Hacer el amor y hablar nos estaba haciendo mucho bien, pero había otras cosas que desconocíamos uno del otro, pues para nosotros enamorarnos había sido un juego de casualidades, y de situaciones complicadas que lograron que nuestros caminos se juntaran. — ¿Y tu postre favorito? — Pregunté al darme cuenta de que no sabía muchas cosas de él y que tendría que hacer algo para su cumpleaños — Cualquiera que sea de chocolate ¿Y el tuyo? — Dijo tocándome el cabello — chiscake de maracuyá — Respondí mientras me vestía la ropa apenas y me quedaba, había estado sobreviviendo con algunas camisas flojas y licras que había traído desde México. — A mí el maracuyá me enferma, me provoca un bajón de presión que podría matarme — Contó, yo sonreí al descubrir cosas tan insignificantes y a la vez importantes, sobre él. — Bueno, al menos no tendré que compartir contigo — Dije irónica mientras me reía y buscaba un lugar para sentarme, pues lo suave de la cama me provocaba dolor en la espalda y resul
Era como si de pronto Thiago me demostrara que me estaba ocultando algo, y la felicidad entonces se me convertía en amargura, en dudas, en culpas.— Quédate aquí, si no regreso a la media noche, por favor no me esperes, mañana vendrá el mismo conductor para llevarte a la universidad, comida hay en suficiente en la cocina, he dejado todo preparado para ti, no te hará falta nada, no te preocupes, no me llames, no podré atenderte — Orientó con su voz cansada por la agitación que había provocado vestirse así de rápido, sin siquiera darme un beso o un abrazo de despedida — Pero Thiago... — Logré decir mientras lo miré atravesar la puerta de la habitación, no tuve fuerzas para perseguirlo y caminar tras él, sentí un dolor en el pecho, como si las cosas con él fueran demasiado efímeras para comprenderlas. — Solo por favor no abras la puerta a nadie que no sea mi chofer, observa a través de las ventanas antes de abrir — Advirtió sin voltear a mirarme como si lo que pasaba era demasiado urge
— Pues mira, querida, que yo a ti no puedo mentirte por más que quiera e intente, de verdad que no, tú eres muy lista — Afirmó mientras me halaba del brazo en busca de un lugar más seguro, Clara Lucía temblaba de miedo, observando atrás de ella como si supiera que alguien podría perseguirla. — Dime ya que sucede — Dije frustrada mientras la dirigía nuevamente a la habitación, había podido conocer a Clara Lucía, y sabía bien que cualquier cosa que diría era real, que no mentía, pero lo que más necesitaba era calma, pues no podía permitirme un problema emocional mayor que afectara el bienestar de mi hijo, respiré profundo, dispuesta a escucharla, sabía que nada bueno iba a decirme. — Es que según he averiguado con Diego, después de tu llamada, que...Logró decir Clara Lucía mientras nos interrumpió un sonido, tocaban la puerta con fuerza, como si algo malo estuviera sucediendo afuera. — !Clara, abre la puerta, rápido! — !Amor, por favor abran ya rápido! — Gritó Diego desde afuera,
La angustia me sobrepasaba la consciencia, por un lado pensar todo lo malo respecto a Thiago me dolía, pero verme en esa habitación, después de huir me hacía retroceder y de nuevo pensar en lo que le estaba sucediendo. Posiblemente, me dormí hasta ya entrada la madrugada, no porque dejara de pensar, sino por el cansancio, la cama era demasiado suave y mi espalda dolía horriblemente, Diego y Clara, en cambio durmieron felices, y sentí dolor, por no estar en las mismas condiciones que ellos, una envidia que me carcomía el alma. Tras que entró un rayito de sol a la habitación me levanté, ellos permanecían dormidos, abrazados, los observé y solo pude tocar mi vientre que era la única compañía que me quedaba, el hotel proporcionó desayuno, me comí todo, la ansiedad me consumía, quizá por el ruido que emití logré despertar a Clara Lucía quien a lo inmediato se vistió y se acercó a mí, con sutileza, con pena por no decirme la verdad, por ser cómplice de Diego y tenerme ahí en plena zozobra.
Sentí que mi boca se puso seca, pero no comprendía bien, si Esmeralda estaba en México no podía hacerme daño, así que, qué sentido tenía estar escapando en un país tan lejano al mío. — ¿Y Thiago dónde está? — Pregunté absorta como si lo que acababan de decir no era algo grave — ¿Qué tiene que ver esto con la llamada? Acaso Thiago lo sabía y por eso vino a verme, no entiendo — Dije levantándome nuevamente del pequeño asiento y empecé a caminar como idiota por toda la habitación, esta vez era yo quien se comía las uñas por la ansiedad — En México, nena — Me respondió Clara Lucía y Diego la interrumpió para responder mi otra pregunta — Lisa, Esmeralda sabe bien que estás aquí, y ayer al darse cuenta que Thiago había viajado no soportó más la rabia, Thiago sabía que si su abogado lo llamaba es porque algo malo ocurría, pues él le indicó que se comunicaran únicamente por mensajes para no levantar sospechas, tú sabes, que siempre la gente escucha todo — Explicó Diego — ¿ Y tras salir de
Sin embargo continué preguntando — ¿Y tú cómo puedes saber eso? Si Thiago es más misterio que hombre — Inquirí curiosa por saber qué tipo de relación tenían ellos para que Thiago le confiara mi seguridad — Mi madre era la empleada de la suya, y ella nos ayudó económicamente para que yo pudiera recibir una buena educación, viví en esa casa desde que era un niño, por lo cual nos hicimos buenos amigos, ahora ya adultos, él me buscó para que le ayudara en este caso, pues sabe que jamás voy a fallarle, así que estoy al tanto de toda la situación no solo como detective sino por la confianza que ambos tenemos — Explicó Diego, sin mostrar su papel de detective, sino como el buen amigo universitario que había fingido ser cuando nos conocimos Su historia me pareció conmovedora, al parecer después de todo, las familias millonarias no eran tan malas como uno podía suponer — ¿Y tú estuviste cuando se casó con Esmeralda? Según afirma Thiago, era muy joven, quizá todavía vivías ahí — Indagué más
Cuando Diego salió de la habitación, intenté seguirlo, estaba segura que quien le llamaba era Thiago, él sabía esconderse bien como lo había hecho antes de que yo supiera que estaban aliados. — No vayas, Lisa, Joder entiende — Gritó Clara tras que me levanté, pero me impidió la pasada — Tú lo defiendes porque es tu novio, pero no quiero más engaños, Clara Lucía, no más, necesito hablar con Thiago — Supliqué — Cuando sea el momento hablarás con él, por ahora deja que Diego hable con él y luego te comunique lo que está sucediendo — dijo Clara para apaciguar mis súplicas— !No puedo más con esto, Clara Lucía, no puedo más! — Dije mientras regresaba nuevamente a la cama, como una niña regañada, haciéndole caso a mi amiga — Eso, nena, recuéstate, y reposa que cada vez que gritas siento como si ese bebé fuese a salir de tu vientre, eres demasiado iracunda, Lisa, muy obstinada — Rezongó Lucía quizá cansada por mi actitud de niña malcriada que no entiende, en realidad yo era así como ell
— Lisa, Lisa — repitió mi nombre una y otra vez, pero ya no sabía si el dolor del alma era igual o peor al físico— Aquí estoy, solo intento no pensar, y creer fielmente que mi hijo nacerá en el tiempo asignado, que nada malo va a pasar — referí para no preocupar más a Clara— Estás demasiado pálida, en verdad crees aguantar, o llamo a alguien que nos ayude — dijo ella preocupada— No, no llames a nadie, sé que aún puedo aguantar, sé que no nacerá ahora, sé que no va a morir, algo dentro de mi conciencia de madre me lo confirma — contesté y llamarme madre me conmovió, era la primera vez que lo asumía con tanta fe— Y a Thiago — murmuró — Thiago, mi buen Thiago, a como te decía, él fue pieza fundamental para que yo desistiera de la idea de abortar, es una de las cosas por las cuales le quiero como alguien completamente especial, digo querer porque no sé si se puede amar así de rápido, pero sus acciones conmigo han sido demasiado buenas, que me obligan a perdonarle todas estas tontería