Camila salió, primeramente a la farmacia para comprar el tratamiento de su madre, luego iría a buscarla para ocuparse de su prótesis, aunque iba a averiguar los precios, otra cosa que iba a adquirir era una silla de ruedas.
Estaba llena de emoción por poder ayudar a mejorar la condición de vida de su mamá, entró al establecimiento a buscar las medicinas, cuando iba saliendo se encontró de frente con un hombre, quien la derribó al piso, todo lo que llevaba salió en varias direcciones, el individuo lanzó una maldición y ella lanzó un grito por el impacto al ser golpeada.Intentó levantarse, pero el hombre le tomó por un brazo y la ayudó a terminar de incorporarse, diciendo:— ¡Maldita seas muchacha! ¿Acaso no ves por dónde caminas?! ¿Estás distraída? ¡Por poco me lanzas al suelo!— ¡Usted me lanzó todo lo que traía señor! ¡Es usted quien debe pedir disculpas por estar distraído!— dijo ella contrariada.El hombre al notar la actitud de la muchacha, se sintió ofendido por como le habló la muchacha y respondió insolente. — ¡Eres una torpe, debes mirar por dónde caminas! Camila vio toda la medicina esparcida por el suelo, notando que unas ampollas o inyecciones se habían roto. —¡Por Dios se rompieron éstas medicinas!— dijo intentando recoger las otras que estaban esparcidas por el suelo.— ¡Quítate de mi camino!— dijo él molesto. Ella se quedó quieta dejando que él se alejara y luego se ocupó de recoger lo que se había esparcido. Un hombre que había visto todo lo sucedido se acercó diciendo:— ¿Me permite ayudarla? Entremos nuevamente para reponer el medicamento roto por favor — pidió él.— ¡No sé preocupe, no es necesario, yo la puedo comprar de nuevo!— dijo ella nerviosa.— De ninguna manera, yo deseo hacerlo, voy a ocuparme de los daños ocasionados por ese idiota de Bruce Callister.— dijo él de manera divertida para aliviar la tensión de ella.—¿ Lo conoce? — Sí, pero no hablemos de él— dijo el hombre. La llevó hasta el interior de la farmacia y adquirió las medicinas que faltaban por haberse roto.— Déjeme seguir reparando los daños, le invito a tomar un jugo para que pase el susto — dijo él.Ella bastante abrumada se negó a aceptar la cordial invitación.— ¡Ay no señor! No es necesario, ya está bien con reponer las medicinas rotas — se excusó ella.— Si no acepta, entenderé que no le gustó que mi ayuda— dijo él manipulando — Está bien, vamos por ese jugo — dijo ella.Salieron hacia un pequeño restaurante, entraron y al sentarse él dijo:— Me presento señorita, soy Richard McIntyre, a tu servicio, ¿Ya desayunaste?Ella lo miró condescendiente y respondió:— Está bien, me dijo un jugo y ya subió al desayuno — dijo ella — soy Camila.— Gracias Camila, generalmente desayuno en casa, pero salí muy temprano y solo me tomé un café, ya iba a tomar mis alimentos cuando ví el incidente— dijo él— voy a pedir desayuno para los dos.— Gracias tampoco desayuné— dijo ella— lo hago muy temprano por mi trabajo, pero me hice unos exámenes y necesitaba estar en ayuno. — En serio y eso, ¿Estás enferma?— se atrevió él a preguntar.— ¡Oh no, es por rutina, básicamente para un trabajo— confesó ella— soy muy pobre y me están ofreciendo ganar un buen dinero, como mi madre está muy enferma, me arriesgué y acepté.— Espero no sea legal— dijo él bromeando — por aquello de una propuesta indecente.— ¡Ah!, ¿es una película verdad?— dijo ella.Llegó el servicio que habían ordenado y disfrutaron de aquella comida como viejos amigos, después de terminar el dijo:— ¿Quieres que te lleve a algún lugar?— No claro qué no, he abusado de su tiempo Richard — dijo ella.— No es ningún abuso, ha sido un placer Camila, me relajó conversar contigo, espero volver a verte, me agrada mucho tu compañía, si tu propuesta no funciona, puedo ofrecerte trabajo, allí está mi número y mi dirección,— dijo él — lo que necesites no dudes en llamarme. — Gracias, eres muy amable— respondió ella sonrojándose.— Quizás no vuelva a verte más, me agradas mucho, nunca me había sentido tan bien en una compañía femenina, me gustaría conocerte más,— dijo él—pero somos de mundos diferentes y creo que no frecuentamos los mismos lugares. — Si se nota que eres un hombre de dinero— dijo ella. — Camila, nunca había sentido ésto por ninguna mujer, me agrada lo que me haces sentir, y deseo despedirme de tí con un beso, ¿ Me das permiso para besarte?Ella cabeceó afirmativamente y dijo en voz tenue:— Si, hazlo.Él la tomó suavemente de sus hombros y tomó sus labios en un beso tierno, pero apasionado, Richard, exploró la cavidad tibia de la boca de ella, disfrutando de aquel maravilloso contacto, su lengua saboreo cada rincón de la boca de Camila, fue un maravilloso y mágico momento para los dos.— Jamás olvidaré este beso, Camila — dijo él — quizás no volvamos a vernos. Ella se quedó allí mirando como se alejaba aquel hombre que le había impactado sus emociones al punto que le dió permiso para besarla ardientemente, obviamente que ella jamás olvidaría aquel beso, no era su primer beso, pero había sido único y especial.Camila tenía 23 años y ya había tenido un novio, por lo tanto sabía lo que significaba un beso, pero aquel beso de Richard McIntyre, fue especial para ella, un hombre que se veía que tenía full dinero, la había besado y «¡Que beso tan divino!» pensó ella.Era una chica que no pasaba desapercibida, de rasgos físicos armoniosos, ojos grandes y de color almendra, de origen latino, su madre muy jóven había emigrado hacia el norte buscando una vida mejor, allí había conocido a su papá, aunque latino, ciudadano americano, ella y su vida era toda una novela, por las muchas cosas que había vivido hasta entonces.Richard reflexionaba sobre lo que acababa de sucederle, esa chica Camila era pobre, a leguas se veía que llevaba una vida sencilla, pero sintió el impulso de besarla y se dió cuenta que le había gustado más de lo que imaginaba, él sabía mucho de besos, pero éste fue único y especial, sonrió, le gustó esa muchacha, claro que él estaba comprometido para casarse muy pronto, su vida al lado de su novia, hasta ahora era tranquila, nada transcendental,Stella era hermosa y sofisticada, ella ni siquiera sé parecía a la sencillez de Camila. Dos años de novios, ella vestía a la moda, era elegante, comía en los lugares más exclusivos de la ciudad, tenían vida íntima, de vez en cuando, había necesidad entre los dos, pero éste beso despertó algo en Richard que pensó que no existía.Sonrió con ironía, Stella sería la esposa perfecta, no molestaba, tenía gestos cariñosos hacia él, pero nunca había sentido un beso con ella como con Camila. Esa mañana había acompañado a Bruce, iba al Banco de esperma, al parecer quería donar para una inseminación, al salir de allí habían diferido en algo y se había enojado dejándolo atrás, pues se dirigían a desayunar, el incidente con Camila rompió los planes de ellos y terminó dando un beso a la muchacha atropellada por su amigo Bruce. En eso sintió la voz de él decirle:— ¿Dónde te habías metido? Te busqué por todos lados y terminé desayunando solo— dijo Bruce. — También desayuné, pero lo hice muy bien acompañado— dijo Richard.Astrid esa tarde llegó a casa emocionada por haber logrado parte de su plan, espero a Bruce para comunicarle la noticia, al verlo entrar lo abordó diciendo:— ¿Qué te dije? La chica accedió y aceptó ser inseminada, ésta mañana mismo empezamos con los exámenes para prepararla para que se embarace de tí, cariño— dijo ella.— Que bien, fui al laboratorio y dejé la muestra para la inseminación— dijo él.— Excelente, ya verás como dentro de unos meses tendremos a tu hijo en ésta casa— dijo ella.— ¿Crees que los abuelos se creerán que el tratamiento de fertilidad funcionará?—Si lo creen o no es lo que menos me importa, solo deseo permanecer a tu lado, amorcito — dijo Astrid muy firme en su cometido. Richard también llegó a casa y su prometida estaba esperando por él—¡Hola cariño! ¿Qué haces acá tan temprano?— preguntó besando una de las mejillas de la chica. — Quería desayunar contigo, pero tú tenías otros planes— dijo ella— Cariño, salí a desayunar con Bruce, tenía algo importante qu
— Camila, había despertado esa mañana bañada en sudor, había tenido una pesadilla, Richard la estaba besando y una mujer la había atrapado por los cabellos gritándole:—“¿Por qué besas a mi esposo? Está casado, estábamos muy felices hasta que llegaste tu.”En el sueño esa mujer había sido muy agresiva con ella, le gritaba con todas las fuerzas que él era de ella, que no tenía nada que ofrecerle, que él no iba a cambiar lo que sentía por ella, que era una pobretona. Al despertar todo era tan real, estaba sudando como si realmente hubiera luchado con esa mujer del sueño. Sintió una profunda tristeza, pero todo era producto de su imaginación, no entendía porque aquel sentimiento, total, probablemente nunca más lo volvería a ver. Unos minutos más tarde entró la llamada de Astrid Wood. — Estoy por llegar Camila,espero ya tengas todo listo para salir, no tengo mucho tiempo— dijo ella. — Sí señora ya estamos listas— respondió Camila. La madre de Camila entró en ese momento a la hab
Bruce suspiró nuevamente, sabía que haberle revelado al abuelo de la esterilidad de su esposa le traería una discusión con Astrid, pero de todas maneras era cuestión de tiempo para que se enterara, así que dijo a su abuelo:—No te estoy llevando la contraria, sólo que me gustaría que me dejes ocupar de mi matrimonio— dijo él.— ¡Me vale un pepino lo que pienses tú y tú mujer, Bruce!— exclamó el abuelo enojado— hoy mismo voy a ocuparme de el asunto con Astrid — dijo el abuelo firme en lo que decía. — ¡Por favor, déjame resolver mis asuntos, abuelo!— exclamó Bruce enojado. El abuelo suspiró y dijo:— Está bien te dejaré por unos días, no quiero imaginar si Adam tu primo se entera de ésta noticia, espero que todo resulte bien para tí y tu mujer. Bruce salió de la casa de su abuelo imaginando la hecatombe que hubiera sucedido en su casa una vez que Astrid oyera lo que su abuelo le iba a decir, realmente nunca quiso saber quién era la mujer que llevaría a su hijo en el vientre, su abue
— Adam, no entiendo porque crees que te estoy ocultando algo, no sé nada de lo del embarazo de Astrid— dijo Marjorie sin ceder ante su sobrino. —Está bien tía, pero si yo averiguo que tu me ocultaste algo voy a estar muy decepcionado— dijo Adam aún insistiendo. — Solo se que ella está en tratamiento para quedar embarazada— dijo la tía para complacer la curiosidad de su sobrino. — Ya tú no me quieres como antes, eso lo puedo sentir, los chismes sobre mí te han convencido de no quererme más— manipuló Adam. — ¡No digas eso ni en juego!— exclamó Marjorie— tú eres una persona muy especial para mí, es más eres el único que me llama, que me hace sentir que soy su familia, Richard jamás me llama, disculpa si te doy la impresión de que no eres querido por mí, tu sabes cuanto me importas, sé que no eres un mal muchacho. — Esta bien tía te creo, te llamaré cuando tengas más notícias de mi primo y su esposa.— dijo él. —¡No cariño, espera!— exclamó ella— si tengo algo que decir, pero no le
Ella lo miró con enojo y le respondió:—¿Otra vez con eso? ¿Cual es tu afán? ¡Te dije que mientras menos estés involucrado mejor! — ¡Quiero conocer a la dueña del vientre!— exclamó él— ¿Qué hay de malo en eso? — ¡Que no deseo que la conozcas!— exclamó Astrid— ¡Ya tengo a la chica inseminada, está saliendo todo bien, tendrás a tu hijo, con tu sangre! ¡Deberías estar orgulloso. — ¡Y lo estoy cariño! Está bien, quiero respetar tus deseos, pero dime porque no quieres que la conozca. — Realmente no quiero que nadie la conozca, que no tenga interacción con ninguno de nosotros, el objetivo es que tenga el bebé y ya, una vez nazca el niño, nos olvidamos de ella, ni siquiera debe saber dónde vivimos— dijo ella— todo por preservar la seguridad de nuestro hijo. — Ahora estoy entendiendo— dijo él. — Espero y no vuelvas a molestar con eso— dijo ella. — Lo prometo— dijo él besándola con pasión en los labios. Si algo había entre ellos era un amor sólido, y Bruce amaba a su mujer entrañablem
— Debes esperar, es muy temprano para decir que sucederá, aparentemente se ve bien, pero espera, todavía quedan tres meses y medio, al final le ponemos una inyección para que la chica expulse al feto y asunto arreglado, no te angusties, eso puede molestar a tu bebé que inicia la gestación— dijo el médico. — Tienes razón, yo no voy a angustiarme, ¿para el mes que viene se puede ya saber? — preguntó de nuevo Astrid— es que si llega cuando tenga 8 meses me dará temor matar a ese bebé. — Si es más complicado, pero si se le inyecta algo para que haya sufrimiento fetal y así hay que sacarlo obligatoriamente,— dijo el doctor— ella tiene que someterse, no se puede arriesgar a una infección con el bebé muerto dentro de su barriga. — Entonces esperaremos dos meses más— dijo aliviada Astrid. — Si, ahora tienes 8 semanas, en dos meses más, estará más fuerte— dijo el médico— quédate tranquila y ve que la chica se va a extrañar que estés tanto tiempo acá. Camila había escuchado todo, estaba pa
Astrid se quedó pensando; ¿que pudo haber pasado para que ésta muchacha y su madre salieran huyendo de ésta manera? Salió y se fue a casa donde vivía antiguamente pensando que quizás quisiera volver a un estilo de vida más sencillo. Allí no había nada, todo estaba como siempre, entonces llamó a su esposo y dijo:— La chica huyó con el bebé en su vientre— ¿Habías hablado con ella últimamente? — preguntó Bruce. — Sólo la veía lo necesario y hoy tenemos consulta y no está por ningún lado, se llevó sus cosas— dijo Astrid— ¿puedes acompañarme hasta el ginecólogo? Quiero estar contigo. — Claro mi amor, ya salgo para allá— prometió Bruce— sólo relájate, todo va a estar bien. En pocos minutos se reunieron con el doctor para revisar su embarazo que estaba en la décima semana. — Todo va muy bien, increíble me este bebé desea engrosar las filas de los Callister— dijo el médico— ¿Y la chica? — Esa muchacha se fue, no entiendo que pasó— dijo Astrid. — ¿No se te ocurre que escuchó nuestra
— ¡Cariño, éste primo mío que no respeta celebración y deseaba plantearme un negocio! — dijo Richard abrazando a la chica. — ¡Bruce, no seas agua fiestas, es nuestra boda, hoy está prohibido hablar de negocios! — dijo Stella—— ¡Perdón, vamos al brindis entonces!— dijo Bruce con cara de culpable. — Por cierto querido Astrid se ve hermosa con su embarazo, no sé porque creía que estaba más avanzado— dijo Stella. — Te diré que yo ya quiero que nazca el bebé— dijo Bruce tomando el comentario a broma. En casa de Camila. Camila estaba durmiendo y sintió una punzada fuerte en su cadera, parpadeó tratando de entender que estaba sucediendo, vió la hora, dos de la mañana, se levantó y fué a la habitación de su madre. La tocó suavemente y dijo:— Mamá, tengo fuertes dolores en las caderas y el vientre. Alba aún somnolienta le respondió:— Aún es muy temprano para que tengas contracciones, vamos a esperar a ver si tienes más, si vuelven vamos al hospital. — Yo creo que se quiere adelantar