―... Entonces, esta clase de blusas te servirán para cualquier clase de trabajo que encuentres… Desde vendedora, hasta asistente ejecutiva… Son una excelente opción… ―me explicaba Ricardo, cuando Vanya se dirigió a mí y me ayudó con unas prendas que tenía en mis brazos.―Mira Ricardo, la pobre ya está cargando mucha ropa… ¿Por qué no vamos a medirte todo esto? ―sugirió Vanya, llevándome del brazo.―¿Qué dices? ¡Ah, sí! Debe medírselo… Vayan, vayan… Y toma, toma, también quiero que te pruebes esta falda y esta blusa… ―señaló Ricardo, siguiéndonos, y me entregó más ropa.―Bien, ¡vamos! ¡Déjame ayudarte! ―dijo Vanya, ayudándome también con eso.―¡Gracias! ―dije y asentí a ambos. Ricardo nos siguió, porque aún en la compañía de Vanya, él actuaba como mi guardaespaldas. Pero Christopher lo detuvo, sosteniéndolo del hombro. Ricardo volteó a mirarlo y lo ignoró y siguió buscando ropa para mí. Christopher fue tras él y buscó la forma de dirigirse a Ricardo sin armar un pleito.―Ricardo,
―No entiendo… A solas, ¿dónde? y ¿por qué no? ―pregunté confundida, porque en realidad no capté el sentido en que Vanya lo decía.―Pues, verás… Él es muy astuto... Él buscará la forma de estar a solas contigo a como dé lugar, en cualquier lugar privado, para… Ya sabes… Y ¡no lo dejes! ¡Aunque sean novios! Al menos sal con él un par de meses, conócelo bien… ¿entiendes? No lo dejes que vaya tan rápido, porque si lo hace, él te cambiará rápidamente por otra… ―explicó Vanya, haciendo muchas gesticulaciones con las manos para hacerme entender a lo que se refería.―Entiendo… Creo que quieres decir que no deje que me toque, ¿verdad? Aunque seamos novios de verdad… Pero, si somos novios, ¿no se supone que lo seríamos por qué él me amaría y yo a él? Y tocarse cuando uno ama al otro, es normal ¿no? ―pregunté, descifrando el misterio de la intimidad.―No, Rachel… Él cambia de novia como de calcetines… Puede tener novia sin amarla… Él no es de los que buscan amor verdadero. Él solo busca satisfa
Cuando terminé de probarme la ropa que Ricardo había elegido para mí, él se apresuró a tomar todas las prendas e ir a pagarlas por su cuenta a la caja. Vanya le llamó la atención y no se lo permitió.—Ricardo… ¿Qué haces? Déjanos ayudarte con la cuenta… Se supone que ayudaríamos los tres a surtir las nuevas prendas de Rachel… Está bien que tú le hayas elegido esa ropa, pero al menos déjanos pagarla… Además quiero incluir este vestido y esta chaqueta que elegí para ella… —solicitó Vanya.—Si quieres tú paga eso… Yo pagaré lo que yo escogí para ella… —aseguró Ricardo. Christopher se metió en medio de ellos dos y se dirigió directo con la cajera.—No les haga caso señorita… Cóbrese todo de aquí… —afirmó Christopher , entregando su tarjeta. La cajera la deslizó de inmediato.—Pero, ¿qué crees que haces Christopher ? Esa era mi ropa… Yo se la iba a regalar a ella… —reclamó Ricardo. —No te preocupes amigo… Será un regalo de parte de los tres, ¿ok?... No importa quién pague… —Christoph
―Oye Christopher . Estoy realmente preocupada por Rachel… Ella es muy inocente, creo que nunca ha estado cerca de un hombre en persona... Y, luego si presenta demasiada vulnerabilidad, podría dejarse llevar sin pensar por las emociones físicas con Ricardo. ¿No crees? Pienso que Ricardo ya puso el ojo en el blanco con ella, y no se va a retractar… ―Tienes razón Vanya. Pero no podemos ponerle un alto a Ricardo... Él está acostumbrado a ser un casanova, y difícilmente va a cambiar por Rachel. Él no se da cuenta de que sus acciones están mal… Lo único que podemos hacer es advertirle a Rachel de las intenciones y modus operandi de Ricardo para que tome todas las precauciones necesarias. ―Eso traté de hacer en los probadores anteriores... Intentaré hacerlo nuevamente en los probadores de aquí, y además, me imagino que todavía iremos por zapatos ¿No? Buscaré el momento para hablar con ella… —propuso Vanya.―¡Sí! Tenemos que ir por zapatos, esos que trae son los únicos que tiene, al menos d
―Todos están mirando, Ricardo… No podemos hablar ahora… Por favor… —musité cerca de él, que esperaba atento mis palabras. ―No me importa que todos miren… ¡Me mata tu indiferencia! ¡No sé cómo hacerte saber lo que siento con palabras! Te aseguró que nunca había pasado por esto, pero… Tengo una descontrolada necesidad de evitar perderte… Por favor, trata de entenderme… —rogó Ricardo en voz alta. Me dejó con la boca abierta y con las manos atadas a la espalda. ¿Qué debía hacer al respecto? ¿Cómo debí contestarle? Sus palabras y su mirada eran tan sinceras… Pero mi corazón estaba en un fuerte dilema… Vanya me había recomendado alejarme de las galanterías de Ricardo, porque “ningún hombre da nada a cambio de nada”, me había advertido que Ricardo estaba eligiendo lencería para mí con el único objetivo de vérmela puesta en la cama… Y esa sería su forma de cobrarse tantos favores… También me advirtió que si se trataba de dar celos a Vanya, que no me preocupara ni me esforzara… Vanya
―Es decir… ¿Se está haciendo “la difícil”? ¿No crees que Ricardo se podría dar cuenta de todo esto y tratará de vengarse de ella? Quizás sea peor para Rachel, en lugar de ayudarla… —se preocupó Christopher .―¡Claro que no, Christopher ! Quizás no te has dado cuenta, pero Ricardo está cegado por los celos… Justo ahora, Rachel lo tiene comiendo de su mano… Por eso Ricardo hizo el ridículo frente a toda la gente de la tienda… Cree que tú le atraes mucho a ella, porque le dije que le diera celos contigo… Y él no dejaría jamás que se la ganes... Es una especie de competencia masculina entre amigos… ¡Va a hacer hasta lo imposible por ganar el amor de Rachel! ¿Comprendes ahora? —aclaró Vanya.―¿Celoso? ¿De mí? Pero, ¿por qué? Él siempre está al tanto de mí y de Rosa, me ruega que no me aleje de Rosa… Incluso mañana, él mismo acompañará a Rachel con Bella, solo para dejarme ir a comer con Rosa… —recordó Christopher .―¿En verdad lo crees, Christopher …? ¡Ay! ¡A veces eres muy inocente, amigui
―¿Aún creen que alcancemos helado? Parece que ya todo está cerrado —señaló Christopher , mostrando un poco de preocupación, pero comprensión al mismo tiempo. Ricardo no dijo nada, solamente nos observaba. Y yo esperé a saber la opinión de Vanya. ―¡No lo creo! Además, ya pensaba despedirme, estoy en realidad cansada —comentó Vanya. Se llevó el brazo hacia el cuello y luego bostezo, demostrando su cansancio.—Yo lo entiendo… Me has sido de mucha ayuda y me encantó haberte conocido Vanya… ¡Gracias por venir! —le dije a Vanya, mostrando mi sincero aprecio por ella. ―Está bien Vanya, lo entendemos. No te preocupes, ¡Descansa! —respondió Christopher , despidiéndose de ella con un abrazo.―¡Gracias chicos! ¡Nos vemos pronto! —se despidió Vanya con la mano, alejándose y tomando su propio camino. Deseaba de todo corazón poder volver a verla muy pronto, ya que quería que fuéramos buenas amigas. Sin embargo, yo entendía que ella era una chica muy ocupada. Además, pude darme cuenta que ella y
En verdad me veía muy molesta por su tonta discusión de hombres. Era comprensible porque se estaban tomando atribuciones que no les corresponden, y tomando decisiones por mí sin ni siquiera preguntar mi opinión. Christopher tenía a Ricardo del cuello de la camisa y él a Christopher . La situación era tan tensa a causa de los celos que ni siquiera recordaban que eran buenos amigos. Habían dejado que el ego controlara su actitud y habían descuidado que estaban unidos para ayudarme. Esta situación comenzaba a salirse de control.Sin despegar su mirada amenazadora de sus ojos, se quedaron en silencio para escuchar lo que tenía que decir, pero ya se habían soltado el uno al otro en señal de tregua.―¡Basta! ¡Doctores! ¿Qué están haciendo? ¡Comportándose como adolescentes! ¡No olviden que son unos respetables doctores! ¡Uff…! Número uno, Ricardo, no soy tu novia, ¿entendido?, o, ¿podrías decirme cuándo me lo preguntaste siquiera? Número dos, Christopher , no voy a quedarme en tu casa… Agra