En verdad me veía muy molesta por su tonta discusión de hombres. Era comprensible porque se estaban tomando atribuciones que no les corresponden, y tomando decisiones por mí sin ni siquiera preguntar mi opinión. Christopher tenía a Ricardo del cuello de la camisa y él a Christopher . La situación era tan tensa a causa de los celos que ni siquiera recordaban que eran buenos amigos. Habían dejado que el ego controlara su actitud y habían descuidado que estaban unidos para ayudarme. Esta situación comenzaba a salirse de control.Sin despegar su mirada amenazadora de sus ojos, se quedaron en silencio para escuchar lo que tenía que decir, pero ya se habían soltado el uno al otro en señal de tregua.―¡Basta! ¡Doctores! ¿Qué están haciendo? ¡Comportándose como adolescentes! ¡No olviden que son unos respetables doctores! ¡Uff…! Número uno, Ricardo, no soy tu novia, ¿entendido?, o, ¿podrías decirme cuándo me lo preguntaste siquiera? Número dos, Christopher , no voy a quedarme en tu casa… Agra
―No… No es nada… Es sólo que… No puedo evitar imaginar a papá aún caminando por aquí… —confesé sincera pero tímidamente.—No debe ser fácil para ti recordar todos esos momentos…—dijo Christopher de forma empática, colocando su mano en mi hombro.―Bueno… Debo darme cuenta que ella ya no está aquí, y que nunca volverá… Debo aceptarlo de una vez por todas… Por mi propio bien… —admití, sonriendo falsamente y tocando la manos de Christopher en mi hombro, para hacerle saber que yo estaría bien. Sin embargo él todavía estaba preocupado. Christopher puso su mano en mi espalda en señal de confort. Quería asegurarse de que yo estaría bien, ahí sola. Pero, comencé a notar que las lágrimas volvían a mí, a pesar de que intentaba contenerlas…—Rachel… Perder a alguien tan importante nunca es fácil, y mucho menos si se trata de nuestros primeros amores, nuestros padres... Lo entiendo perfectamente. No tienes que soportar el dolor tu sola, por favor, reconsidera regresar a mi casa, te prometo que
Se quedaron callados después de esa confesión. Simplemente no sabían qué decir. Uno de ellos había sido mi primer beso… Y lo peor, que fue un beso inspirado en el alcohol… Pero a mí no me importó, porque no sabía manejar el alcohol. Incluso, nunca había bebido antes. Por eso no sabía si Ricardo me había besado para aprovecharse o no. Christopher sintió rencor, celos y desilusión al mismo tiempo. Ricardo afirmaba que ahora yo le gustaba, y no parecía tener ninguna duda. Quizás sólo decía eso por cómo me veía con el cambio de imagen... Pero la mente de Christopher no dejaba de traicionarlo. Su mente le decía que Ricardo sólo se aprovechó de mi inocencia, y que sin duda llegaría más lejos con más alcohol. No estaba dispuesto a aceptar que mi primer beso haya sido para Ricardo. ¡Si tan solo Christopher se hubiera animado a besarme bajo aquél árbol, las cosas pudieron haber sido muy diferentes para nosotros! Pero ahora, tampoco podía reclamarle nada a su amigo. Ricardo alegaría que se
Tan sólo besó mi frente. —No puedo hacerlo, ¿ok? A pesar de lo cerca que estoy de besar sus labios, no soy capaz, no tengo el valor... Algo en mi interior me dice que esto está mal… Rachel no está consciente y besarla así sería un abuso… —reflexionó Christopher King.Al menos eso se dije a mí mismo para excusar su cobardía. Así que, solamente puso sus labios en mi frente, convirtiendo aquél beso de amor en un beso de ternura y protección. Prefirió descubrir qué sentía por él estando yo consciente de todo. Esa noche no pudo dormir, daba vueltas sobre su cama, pensando una y otra vez en que Ricardo me había besado por primera vez. Estaba celoso, desde luego… No era justo que un patán como Ricardo Jaime, tratándome como me trató en el hospital, no habiendo hecho nada por mí, haya obtenido ese privilegio… Simplemente, no era justo para Christopher que se había esforzado tanto y se había acercado tanto a mí…Al día siguiente, Christopher se despertó temprano para preparar el desayuno.
―¡Qué hay, hermano! —saludó Ricardo.—¡Qué hay! ¿A qué hora es la cita con Bella? —preguntó Christopher .―Dentro de una hora, hay que ser puntuales… Afortunadamente no está muy lejos su edificio… —contestó Ricardo.—Ok. ¿Oye y a qué hora tienes que entrar al hospital hoy? —dijo Christopher .―Hasta las diez de la noche —recordó Ricardo. —Hoy tengo que hacer guardia nocturna…—Ok. Perfecto. Te agradezco mucho lo que haces hermano, espero que no tuvieras otros planes para hoy que tuvieras que cancelar por este favor… —comentó Christopher , siendo amable como siempre.―No te preocupes, a mí me interesa tanto como a ti… Ayudarla...—Gracias, hermano. Yo ya tengo que salir a casa de Rosa. ¿Trajiste tu auto? ―Claro que sí, hermano. Ve tranquilo, yo me hago cargo —concluyó Ricardo.En ese instante, al oírlos hablar, me apresuré para salir de mi habitación. Estaba muy tímida y avergonzada por tener que volver a ver a Ricardo después de todo lo que había pasado entre nosotros. Quise verme b
La cara de Ricardo, que reflejaba asombro al principio, ahora reflejaba una evidente desilusión. Obviamente lo noté y pensé que mi gran problema era mi horrible rostro que empobrecía hasta la más fina ropa.―¿Qué pasa? ¿Luzco ridícula verdad? La mona, aunque se vista de seda, mona se queda… —aseguré, esperando su confirmación.―No es eso… Es que todo debe ir en juego ¿entiendes? También el maquillaje y el peinado… ¿Qué haremos? Tenemos muy poco tiempo para que te cambies de nuevo o visitemos el salón de Vanya. Bueno, vámonos ya. Quizás podamos pedirle a Vanya que nos acompañe en el camino y te vaya maquillando en el auto. Vámonos, vámonos —alertó Ricardo Jaime, empujándome para salir lo antes posible.Salimos rápidamente del departamento de Christopher . Ricardo se miraba muy preocupado y hasta estresado. Me jalaba de la mano con tanto ímpetu que hasta era demasiado violento. Estaba tan preocupada por la actitud de Ricardo que hasta me sentí bastante intimidada. ―Ese es mi auto, sube.
Volteó a ver a Ricardo, moviéndolo a un lado fuera del auto, antes de subirse en el asiento del piloto a mi lado…―Muy bien, haré algo por ella… Pero será lo más rápido que pueda hacer… ¿De acuerdo? ¡A un lado! —señaló Vanya y entró.―¡Gracias! ¡En verdad te lo agradezco! —respondió Ricardo con ilusión y esperanza.Dentro del auto, Vanya notó como yo me sentía muy acomplejada de mí misma, me dolía ser una decepción para Ricardo Jaime.―Rachel, escucha… Eres muy hermosa como eres. No le hagas caso a Ricardo. Cuando veas a la doctora Bella, mi amiga, sólo sonríe de todo corazón y verás que no notará tu apariencia. No dejes que la superficialidad de Ricardo se imponga en ti ni te haga sentir menos. Tampoco dejes que Bella te intimide por su apantallante apariencia, ella es una celebridad y por eso siempre tiene que lucir siempre bien, pero ella antes era tan común como tú y como yo... Verás que si la tratas, te darás cuenta de lo grandiosa que es por dentro. Escucha sus consejos y habla c
Ricardo llegó rápidamente al edificio de la famosa Bella Baumann. Antes de entrar al estacionamiento, se dio cuenta de que, a la entrada del edificio, había una gran cantidad de reporteros y cámaras, esperando a ser atendidos. Por el tiempo en el que ellos no se habían visto, Ricardo no se había dado cuenta de la magnitud de su popularidad actual. Por eso, en esta ocasión, Ricardo en verdad quería impresionarla. Se preocupó un poco por la prensa y mi apariencia. Notó que mi piel se veía un poco mejor, más hidratada y brillante, pero no era suficiente para tapar sus imperfecciones de varios años de descuido. La sombra, el polvo y el gloss le daban un poco más de vida, pero para Ricardo, estaba muy lejos de verme arreglada. El deseaba verme con pestañas postizas, el trabajo completo en la base de maquillaje que ocultaba cualquier imperfección, y el peinado de salón que no se podía conseguir sólo con los dedos de la mano…―No puedes salir así, hay muchas cámaras, ponte las ga