«Vámonos».
Las palabras de Kyle se repiten en mi mente demasiadas veces y cuando soy capaz de responder, la voz me tiembla. Soy incapaz de creer lo que está ocurriendo aunque lo tenga en frente.
—No puedes estar hablando en serio.
—¡¿Y qué pretendes hacer?!
—Debemos… debemos llevarla.
—No —ríe como en un acto reflejo para disimular que se está poniendo nervioso—. Escucha, no. Tengo una compañía que dirigir y yo… —lo veo pasarse las manos por el rostro y sé que esta situación lo supera. No es para menos. Yo también me siento impactada y un tanto asustada por esto, pero mi primera reacción no es huir—. Shirley…
—¡¿No estás viendo lo mismo que yo?!
—¡Por supuesto que lo estoy viendo! —grita mientras se lleva las manos a la cabeza—. Mira, tomaremos… eso y lo llevaremos al ¡no, no, no, no, no lo toques!
—¡No voy a dejarla ahí! –me quejo.
—Santo Dios, no sabes si está enferma o… o tiene una bomba dentro.
—¡Es una bebé! –le grito con el ceño fruncido mientras me pongo de pie.
—Sí, en una carretera por donde no pasan muchos vehículos ¿no te parece extraño?
—Sí, pero no hay que ser adivino para saber que la dejaron aquí.
Tomo la caja y se la paso a Kyle mientras empiezo a caminar hacia el auto.
—¿Qu-qué estás haciendo? –cuestiona.
—¿Qué te parece que estoy haciendo? Estoy sacando a esta niña de la orilla de la carretera y de una m*****a caja para llevarla al hospital.
—Shirley –dice, con el pánico asentándose en su rostro cada vez más—. Sabes que yo te apoyo en todo, pero esto… esto puede ser considerado secuestro ¿lo sabías?
—Fue abandonada —digo como si él aún no cayera en la cuenta de ello.
Lo veo pasarse una mano por el rostro y mirar al cielo, como si estuviera en busca de algún tipo de iluminación divina, pero lo único que hay, soy yo. Yo con una bebé en brazos esperando que me abra la puerta de su auto.
—Esto puede salir mal de tantas maneras distintas –murmura mientras se acerca y me abre la puerta.
Entro con cuidado, manteniendo en brazos a la bebé que permanece con sus ojos clavados en los míos. Siento que el corazón empieza a latirme con fuerza y llevo un dedo a su puño cerrado. Ella abre su pequeña mano para sostener mi dedo y, en ese instante, las lágrimas llenan mis ojos. Otra vez.
Soy apenas consciente de la puerta del auto cerrándose y es porque mi amigo me habla.
—En serio no quiero decirte nada –empieza.
—Pero lo vas a hacer de todos modos –susurro, como si cualquier ruido alto pudiera alterar a la bebé.
—No puedes solo… tomar a una persona que encontraste en la calle y… llevártela.
Respiro hondo antes de mirarlo. Él sabe lo mucho que he querido un bebé, desde antes de entrar a la universidad, él incluso aceptó ser el padrino cuando lo tuviera y quizá piensa que la razón por la que no lo tengo es porque no he encontrado pareja. Lo único que puedo suponer es que cree que mi anhelo por ser madre me está nublando el juicio, pero no es el caso.
—Si vieras a un niño de siete u ocho años bajo la lluvia, inseguro de a dónde ir, ¿lo ayudarías?
—Solo… lo llevaría a un lugar seco –masculla.
—Si no quieres llevarme, solo dímelo y me bajo de inmediato.
Lo escucho soltar una maldición, pero arranca el auto y nos internamos de vuelta a la carretera. Pasa poco tiempo antes de que la bebé empiece a incomodarse en mis brazos. Intento cambiarla de postura, hacer sonidos algo graciosos para que se distraiga, pero no puedo hacer nada para evitar que empiece a llorar.
Lanzo un vistazo rápido hacia mi amigo, pero sigue con la mirada clavada en la carretera.
—¿Qué te ocurre? –pregunto en un susurro a la bebé, notando cómo su cara se torna completamente roja.
Cuando ninguna postura que intento funciona, decido quitarle los pequeños pantalones que lleva puestos y revisar su pañal. El mal olor golpea mi nariz con fuerza y aprieto los labios cuando veo su pequeño trasero de bebé totalmente manchado de caca.
—¿Puedes… nos podemos parar en una farmacia a comprar un pañal? –le pregunto a Kyle—. ¿Y tal vez unas cuantas fórmulas para alimentarla?
Lo veo tomar una profunda bocanada de aire y responder manteniendo la mirada en la carretera.
—En serio espero que lo próximo en tu lista sea entregarla a servicios sociales —susurra.
Creo que he hecho muchas cosas estúpidas en mi vida, es decir, cualquier persona ha hecho cosas estúpidas, pero cuando veo a mi mejor amigo salir con una bolsa de pañales, un biberón y algunas fórmulas, por primera vez me siento incómoda con algo que he hecho.—No tenías que comparar tantas cosas –murmuro cuando entra al auto.—Va a necesitar algo que ponerse y que comer cuando la entregues. Es más de lo que algunas personas llevan, pero me parece un mínimo de respeto por un ser humano.Acomodo las cosas en el asiento trasero del auto. He tenido que moverme aquí para empezar a cambiarla. Habría ido yo a comprar todo, pero él no quería quedarse con la niña, así que no tuve más opción que aceptar que él se encargara.—No sé por qué te refieres a ella como adulta –murmuro, intentando iniciar algún tipo de conversación, el que sea.—Porque es una persona. En menor escala, pero persona al fin y al cabo.No está molesto, pero sí un tanto incómodo, así que decido que iniciar una conversación
No le gusta mi respuesta. Lo sé por la manera en que respira hondo y se lleva las manos a las caderas.Siempre me ha apoyado en todas y cada una de las locuras que quisiera cometer, me ha aconsejado desde que lo conozco y ha estado ahí en cada momento que lo he necesitado, por eso entiendo que quiera protegerme de lo que considera una estupidez, pero también debe saber que algunas cosas solo… suceden. Sin importar cuánto aconsejes a alguien al final es esa persona hará lo que le plazca.—¿Estás segura de esto? –pregunta en voz baja, pero levanta las manos antes de que pueda siquiera abrir la boca—. Mejor no me contestes ahora –suspira—. Mañana nos veremos y me dirás… me dirás lo que piensas de esto. Solo piensa la situación y comunícame tu decisión. Sabes que puedes contar conmigo en lo que sea que necesites, ¿verdad?Las lágrimas llegan a mis ojos, pero no me permito derramarlas.—Lo sé, gracias por eso.Da un leve asentimiento y sé que no quiere marcharse, pero tampoco es como que t
Cuando el auto se detiene, siento mis piernas volverse de gelatina. Era mucho más fácil pensar en enfrentarse a la gente del hospital cuando estaba en la seguridad del auto y el hospital no estaba a la vista. Ahora que estamos en el parqueo me quedo mirando la puerta de emergencias como si en cualquier momento fuer a salir alguien y a arrancarme la bebé de mis brazos. —No podemos quedarnos aquí todo el día, hay que entrar —la voz de Kyle me provoca un escalofrío que no puedo ignorar. Todo dentro de mí se encuentra en una lucha espantosa. Sus anteriores palabras entran en mí con brusquedad, como si todo lo malo que quise ignorar mientras sostenía a la bebé, desapareciera. —Tengo miedo –digo en voz baja. —No debes preocuparte. Sí, será duro, pero… —¿Y si no me dejan explicarme? –pregunto abrazando a la bebé más cerca de mi pecho—. ¿Qué pasa si me ven llegar y de inmediato deciden que soy culpable y llaman a la policía y…? Lo siento colocar una mano sobre mi rodilla y de inmediato m
—Tranquila –susurra Kyle a mi lado mientras coloca una mano sobre mi hombro.—Creen… creen que yo…—No importa lo que crean –me interrumpe—. Importa lo que digas y cómo lo digas. Tú y yo sabemos lo que ocurrió y eso es más que suficiente.Cómo quisiera que sus palabras fueran un verdadero alivio. Intento respirar hondo y tranquilizarme. Si algo es cierto, es que no es el primer instinto de nadie permitir que una extraña se quede con un bebé que dijo haberse encontrado en la carretera. Ahora que tengo la mente un poco más despejada —o tan despejada como se puede tener cuando estás en un hospital y a punto de ser enjuiciada por la ley—, es que actué como alguien que acaba de robarse algo y su primer instinto es esconderlo. En este momento no puedo culparlos por pensar mal de mí porque mi conducta no fue precisamente lo que se espera de alguien en mi situación, pero que Dios me libre si tuve alguna otra intensión que no fuera proteger a esa niña.De acuerdo, ahora puede que esté sobre pe
—Una vez más, ¿puede decirme lo que ocurrió?Respiro hondo mientras me preparo para contar la historia por tercera vez. Al principio creí que no me darían la oportunidad de explicarme y que solo me darían una patada en el trasero y me pedirían que no volviera, pero dejan que me explique, mucho.He preguntado dos veces por el estado de la bebé y lo único que son capaces de decirme es que necesitan evaluar bien la situación. Las lágrimas llegan a mis ojos cuando la encargada de servicios sociales se sienta frente a mí y me pide contarle la historia otra vez.En el momento en que me ve llorar, pide que nos dejen solas. Me da un pañuelo que le agradezco e intento tranquilizarme. Señala una esquina de la sala y alcanzo a ver una cámara que, como el cableado está a fuera, parece ser bastante reciente.—Te he estado observando cada vez que repetías la historia —me dice y no estoy muy segura de cómo tomármelo. Extiende su mano por encima de la mesa y me sonríe—. Te creo. ¿Quieres contarme ace
—¿Estás bien? –la pregunta de Kyle me hace sentir mal conmigo misma.—Necesito hablarte de algo serio –digo en voz baja y rápida. Él coloca las manos sobre mis hombros, como si eso lo ayudara a prestarme más atención.—Te escucho.—Cometí una estupidez, no solo por lo que dije, sino que terminé involucrándote, y ahora no estoy muy segura de cómo puedo salir de aquí, pero sí sé que te necesito, y si no puedes ayudarme entonces habré arruinado todo por nada, y de verdad quiero que esto funcione, porque siento que ya me enamoré de…—Shirley –me sostiene por los hombros mientras mantiene la mirada fija en mis ojos—. Necesito que te concentres, no estoy entendiendo nada de lo que estás hablando.Mi cabeza se mueve de arriba abajo. Apenas puedo procesar sus palabras, pero algo en mi subconsciente me dice que debo callarme y pensar. Sus manos se mueven suavemente por mis hombros, recordándome que está aquí, que ambos lo estamos, que en este momento es solo mi mejor amigo, no mi jefe, y que n
Nadie espera una buena noticia después de un «quiero hablar contigo», en especial si se toma en cuenta mi situación, pero echarme a correr en este momento sería sospechoso, así que no tengo más opción que estar quieta y escuchar lo que tenga para decirme.Con la cabeza un poco más fría y después de haber pensado en las palabras de Kyle, soy consciente de que las cosas están un poco sombrías en este momento. Entiendo que a todas luces parece que cometí un crimen, que es fácil creer que he llevado a cabo un secuestro, cuando la verdad es que todas mis intenciones y motivos eran solo salvar a una pequeña que había sido abandonada, pero a la ley no le importan mucho las intenciones.He escuchado demasiadas veces lo que la gente opina de lo que he hecho y sé que es tiempo de dejar de actuar con el corazón y empezar a usar más la cabeza. Pero en este momento, con la mano de Kyle sobre mi hombro, y esta mujer frente a mí, mi corazón toma de nuevo el control, haciéndome creer que un «tenemos
Siete años antes… Me tiemblan las manos mientras tengo la prueba de embarazo entre ellas. La paciencia se me agota a cada minuto que pasa, esperando el resultado el resultado que no llega. Tanner está del otro lado de la puerta. No sé si nervioso a causa del miedo o de la emoción, pero sea como sea, el resultado es algo que puede cambiar nuestras vidas para siempre. Los condones y las pastillas anticonceptivas no son infalibles, y aunque hemos estado teniendo sexo por todo un año sin el menor riesgo a la vista, no significa que este momento nunca pudiera llegar. La minúscula presencia de mi periodo también es algo que me ayudaba a pensar que esto no iría a más, pero por el cómo me he estado sintiendo últimamente… no lo sé, una prueba no le hace daño a nadie. Respiro hondo cuando el temporizador llega a su fin, y con cuidado le doy la vuelta al aparato en mi mano, observando la pantalla en la que… solo hay una línea. No hay bebé. No sé exactamente cómo sentirme, pero me lavo las