldo sintió como si le estallara la cabeza, aterrorizado hasta el punto de orinarse: —¡Pelayo, esto es un malentendido! ¡No tenía ni idea de que ella fuera la novia del señor González! Si lo hubiera sabido, ni
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