Días de confusión son los que pasa Einar al no saber que es lo que está pasando con su comportamiento. Antes creía que sus amigos y su ángel solo lo querían volver loco, pero esa bañera con pétalos de rosas, la botella de champán y los restos de fresas con chocolate le dicen otras casas. ¿Será posible que él sea tan amoroso como todos dicen? ¿Es posible que realmente esté olvidando todo lo bueno que hace con Engla? ¿Acaso está tan enamorado como Nancy y Roy se lo dicen? Pero ¿Es acaso posible olvidar cosas incluso segundos después de hacerlas? Sacudiendo la cabeza intentó despejar su mente. Tanto pensar lo está volviendo loco. Engla, por otro lado, es la mujer más feliz del mundo. Su demonio la trata como a una reina, es más amoroso que antes, es detallista y Dios, está más brutal en la cama. Si bien Einar es bastante complicado, ella sabe perfectamente cómo dominar a esa bestia fría y cruel como todos dicen. —Oye. —Engla entró al despacho de apariencia tenebrosa por los colores o
—Pero él estará en casa muy temprano, y sabes que lo está haciendo para asegurarse de que no nos vayamos. —Y justo por eso vamos a dormirlo. —Nancy abrió los ojos con asombro. —Cuando recién llegué él me daba una píldora y con eso me dormía. Con el tiempo pude ver el envase y el nombre, así que compraremos eso. —Nancy no da crédito a lo que estaba escuchando, sin duda es una locura total, pero, por otro lado, significa una noche libre. —¿Cómo se supone que vamos a comprar eso? Estoy completamente segura de que se vende bajo receta. —Engla que ya sabía tendría ayuda, solo se encogió de hombros. —Ya veremos cómo haremos, por ahora vamos por un helado. —Antes de poder dar un paso, Lain McLeod se atravesó en el camino de las chicas. Los guardas espaldas rápidamente lo mantuvieron al margen. —No estamos para tus estupideces, Lain. —Ladró Nancy. —No olvides lo que Einar te dijo en la gala, apártate de su mujer o no soportarás la ira de ese hombre. —Lain ladeó su sonrisa. —Al igual que
Einar los miró a cada uno dejando su confusión de manera interna, los chicos también le miraron y todos supieron cómo se sentía. Su gesto indescriptible a ellos no los engaña. —Sabes que te está pasando algo y eso se vuelve cada vez más confuso para ti. —Roy suspiró. —Tienes que escucharnos, por tu bien y el de Engla. —Einar se puso más serio. —¿De qué están hablando? —Miró a su amigo a los ojos con seriedad. —Ustedes lo han dicho, no me gusta que se metan en mis asuntos. A mí no me pasa nada, ¿Qué les hace pensar eso? —Tony sonrió por su cinismo. —Colega, has actuado frente a nosotros como un hombre distinto con tu prometida y después actúas como si nada hubiera pasado. Si me lo preguntas a mí, diría que tienes múltiples personalidades. —Einar frunció el ceño, ¿También ellos? —Yo he estado en tu lugar. —Anderson tomó la palabra. —Hacemos cosas de manera inconsciente y cuando volvemos a la realidad es como si no hubieran pasado. —Le sostuvo la mirada. —Por resistirme a escuchar lo
—¿Es cierto que usted se metió en la relación de Lady Bellavel y el señor Dankworth? —Engla permaneció congelada toda la distancia tratando de procesar esas preguntas. —¿Acaso es usted una masoquista que permite ver a su prometido con otras mujeres? —Leviatán con un gesto de mano dio la orden para que los retiraran del lugar y los dejaran en paz. —No se muevan de aquí. —Nancy abrazó a Engla y miró a Leviatán internándose en el sitio. —¿Quién ha dejado entrar a la prensa? —Preguntó en cuanto cruzó la puerta que separa la cocina con el local. —Disculpe señor, usted no puede estar aquí. —Una mujer rubia se paró frente a él. —Soy la supervisora a cargo, ya sabemos cómo es la prensa en estos días, invaden todos los lugares sin importar que sean privados. —Leviatán la miró a los ojos y supo que ella tenía mucho que ver. —Ellos no rompen las reglas si el sitio es uno tan exclusivo como este, claro, al menos de que le hayan dado el permiso. —Ladeó la sonrisa por el gesto de la mujer. —Grac
—No, no hagas esto. —Nancy lo detuvo por el brazo. —No puedes irte, no ahora que podemos hablar las cosas. —Roy la miró colérico, prefiere irse antes de explotar y lastimarla con sus palabras o su tono de voz. —Déjame ir, Nancy, por favor. —Tiró de su brazo para soltarse, pero Nancy no desistió. Si lo deja ir sabe que puede hacer una locura y no puede permitir aquello. —Lain estaba molestando nuevamente. —Inició a contarle lo sucedido. —Ya se estaba poniendo violento y entonces Leviatán llegó y lo puso en su lugar. —Nancy se paró frente a él, necesita mirar sus ojos para tratar de calmarlo. —Sabes como es Engla y la verdad es que yo también quería agradecerle. El hombre nos escoltó, Roy... si él no hubiera estado los paparazzi no nos hubieran dejado en paz. —Roy tensó su cuerpo por completo. Está odiand0 llevar su relación en secreto. —Mis hombres podían ayudarlas. —Solo eran seis. —Le recordó. —Los paparazzi los superaban en número. Los hombres de Leviatán los sacaron a la fuerza
—Ufff, ni que lo digas. —Jadebeth sonrió. —Nosotras también estamos escapadas. —Les guiñó. —¿Qué dicen de iniciar la noche? —Con un gesto de mano pidió una ronda de vodka. —Oh... yo no bebo alcohol, jamás lo he probado en mi vida. —Las chicas miraron a Engla con asombro. —Sep, yo lo he intentado y no lo pasa. —Nancy se encogió de hombros. —Oh, no te preocupes, cariño. —Elske se levantó. —Iré a buscarte una bebida sin alcohol. —Agrandando su sonrisa caminó hasta llegar a la barra. —Eh guapo. —Llamó a un barman. —Dame una mimosa con alcohol por favor. —Giró y saludó a las chicas. Todas comprendieron lo que estaba haciendo menos Engla. —No puedo creer que ustedes hagan esto siempre. —La emoción en la voz de Engla las hizo reír. —¿Es primera vez que vienen a un bar? —Nancy con un poco de vergüenza asintió. —A Einar no le gusta que salgamos de casa. —Sonrió levemente. —¿Qué hacen estas preciosas chicas tan solas? —Un chico vestido de traje se acercó a ellas. Todas voltearon a verlo,
“—Hoy quiero devorarte. —Su mirada depravada y su voz erótica lo sedujo al instante. —Te he dicho que no me gusta cuando te comportas así. —Trató de ser fuerte y resistir esa tentación. —No por qué me digas ángel, significa que lo sea. —La sonrisa de Engla se ladeó dándole un toque superior. —Te deseo Einar, te deseo tanto que no puedo ocultar tu creación. Tú me hiciste desearte, tú me volviste adicta a ti, al sexo contigo. Tú hiciste de mí esto que soy. —La oscuridad en sus ojos por alguna razón lo erizó. Ella no debería ser tan descarada, le gusta eso, pero debería ser así porque él finalmente ha vuelto sumiso ese carácter tan fuerte que tiene y no porque haya creado a un monstruo. —Joder... —Gruñó cuando sintió su erección atrapada en su boca recibiendo una leve mordida. —¿Te gusta? —Lo volvió a mirar a los ojos. —Espero que sí, ahora experimentaré con otros hombres. —El ambiente cambió repentinamente. Einar quiso sentarse al escucharla decirle eso, pero las ataduras en sus man
—Sí Engla, a trabajar en mis autos. —La miró con dureza. —¿Qué? ¿Crees que solo sé llevar una empresa y sembrar miedo en las personas? Sé hacer muchas cosas Engla, muchas cosas que ni en tus sueños pensarías. —Engla lo vio caminar más rápido, su cuerpo se congeló al instante. Ella sabe que él puede hacer muchas cosas, pero esta vez, solo esta vez desea que no sepa hacer algo. —Einar irá al garaje a trabajar en sus autos. —Entró corriendo al baño de Nancy. —¿Por qué tan asustada? Einar sabe hacer muchas cosas aunque no lo demuestre. —Nancy no le tomó importancia a la preocupación de su amiga. —Nancy, ¡Estropeamos un auto y por lo que tú me has dicho es su favorito! —Nancy abrió la puerta de la ducha y asomó la cabeza. —¿Por qué no lo evitaste? ¡Nos va a matar! —Nancy salió enjabonada de la ducha para ponerse algo de ropa y huir lo más lejos posible. —Cámbiate de ropa, le diré a Roy que nos saque de aquí, ¡Ve Engla! —Gritó nerviosa. Mientras las chicas se cambian de ropa lo más ráp