Capitulo 577
Juan entendió que había llegado el momento de marcharse.

Con solo pensarlo, apareció de la nada en medio de una calle desierta. Por suerte, era de madrugada y no había nadie alrededor. De lo contrario, cualquiera que lo viera a simple vista habría gritado que era algún fantasma.

—El Santuario del Dragón…—

Juan miró hacia el colgante de jade que colgaba de su pecho, el legado de su familia, y murmuró: —¿Será posible que el señor Supremo del que hablaba Agustín sea mi padre?

Ahora comenzaba a comprender que la verdadera razón por la cual intentaron matarlo en el pasado tal vez tenía que ver con ese colgante con forma de dragón.

Pero, ¿qué habría pasado con Amapola?

La preocupación lo invadió por completo. Temía que, al no encontrarlo, los miembros de la Comunidad de las Almas relativas pudieran tomar represalias contra las personas cercanas a él. Sin preocuparse por parecer extraño, se elevó en el aire y voló directo hacia el edificio donde vivía Amapola.

Al llegar, sus temores se confir
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