La señora me sirve café, me encuentro en una pequeña casa acogedora y con muebles antiguos, toma asiento frente a mi y se abriga los brazos con la bufanda. Mira todo el alrededor de la casa y sonríe cálidamente para luego mirarme y espetar

—está casita fue lo único que me quedó de todo lo que mi esposo y yo teníamos, no es al gran cosa pero es mejor que estar en la calle—

Pruebo el café, es delicioso y me acuerda a Isabella ella me mira

—¿como lograste hallarme? desde que felix murió he vivido a escondida hicieron muchas especulaciones acerca de su muerte, algunas tal vez fueron ciertas pero otras no—

—pregunté a algunas personas por usted me dijeron que de vez en cuando iba al cementerio—

—ya veo, Félix y yo no tuvimos hijos así que es mi único amigo me siento por horas y le hablo—

—el sentimiento de una pérdida a de ser terrible—

—lo es muchacho pero cuéntale a esta vieja quien

eres y porque me buscas no pareces ser de aquí—

—no lo soy y seré sincero con usted no la quiero hacer p