Capitulo 520
Juan bajó la mirada para inspeccionar detenidamente su vestimenta, sin entender siquiera qué había de inapropiado en su apariencia.

—Es mi amigo.

Afortunadamente, Amapola intervino a tiempo, mostrando una tarjeta negra y disipando cualquier incomodidad que hubiera.

—Perdón, por aquí, por favor. Al ver la tarjeta, el camarero se disculpó y de inmediato les hizo pasar.

Esa era una tarjeta negra respaldada por todos los bancos de Luzveria, con un límite de crédito casi ilimitado. No solo un restaurante, ¡podría comprar todo el Hotel Brisa del Sol con ella!

Eligieron una discreta mesa junto a la ventana, en un rincón donde podían disfrutar de una vista maravillosa sin ser demasiado visibles.

Amapola le lanzó el menú a Juan: —Elige lo que quieras. Lo que te apetezca.

—Paella de mariscos. Juan no tomó el menú, limitándose solo a responder.

—Bueno, de acuerdo. Entonces, dos paellas de mariscos, —dijo Amapola al camarero a su lado.

Tal vez nadie había pedido paella de mariscos en este lujoso r
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