Capitulo28
Justo después de decir estas palabras, recibió un fuerte bofetón de Carlos en la cara:

—¡Deja de joder conmigo!

—Dinero, no me falta. Lo que quiero es puramente una cuestión de prestigio.

—Hoy dejo claro mi posición. Si quieren que los perdone, también es posible.

Extendió un dedo hacia Juan y, con los dientes apretados, dijo:

—En primer lugar, ¡este chico tiene que arrodillarse y darme dieciocho cabezas!

Luego miró a Laura con ojos codiciosos:

—En segundo lugar, quiero que tu hija pase la noche conmigo. Si me satisface, tal vez los perdone.

—Tú... ¡Eres despreciable!— Laura estaba tan furiosa que temblaba, su rostro se había puesto blanco.

Daniel cambió su expresión, suplicando:

—Señor Morales, ¿podemos cambiar dos de las condiciones? Siempre y cuando no lastime a ellos, incluso puedo arrodillarme y darte las cabezas que pidas.

—Está bien.— Carlos sonrió burlonamente, le dio una palmada en la cara y dijo: —Entonces, primero arrodíllate y dame tres cabezas.

Después de decir eso, re
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