— Shh, calla nena que Thiago está atrás de ti — Respondió finalmente Lucía, después de tirarse una carcajada — ¿Queeeeeeeeeeeeeeee? Grité asombrada mientras giraba mi cabeza en dirección a la parte trasera de la camilla que estaba completamente separada de la pared Ver mis ojos frente a los suyos, tenerlo cerca, fue increíble, sentí como mi sangre se calentaba y erizaba mi piel, no tenía ni la menor idea de qué estaba pasando, ni cómo Thiago había llegado hasta ahí, pues no recordaba nada desde el momento en que le había contestado a Lucía, pero estaba a mi lado, como el salvador que había sido siempre, un poco más delgado, pero igual de guapo que siempre, con su vestimenta perfectamente combinada, y su sonrisa igual que la mía, expresando asombro y alegría. No tenía ni la mayor idea de cómo Thiago había llegado hasta ahí, sentí la sangre caliente y los pies helados, realmente él estaba a mi lado, y fue como comprobar que sí éramos especial para él. No pude ocultar mi sonrisa, fu
— ¿Este idiota te hizo algo malo? — Preguntó después de concluir el abrazo, Lucía me abrazó, al igual que yo estaba sorprendida, y sabía que si no me sujetaba iba a hacer una locura, pero no tenía ánimos de pelear, aunque me sentía completamente burlada por haber creído en Diego, así que solo pude contestar sin ninguna gesticulación — No me hizo nada malo, solo pensé que en verdad era mi amigo — Vi como la sonrisa de ambos se borraba ante mi respuesta, Diego estaba comprendiendo perfectamente lo mucho que me dolía su engaño, pues en poco tiempo había aprendido a quererlo — Solo necesitaba protegerte — Aseguró Thiago quien también comprendió lo mucho que me estaba doliendo su mentira — Acaso tú creíste que iba a mandarte hasta aquí sin ningún amparo, yo solo quería alejarte de la prensa — No era necesario mentir, Thiago, no sabes cuánto agradecí a la vida porque pensé que había encontrado un amigo igual de bueno que James — Eres un gilipollas — Añadió Lucía quien también estab
Thiago no fue capaz de responder nada, y el silencio empezaba a incomodarme — ¿A dónde vamos? — Pregunté olvidándome del asunto con Esmeralda, pues ya no habíamos tardado demasiado y el camino a la universidad era cercano a la clínica por lo cual dudé si en realidad nos dirigíamos ahí o a otro lugar — A casa — Habló Thiago finalmente — No te estoy entendiendo — Alegué confundida — Que he conseguido una casa para ti, Lisa, no puedes continuar viviendo en el internado, necesitas mejores condiciones — Explicó con certeza, claro porque conocía muy bien cómo estaba, pues Diego le pasaba toda información al respecto — Estás loco, me encuentro perfectamente bien donde estoy — Mentí para mantener en alto mi dignidad — Sí, sí, estoy loco, pero no permitiré que sigas padeciendo en ese lugar — Afirmó— ¿Y quién va a pagar ese alquiler? ¿Lo hará Eduardo Ferrufino? el que se supone que me dio la beca para estudiar aquí — Pregunté con ironía reflexionando en que todo había sido planeado p
— Thiago, estás seguro de las cosas que dices, hay tantas mujeres que podrías tener a tus pies y justo vienes aquí a buscar a una pobre mujer embarazada — afirmé sintiéndome insegura, pues no estaba muy a gusto con mi apariencia física y sé que Thiago solo se había metido con mujeres bellas y esbeltas — Pues yo solo quiero a esa pobre mujer embarazada, solo necesito sus ojos y su sinceridad, por favor Lisa, quédate conmigo, di que me amas como escribiste en ese mensaje, dímelo al oído y acéptame en tu vida, que siento que tú eres la única que puede dirigirla, anda abrázame — Contestó mientras se levantaba, sus palabras resonaron melódicas en mi oído, todo lo dijo entre susurros y suspiros, como una súplica a la que era difícil negarse No pude resistirme a sus peticiones, saber que Esmeralda estaba con alguien más me afirmaba que ya no me odiaría si me quedaba con Thiago, además si lo del divorcio era verdadero eso me quitaba un gran peso de encima, podía aventurarme a lo que fue
— Y qué hay de la sociedad — Pregunté irónica, sabiendo que en un mundo como el suyo yo no cabía, y luego de pensar en lo que podría pasar y decir la gente distinguida que lo conocía No me importa la sociedad, después de divorciarme no habrá nada que temer — Explicó finalmente pronunciando la palabra divorcio, con dificultad, escuchar eso me dio un poco de alivio, pero seguía sintiendo miedo, sobre todo porque sé que ahora no solo era yo quien importaba; llevaba un niño en mi vientre y necesitaba responsabilizarme de él también. — ¿Y cuánto tiempo estaremos aquí? Deseo tener mi hijo en México — Aclaré temerosa, pues ya tenía seis meses, y tres que faltaban se iban en un suspiro — Ya lo arreglaremos, por ahora debes terminar el curso, necesito que seas siempre la fotógrafa de la agencia — contestó alegre— Cuenta con eso — Dije a media voz— ¿Lisa, no estás feliz? — Preguntó quizá porque la tensión no se me quitaba y eso era completamente notorio a su vista — Sí lo estoy, es solo
Hacer el amor y hablar nos estaba haciendo mucho bien, pero había otras cosas que desconocíamos uno del otro, pues para nosotros enamorarnos había sido un juego de casualidades, y de situaciones complicadas que lograron que nuestros caminos se juntaran. — ¿Y tu postre favorito? — Pregunté al darme cuenta de que no sabía muchas cosas de él y que tendría que hacer algo para su cumpleaños — Cualquiera que sea de chocolate ¿Y el tuyo? — Dijo tocándome el cabello — chiscake de maracuyá — Respondí mientras me vestía la ropa apenas y me quedaba, había estado sobreviviendo con algunas camisas flojas y licras que había traído desde México. — A mí el maracuyá me enferma, me provoca un bajón de presión que podría matarme — Contó, yo sonreí al descubrir cosas tan insignificantes y a la vez importantes, sobre él. — Bueno, al menos no tendré que compartir contigo — Dije irónica mientras me reía y buscaba un lugar para sentarme, pues lo suave de la cama me provocaba dolor en la espalda y resul
Era como si de pronto Thiago me demostrara que me estaba ocultando algo, y la felicidad entonces se me convertía en amargura, en dudas, en culpas.— Quédate aquí, si no regreso a la media noche, por favor no me esperes, mañana vendrá el mismo conductor para llevarte a la universidad, comida hay en suficiente en la cocina, he dejado todo preparado para ti, no te hará falta nada, no te preocupes, no me llames, no podré atenderte — Orientó con su voz cansada por la agitación que había provocado vestirse así de rápido, sin siquiera darme un beso o un abrazo de despedida — Pero Thiago... — Logré decir mientras lo miré atravesar la puerta de la habitación, no tuve fuerzas para perseguirlo y caminar tras él, sentí un dolor en el pecho, como si las cosas con él fueran demasiado efímeras para comprenderlas. — Solo por favor no abras la puerta a nadie que no sea mi chofer, observa a través de las ventanas antes de abrir — Advirtió sin voltear a mirarme como si lo que pasaba era demasiado urge
— Pues mira, querida, que yo a ti no puedo mentirte por más que quiera e intente, de verdad que no, tú eres muy lista — Afirmó mientras me halaba del brazo en busca de un lugar más seguro, Clara Lucía temblaba de miedo, observando atrás de ella como si supiera que alguien podría perseguirla. — Dime ya que sucede — Dije frustrada mientras la dirigía nuevamente a la habitación, había podido conocer a Clara Lucía, y sabía bien que cualquier cosa que diría era real, que no mentía, pero lo que más necesitaba era calma, pues no podía permitirme un problema emocional mayor que afectara el bienestar de mi hijo, respiré profundo, dispuesta a escucharla, sabía que nada bueno iba a decirme. — Es que según he averiguado con Diego, después de tu llamada, que...Logró decir Clara Lucía mientras nos interrumpió un sonido, tocaban la puerta con fuerza, como si algo malo estuviera sucediendo afuera. — !Clara, abre la puerta, rápido! — !Amor, por favor abran ya rápido! — Gritó Diego desde afuera,