Capítulo 4: … SolosYO EN MODO… ¡MUERTA DE CELOS!Dejo la tasa en una mesa y no me detengo a comprobar si él puede verme desde su balcón, entro al interior de mi apartamento y me recuesto contra la puerta‐ventana, cierro los ojos y mientras mi corazón se tranquiliza, las imágenes del vecino y la mujer copulando vuelven a mi mente.Mis manos se mueven inquietas por mi cuerpo y la necesidad de calmar mi deseo se convierte en una prioridad, llevo mis manos a mi centro y las muevo con tal intensidad que cada central nerviosa reacciona. Me imagino en ese balcón, ocupando el lugar de la mujer y con el vecino haciéndome perder el sentido por completo, muevo mis dedos mucho más rápido, mi cabeza golpea contra la puerta-ventana y grito al liberar mi cuerpo de toda la tensión. Abro los ojos y vuelvo a cerrarlos al comprobar que estoy sola, que nadie me acompaña y que posiblemente nunca viviré una experiencia como la de la mujer del balcón.Un pensamiento loco llega hasta mi mente ¿Qué hubiese p
Él y yo siempre hemos tenido un vínculo muy estrecho que nunca pude desarrollar con mi madre, aunque teniendo en cuenta que ella se fue de casa con otro hombre y que crecí con mi padre, visitándola algunos fines de semana, no es de extrañar que lo prefiera a él sobre todas las cosas. — Vale, Lo he entendido. Entonces, tienes una semana para presentar una propuesta, te he dejado toda la información con Lila, revísala bien y si tienes alguna duda, pregúntame — Sonrío a mi padre como un angelito, mientras pienso que una semana es muy poco tiempo para conseguir hacer una buena presentación y que tendré que trabajar horas extras y no veré a mi vecino o lo veré muy poco. — Me voy, entonces. Al parecer tengo mucho trabajo — Hago un gesto militar y comienzo a salir del despacho de mi padre. — ¡Zoa! — Me vuelvo hacia él — Olvidé decirte, que la decisión no la toma solo el señor Devereux y al parecer esperan una presentación perfecta — Vuelvo a hacer un gesto dando a entender que todo está b
TravisHoy no estoy de humor, la bolsa de valores empieza a derrumbarse y los inversores están nerviosos y después de perder el tiempo ayer esperando a la señorita Bellerose, no tengo muchas ganas de aguantar las tonterías de la pelirroja en el semáforo, a pesar de que se ha convertido en mi pasatiempo favorito. Anoche me acosté un poco tarde, intenté descubrir lo que hacía la chica del semáforo contra la puerta ventana de su terraza, entró de un momento a otro, deprisa y a pesar de que siguió vestida y estaba un poco más lejos, podía verla y podría jurar que estaba tocándose. Por lo que no pude dormir pensando en ella y en lo que hubiera dado por observar su cara mientras se daba placer y llegaba al orgasmo. Así que voy tarde y como no, casualmente la pelirroja también y vuelve a pegarse a mi coche, su música a todo volumen comienza a taladrar mi cabeza, soy el primero en el semáforo y como si un duendecito se apoderara de mí, no me muevo cuando este cambia a verde. Porque antes de
Me dirijo a mi habitación y me desvisto rápidamente, me meto en la ducha fría y apoyo mis manos contra la pared, dejando que el agua golpee mi cabeza y descienda por todo mi cuerpo, necesito relajarme, sin embargo, no logro quitarme la imagen de la chica dándose placer ¿En qué o en quien estaría pensando? Estoy seguro de que no era consciente de donde estaba hasta que se levantó avergonzada, lo que quiere decir que no es una exhibicionista.Tengo que dejar de pensar en ella o esto no va a funcionar, la imagen de sus labios entre abiertos y el movimiento de su cuerpo respondiendo al placer que se estaba dando, no permiten que mi cuerpo se relaje. — ¡Joder! — Llevo mi mano a mi pene y cierro los ojos, mientras en mi mente la cara de la chica llena de placer me llevan a tener el orgasmo más rápido de mi vida, es que ni cuando era adolescente me pasó algo así. Observo mi mano sosteniendo mi protuberancia que comienza a volver a su estado natural, mi cuerpo continúa estremeciéndose mient
YO EN MODO... ¡DESESPERADA!En la actualidad— Hola, ¿Cómo se siente? — Escucho el ruido de la sirena y siento que mi cuerpo se encuentra en movimiento, pero estoy segura de que estoy acostada y en una ambulancia. Intento levantarme y el joven bombero, que además está increíblemente guapo, no me permite hacerlo. — Tranquila, llegaremos pronto — Me dice y mi corazón empieza a latir con fuerza. ¿Vamos a un hospital? Odio los hospitales, siempre lo he hecho, es una especie de fobia sin sentido que mis padres nunca se lograron explicar. Aunque yo podría jurar que se debe al hecho de que nunca tuvieran tiempo para llevarme y que el médico siempre viniera a casa, hasta que un día me hice una herida en la rodilla en el colegio y fui llevada al hospital. La experiencia me pareció tan horrible que siempre siento mucha ansiedad y palpitaciones cuando debo ir a uno. — Estoy bien, quiero irme a casa, por favor no me lleve a un hospital — Le digo un poco desesperada al chico bombero.— Se ha d
Me ha empezado a doler la cabeza de solo verla, aunque estoy segura de que pronto no estará más en la vida de mi vecino, porque lo máximo que lo he visto con la misma mujer, ha sido dos veces.— Es difícil cuando no puedes cumplir con los estándares de alguien ¿Verdad? — Me quedo mirando al idiota del rubio ¿Cómo se le ocurre decirme eso? — Dame el documento — Le digo con los dientes apretados, tomo el documento que me entrega, observo el croquis que han hecho del accidente y mis ojos se concentran en los datos del tercer implicado en el accidente.— Aramis Lennox — Susurro ¡Qué nombre tan hermoso y masculino!— Vale, firma el documento y lárgate, ya me has hecho perder bastante tiempo, niña rica — Levanto mi mirada cargada de furia e indignación ¿Quién se cree este imbécil para tratarme de esta manera?— Un momento, imbécil. No entiendo por qué te has quedado y has perdido tu tiempo, cuando estoy segurísima de que puedes pagar los arreglos de tu auto y hasta comprarte uno nuevo con
YO EN MODO… ¡VOY A MATARLO!Leo el mensaje de Lila y miro mi reloj, no hay nada más que hacer, mi padre va a despedirme, eso sería muy gracioso, ya me imagino los titulares de las revistas financieras: «La heredera del imperio publicitario Bellerose ha sido despedida por su padre, después de ser responsable de la perdida de una cuenta, al parecer, muy importante»— Señorita, hemos llegado — Salgo de mis cavilaciones al escuchar al taxista, pago y me dirijo a mi zona de tortura, estoy segura de que mi padre va a matarme. — Zoa, gracias a Dios que estás aquí, porque tu padre está que hecha chispas — Miro a Lila y me giro hacia una de las paredes de mi escritorio y empiezo a golpear mi cabeza contra esta — ¿Pero qué haces loca? — Me detengo abruptamente. — Lila, te estás pasando — Susurro y me llevo la mano a la frente, duele bastante, casi igual a como me ha dolido mi corazoncito mientras veía a mi Aramis irse en los bra
— ¿Qué? Tienes que escucharme, no puedes firmar con ellos, me has traído para qué te aconsejará, pues he aquí mi puto consejo, no puedes trabajar con esta mujer, sé que te encantan las caras bonitas, pero eso no es suficiente — Esto es increíble, el muy idiota ahora está insultándome olímpicamente. — Por lo menos no soy rubia — respondo llena de ira. — Por supuesto, niñata, que tendrías que ser una chica prepotente, insultas a las mujeres — ¡Voy a matarlo!— Lo de rubia lo he dicho por ti, imbécil, — Lo empujo con fuerza — No necesito de tu opinión o tu aprobación para demostrar lo buena que soy en mi trabajo — Me vuelvo hacia mi padre, pero antes de que pueda hablar, siento como una mano tira de mi brazo. — No vas a faltarme al respeto de esta manera, niñata — Nuestros cuerpos se aproximan y siento unas ganas inmensas de besarlo, ¿Qué me pasa?Siento como desliza suavemente su mano por mi espalda, hasta detenerse en mi cintura. Mi corazón late con fuerza y de un momento a otro, mi