Dos semanas antes
Travis
No entiendo por qué permiten que todo el mundo conduzca, estoy seguro de que esta chica ha pagado por su licencia de conducir o se la ha sacado en otro país, porque es realmente desesperante.
Llevo una semana encontrándomela en el mismo semáforo y siempre tiene la música a todo volumen y se le escucha cantar como a una adolescente; el problema es que me desconcentra con su voz chillona.
Se me ocurrió mirarla por mi espejo retrovisor y se la pasa bailando y sin poner freno de mano; por lo que mantengo con el constante temor de que me choque el auto por atrás. Porque, al parecer, no sabe que existe un espacio reglamentario entre un auto y otro y con tanto baile, podría deslizar su pie del freno sin pensarlo y el único que saldría perdiendo sería yo, sobre todo si interrumpe mi rutina y me hace perder tiempo.
Lo que descubrí igualmente es que es realmente hermosa, aunque eso no es importante ni transcendente, tiene un largo cabello castaño rojizo y una piel bronceada, imagino que utiliza tinte en el cabello, como todas las pelirrojas ¡Superficial!
De igual forma y por supuesto, nada relevante, me di cuenta de que al mover su boca cantando, se ve extremadamente sensual y provocativa ¡Maldita niñata!
— Hola Amandine — respondo a la llamada telefónica y espero a que el semáforo cambie. De inmediato, observo a la chica por última vez, lleva su cabello rojizo en una coleta alta y unas grandes gafas de sol, tiene puesto un vestido de verano amarillo claro y los labios pintados de rojo. Estoy seguro de que debe ser una de esas mujeres que viven solas con dos gatos y que pasan el tiempo tomando vino con sus amigas en una terraza en París.
— Cariño, esta noche tenemos una invitación a cenar a casa de los Román, no lo has olvidado ¿Verdad? — El semáforo cambia a verde y dejo de observar a la chica y arranco, me encanta el sonido de mi Porsche, aunque muy pronto recibiré un deportivo de colección, este es mi consentido.
— ¿A qué hora? — No tengo la menor idea del momento en el que Amandine convirtió unos encuentros casuales en una relación sentimental, voy a acompañarla esta noche y luego voy a dejarle claro que no somos pareja, no me interesa estar con nadie seriamente y aunque se lo expliqué antes de empezar a tener sexo con ella, parece hoy debo repetírselo.
— A las ocho, ¿Pasas a recogerme? — Ni loco voy a atravesarme la ciudad, para volver a casa de los Román.
— No voy a alcanzar, nos vemos en casa de los Román — Reviso mi espejo retrovisor antes de frenar en otro semáforo y compruebo que la chica sigue detrás de mí y que se ha vuelto a acercar peligrosamente a mi auto — ¡Maldición!
— ¿Travis? ¿He dicho algo malo? — Definitivamente creo que esta noche voy a terminar todo con Amandine, comienza a desesperarme.
— No hablaba contigo, nos vemos esta noche — Cuelgo la llamada cuando observo que la chica me adelanta y me bloquea el paso hacia la derecha.
— ¡Lo siento! ¡Tengo una reunión urgente! — Escucho que grita con una voz ronca y sensual, para nada parecida a su voz cuando canta.
Su auto se aleja y yo continúo mi camino, ¡como si solo ella tuviera cosas urgentes que hacer!
En la noche, tengo ganas de todo, menos de asistir a una cena con Amandine y sus, en extremo, superficiales y aburridos amigos.
— Travis, querido ¿Cómo estás? — La esposa del señor Román es realmente hermosa y unos veinte años más joven que él y como punto importante, nunca me he sentido cómodo en su presencia.
— Un gusto verla, señora Román — Tomo su mano y ella se acerca y me besa muy cerca de la comisura de mis labios, mientras desciende una de sus manos por mis glúteos. De inmediato me alejo y abrazo a Amandine.
— Señor Román — Lo saludo bastante incómodo con todo lo que acaba de pasar, pero el señor al parecer ni se ha enterado.
La cena es lo más aburridor que puede haber, no tengo la menor idea de cómo hace Amandine para soportar a estas personas. Entre el acoso de la señora Román y la indiferencia de su esposo, no sé cómo han podido permanecer tanto tiempo juntos.
Cuando por fin todo termina y podemos marcharnos, solo puedo pensar en llegar a mi casa y tomar una ducha y descansar, hace mucho calor y ya he soportado bastantes estupideces por un día, así que llevo a Amandine directamente a su casa.
— Querido ¿Te quedas? — Habla idénticamente a la señora Román, ahora comprendo por qué los soporta.
— Amandine, creo que será mejor que dejemos de vernos —Soy directo, no tengo tiempo ni ganas de alargar esto.
Ella me mira con los ojos grandes, abiertos. No entiendo qué le pasa, no soy un hombre que crea en las relaciones serias y ella lo sabía, nunca le mentí.
— ¿He hecho algo mal? — Tamborileo con mis dedos sobre el volante del auto al escuchar su respuesta ¿Acaso es una niña de cinco años?
— Sabes que no soy un hombre de relaciones, te lo dejé claro al principio — No soporto a las mujeres que creen que pueden lograr otra cosa de mí, por eso les explico todo desde el primer día que tengo sexo con ellas.
— Creí que conmigo era diferente, yo …
— No entiendo por qué pensaste eso, no he hecho absolutamente nada que te hiciera suponer algo así — Me empiezo a cansar de esta conversación y de Amandine, sus ojos se llenan de lágrimas y sé que va a hacerme una gran escena.
— Podríamos intentarlo ¿Sabes? Lo pasamos muy bien juntos y no tienes por qué privarte de todo lo que hemos hecho, no te he exigido nada, no voy a exigirte absolutamente nada, Cariño — Abro la puerta y salgo del auto, se acabó, quiero descansar y no voy a perder mi tiempo en este lugar.
— Amandine, sal del auto, por favor — A pesar de que he abierto su puerta y le he ofrecido mi mano como el caballero que soy, ella no sale del auto — Sal, estoy empezando a perder la paciencia — Veo como desciende sus largas piernas para luego golpear mi mano y salir sola.
— ¡Eres un imbécil! — Exclama antes de partir. Eso ya lo sabía, así que no entiendo por qué se hizo ilusiones conmigo.
Llego a mi casa y me ducho y me cambio de ropa, quiero estar cómodo y leer un rato, estos últimos días ha hecho mucho calor, así que salgo a la terraza de mi apartamento.
Soy dueño del ático del edificio y tengo una inmensa terraza en el último piso. Me encanta la adrenalina, por lo que me acerco al borde de la baranda y observo los edificios cercanos, todos más pequeños que el mío. Y sin pensarlo, detengo mi mirada en la imagen de una mujer cuyos reflejos rojos en su cabello han llamado mi atención.
— Increíble, ahora aparte de soportarla en el camino a mi oficina, resulta que es mi vecina — La chica que me genera estrés en el mismo semáforo desde hace algunos días, se encuentra de pie en una gran terraza, tiene una copa de vino tinto en la mano y parece estar concentrada en algo ¿Qué está haciendo?
La observo durante unos minutos y compruebo que está observando detenidamente hacia un lugar, desde donde me encuentro no logro ver lo que observa, pero parece bastante interesante porque no ha parado de mirar y de tomar de su copa, la cual ha vuelto a llenar.
En realidad no tengo la menor idea de por qué la estoy mirando, si diariamente me enfurece con su inconsciencia e irresponsabilidad.
Decido dejar de hacerlo e intento concentrarme en la lectura, puesto que es más importante para mí revisar algunos conceptos sobre la bolsa de valores que estar pendiente de lo que hace la niña rica de papá y mamá, a la que al parecer sus padres le han dado todo lo que desea.
Antes de poder comenzar la lectura, mi teléfono suena y me dirijo al interior del apartamento para buscarlo.— Devereux — Contesto sin fijarme en la persona que llama, necesito dejar de pensar en la pelirroja.— Travis, cariño. He pensado que necesitabas de unas horas para reflexionar sobre nuestra relación, espero que hayas recapacitado — Alejo el teléfono de mi oído y vuelvo a caminar hacia la terraza, impresionado por las palabras de Amandine ¿Esta mujer no tiene orgullo? — Amandine, no necesito reflexionar sobre absolutamente nada, que pases buena noche — Cuelgo de inmediato. Para muchos puedo parecer grosero, pero ya he soportado demasiado y mi paciencia tiene un límite.Vuelvo a la terraza y tomo el libro entre mis manos. Sin embargo, no puedo concentrarme y no logro avanzar ¡Maldita su estampa! Observo como la chica se pone de pie e inclina un poco la cabeza, como si quisiera ver mucho más de cerca lo que sea que esté mirando, o como si quisiera escuchar algo.Con lo que he o
YO EN MODO… ¡TRÁGAME TIERRA!Dos semanas antes— Lila en serio, no tengo tiempo, debo volver a casa — Llevo los últimos cuatro días llegando temprano a casa para poder mirar al hombre misterioso, que se sienta en las noches con una copa y un cigarrillo. Cada día mi curiosidad aumenta mucho más, tanto, que el pasado domingo vagué durante una media hora en mi auto intentando encontrar el edificio en el que vive. Sin embargo, no soy muy buena para ubicarme y terminé abortando la misión al no ver ningún edificio que se le pareciera. Sé que tal vez he empezado a perder la razón, porque ni siquiera el imbécil de Lorenzo ha logrado alterarme como lo hace el hombre del balcón y a esta instancia, me he olvidado de mi venganza contra él. Que haga lo que quiera con su flamante esposa ¡Me tiene sin cuidado! Ayer, mientras observaba detenidamente hacia la casa de mi guapo moreno, por fin lo vi salir unos cuarenta minutos después, cuando había perdido toda la esperanza de verlo. Su cabello sin
— ¿De qué vecino estás hablando? — ¡Ay, no! — De ninguno, no me prestes atención, hablo de un vecino cualquiera, tener sexo con cualquiera — Corrijo rápidamente. — ¿Y no es eso lo que has estado haciendo en los últimos tres años? — Empiezo a toser, siento que voy a morir ahogada en cualquier segundo — Zoa ¿Estás bien? ¿Qué diablos te pasa últimamente? — Las bebidas llegan y yo me tomo la margarita de Lila de un solo trago, dejándola con mi soda con limón. — Lila, no he tenido sexo con nadie después de Lorenzo — Lila abre los ojos desmesuradamente. — ¿Estás hablando en serio? — Pienso en mi vecino y doy por terminada esta velada que hasta el momento es una de las más incómodas de mi vida. — Me tengo que ir — Tomo mi bolso y sin darle tiempo a Lila, me alejo de la mesa. Mientras camino un poco acelerada, por el rabillo del ojo, tengo la impresión de ver al hombre que casi me lesiona el hombro, me dan unas ganas inmensas de volver y golpearlo, pero de inmediato veo a Lila acercándo
Capítulo 4: … SolosYO EN MODO… ¡MUERTA DE CELOS!Dejo la tasa en una mesa y no me detengo a comprobar si él puede verme desde su balcón, entro al interior de mi apartamento y me recuesto contra la puerta‐ventana, cierro los ojos y mientras mi corazón se tranquiliza, las imágenes del vecino y la mujer copulando vuelven a mi mente.Mis manos se mueven inquietas por mi cuerpo y la necesidad de calmar mi deseo se convierte en una prioridad, llevo mis manos a mi centro y las muevo con tal intensidad que cada central nerviosa reacciona. Me imagino en ese balcón, ocupando el lugar de la mujer y con el vecino haciéndome perder el sentido por completo, muevo mis dedos mucho más rápido, mi cabeza golpea contra la puerta-ventana y grito al liberar mi cuerpo de toda la tensión. Abro los ojos y vuelvo a cerrarlos al comprobar que estoy sola, que nadie me acompaña y que posiblemente nunca viviré una experiencia como la de la mujer del balcón.Un pensamiento loco llega hasta mi mente ¿Qué hubiese p
Él y yo siempre hemos tenido un vínculo muy estrecho que nunca pude desarrollar con mi madre, aunque teniendo en cuenta que ella se fue de casa con otro hombre y que crecí con mi padre, visitándola algunos fines de semana, no es de extrañar que lo prefiera a él sobre todas las cosas. — Vale, Lo he entendido. Entonces, tienes una semana para presentar una propuesta, te he dejado toda la información con Lila, revísala bien y si tienes alguna duda, pregúntame — Sonrío a mi padre como un angelito, mientras pienso que una semana es muy poco tiempo para conseguir hacer una buena presentación y que tendré que trabajar horas extras y no veré a mi vecino o lo veré muy poco. — Me voy, entonces. Al parecer tengo mucho trabajo — Hago un gesto militar y comienzo a salir del despacho de mi padre. — ¡Zoa! — Me vuelvo hacia él — Olvidé decirte, que la decisión no la toma solo el señor Devereux y al parecer esperan una presentación perfecta — Vuelvo a hacer un gesto dando a entender que todo está b
TravisHoy no estoy de humor, la bolsa de valores empieza a derrumbarse y los inversores están nerviosos y después de perder el tiempo ayer esperando a la señorita Bellerose, no tengo muchas ganas de aguantar las tonterías de la pelirroja en el semáforo, a pesar de que se ha convertido en mi pasatiempo favorito. Anoche me acosté un poco tarde, intenté descubrir lo que hacía la chica del semáforo contra la puerta ventana de su terraza, entró de un momento a otro, deprisa y a pesar de que siguió vestida y estaba un poco más lejos, podía verla y podría jurar que estaba tocándose. Por lo que no pude dormir pensando en ella y en lo que hubiera dado por observar su cara mientras se daba placer y llegaba al orgasmo. Así que voy tarde y como no, casualmente la pelirroja también y vuelve a pegarse a mi coche, su música a todo volumen comienza a taladrar mi cabeza, soy el primero en el semáforo y como si un duendecito se apoderara de mí, no me muevo cuando este cambia a verde. Porque antes de
Me dirijo a mi habitación y me desvisto rápidamente, me meto en la ducha fría y apoyo mis manos contra la pared, dejando que el agua golpee mi cabeza y descienda por todo mi cuerpo, necesito relajarme, sin embargo, no logro quitarme la imagen de la chica dándose placer ¿En qué o en quien estaría pensando? Estoy seguro de que no era consciente de donde estaba hasta que se levantó avergonzada, lo que quiere decir que no es una exhibicionista.Tengo que dejar de pensar en ella o esto no va a funcionar, la imagen de sus labios entre abiertos y el movimiento de su cuerpo respondiendo al placer que se estaba dando, no permiten que mi cuerpo se relaje. — ¡Joder! — Llevo mi mano a mi pene y cierro los ojos, mientras en mi mente la cara de la chica llena de placer me llevan a tener el orgasmo más rápido de mi vida, es que ni cuando era adolescente me pasó algo así. Observo mi mano sosteniendo mi protuberancia que comienza a volver a su estado natural, mi cuerpo continúa estremeciéndose mient
YO EN MODO... ¡DESESPERADA!En la actualidad— Hola, ¿Cómo se siente? — Escucho el ruido de la sirena y siento que mi cuerpo se encuentra en movimiento, pero estoy segura de que estoy acostada y en una ambulancia. Intento levantarme y el joven bombero, que además está increíblemente guapo, no me permite hacerlo. — Tranquila, llegaremos pronto — Me dice y mi corazón empieza a latir con fuerza. ¿Vamos a un hospital? Odio los hospitales, siempre lo he hecho, es una especie de fobia sin sentido que mis padres nunca se lograron explicar. Aunque yo podría jurar que se debe al hecho de que nunca tuvieran tiempo para llevarme y que el médico siempre viniera a casa, hasta que un día me hice una herida en la rodilla en el colegio y fui llevada al hospital. La experiencia me pareció tan horrible que siempre siento mucha ansiedad y palpitaciones cuando debo ir a uno. — Estoy bien, quiero irme a casa, por favor no me lleve a un hospital — Le digo un poco desesperada al chico bombero.— Se ha d