Hades abre la puerta, no se hace esperar y entra con la charola de siempre, depositándola sobre la mesa que está en la habitación, a varios metros de mí.Me levanto de mi lugar y camino hacia ella, me dejo caer sobre el sillón y miro la comida con agonía, estoy segura que cuando coma las semillas de granada, me voy a condenar para toda la eternidad, sin esperanza de poder librarme de esto… seguramente mi señora se pondrá furiosa, pero… ¿Qué más opciones tengo?Estoy por darle un bocado a la comida, puedo sentir la mirada ansiosa de Hades puesta sobre mí, pero antes de que pueda meter la comida en mi boca, alguien toca a la puerta.—Señor Hades… le buscan en la sala del trono—Él refunfuña enojado, toma la charola entre sus manos y se da media vuelta.—No creeré nada hasta que vea lo vea con mis propios ojos, cuando termine con mis asuntos, te traeré otra charola—Sale de la habitación sin decir nada más.Puedo sentir como mi alma abandona mi cuerpo por unos instantes, me siento tan al
A la distancia veo algo que brilla, frunzo levemente el ceño y volteo a ver a Hades, él simplemente sonríe y sigue caminando.Cuando llegamos, veo un hermoso camino con pétalos de flores que es iluminado con velas que rodean una cama hecha de cojines y sábanas, a un lado hay una pequeña canasta con algunas frutas. Asombrada, me acerco al lugar para verlo mejor.—Es hermoso— Suspiro asombrada y extasiada. —Hades… es…— Volteo a verlo entusiasmada. —Es precioso——Me alegro que te guste—Me toma de la mano con suavidad y me lleva hasta el lecho con delicadeza, ambos nos sentamos en el centro de la cama, toma la cesta de frutas y me ofrece una, su mano no para de temblar.—Hades… no tienes por qué tener miedo—Como la fruta que me ofrece, su rostro se ruboriza levemente. Luego yo le ofrezco una y él la acepta.Nos acostamos en la cama y miramos el cielo por un rato, él me acuesta sobre su pecho y empieza a acariciarme, poco a poco las cosas van escalando hasta que nos encontramos siendo un
—¿Sucede algo? Te ves distraída——No es nada, creo que estoy alucinando… es todo—En esta ocasión, Hades no ha venido a hacerme suya… al menos no de momento. En su lugar se pone a hablar conmigo sobre algunos problemas que tiene en el Inframundo y que se siente muy agobiado por todo.Yo trato de aconsejarle lo mejor que puedo… como en los viejos tiempos. Una vez que termina de desahogar sus penas, se pasa a retirar, no sin antes decirme que en la noche vendrá.Ahora que lo pienso… había escuchado de algunas diosas que Perséfone viene de forma muy, pero muy ocasional al castillo de Hades para estar con él, pero en este tiempo no ha venido, ni para quejarse, ya que cuando estuve aquí para ayudarlo a dormirlo, su voz resonaba por cada pasillo. Me gustaría preguntarle a Hades el porqué de la ausencia de su mujer, pero prefiero no hacerlo… no quiero que se enoje y se termine desquitando conmigo.Mientras espero a la llegada de Hades, miro al jardín marchito de Hades, está lleno de maleza y
—Bueno… de momento no he…—Abro los ojos de par en par al recordar el picnic que tuve con el rey de los muertos y trato de hacer memoria de lo que comí en ese momento, pero lo cierto es que no puedo recordar. Paso mis manos por mi cabello, aterrada por haber cometido alguna estupidez.—No, no—Sigo sumergida en mis pensamientos, todavía trato de hacer memoria, pero nada, no recuerdo que fue lo que comí, solo recuerdo que las frutas sabían bastante bien... tal vez sea por el hambre que tenía.—¿Sucede algo? ——Ares… creo… creo que no me puedo ir…——No me digas que…——No estoy segura… estaba tan concentrada en otra cosa que… Dioses… no me fije que me metí a la boca…—Un pequeño gruñido de impotencia se le escapa, si fuera por él, ahora mismo haría un desastre en el cuarto, tratando de desahogar su rabia, pero sabe que tiene que controlarse en estos momentos, en especial, porque haciendo berrinche no lograremos nada.—Tendré que consultar con mi madre si podemos hacer algo… seguramente a
Enseguida me asomo y veo cómo se pierde entre los arbustos, moviéndose de forma ágil y sin miedo.Me doy un baño y me siento en la orilla de la cama, una enorme sonrisa se dibuja en mis labios al ver que Ares vino a buscarme, a pesar de todos los peligros que corre… vino.—Él… él vino por mí—Mi corazón late de alegría y emoción, cierro los ojos y siento como la esperanza vuelve a nacer en mí. Me pone un poco melancólica tener que dejar otra vez a Hades, pero ahora entiendo que… tiene que estar con su mujer y no conmigo, tiene que formar su familia con Perséfone y… no conmigo.Unas pequeñas lagrimas se deslizan por mis mejillas, mi corazón se estruja al punto que me duele, me duele darme cuenta de todo esto ahora, me duele saber que mi amor jamás será correspondido y que jamás, jamás estaremos juntos, no como a mí me encantaría.—Que idiota eres Minte… tuviste que pasar por todo este calvario para darte cuenta que… él no es para ti y nunca lo será… él…— Un pequeño sollozo se me escapa
Por mi mente pasan miles de imágenes, trato de hacer memoria para saber dónde se me han escapado esos tres largos años, pero siento que todo ha ocurrido en un par de días, semanas tal vez... pero... ¿Tres años? ¿Dónde se ha ido mi vida? No puedo creer que Hades albergue tal amargura en su corazón, que me ha alejado de nuestro pequeño hijo por tantos años. La garganta me arde de tanto gritar, pero mis dolencias físicas no son nada comparadas con el dolor que siente mi corazón y mi alma.Mi abuelo entra rápido a la habitación y se acerca a mí, coloca su cabeza sobre mi espalda y acaricia con suavidad mi cabello, me consuela lo mejor que puede. La verdad, es que agradezco mucho de que él este a mi lado en este momento tan difícil de mi vida, es gratificante saber que mi familia esta aquí para cuidarme.De tanto estar llorando me quedo dormida, pero antes de caer ante los brazos de mi madre, le he pedido a mi abuelo que no me deje sola, tengo miedo de no tener a nadie a mi lado en estos m
—Minte ¿Hace cuánto que no comes? ——No lo sé… he perdido la cuenta, lo único que he consumido es agua——Bueno, tendrás que consumir algo más que eso, si lo que te preocupa es comer las semillas de granada, déjame traerte algo de la superficie con la ayuda de tu madre——¿Serias tan amable, abuelo? —Me giro hacia él con dificultad, la amabilidad de Érebo es un aire bastante fresco para mí; muchos dicen que las entidades del Inframundo, incluso las deidades primordiales son seres crueles y despiadados, pero yo he visto que mi familia no es así, sino todo lo contrario, son amables y muy unidos. Érebo asiente con la cabeza y se dirige a la ventana, antes de salir por ella mira en mi dirección.—Volveré pronto—Sin decir nada más, salta por la ventana; sé que puede surcar los cielos, pero eso no quita que me asuste cada vez que sale de esa forma por mi ventana. Me quedo parada cerca de la entrada del baño, no pienso irme hasta escuchar como extiende sus alas para emprender el vuelo. Cuand
Escuchar esas palabras me saben a gloria en estos momentos y alivia mi alma, no quiero tener que preocuparme constantemente por comer semillas de granada. Un suspiro de alivio se me escapa, miro a mi abuelo y asiento repetidas veces con la cabeza como si fuera una niña pequeña. Él me da un pequeño beso en la frente y me dice que debería ir a descansar, que tengo que estar en condiciones para cualquier cosa que se presente, una vez que se va, me levanto de mi lugar y camino hacia la cama, llena de alegría y fe.Durante los últimos tres días; sé que sólo han pasado tres días porque mi abuelo me lo dijo. Hades ha venido a mi cuarto como siempre, se nota algo tenso, pero eso no le impide hacerme suya hasta el amanecer. Tengo ganas de preguntarle que ha sucedo esta última semana, pero prefiero no decirle nada, no quiero que desquite su ira conmigo.—Minte, te veo mucho mejor que la última vez, debo admitir que estoy impresionado y siento curiosidad por saber que ha sucedido— Se le escucha