—¡Qué te importa!— exclamó él— lo importante aquí es, que ella es a quien amo y deseo formar una familia con ella, además de que espera un hijo mío. — ¿Y quien no dice que ese hijo es de otro? — gritó Stella— a lo mejor tu amante es una zorra. — No tienes altura para ofender a una mujer como ella,— dijo él— ¿una zorra? ¡Mira quien habla! ¡Una mujer que ni siquiera fue capaz de cuidar a su hijo por andar follando a cada rato! ¡Plaf! Se oyó cuando la mano de ella se estrelló contra el rostro de él; Richard lívido por la rabia que sentía, la tomó por la muñeca haciendo que ella emitiera un quejido de dolor. — ¡Me estás lastimando!— exclamó Stella. — ¡No se te ocurra volver a alzarme la mano Stella, voy a olvidar que eres mujer y la vas a pasar muy mal!— le susurró él muy despacio. — ¿Serías capaz de pegarme Richard?— preguntó ella desafiante. — ¡Prueba y lo verás! — amenazó él marcando cada palabra— ¡Quiero que recojas tus cosas y salgas de mi casa! — ¡Esta es mi casa, también! —
— ¿Cómo estás? —saludó él sonriendo ampliamente— toma quiero que leas ésto. Ella tomó el sobre que él le ofrecía y lo miró con mirada interrogante para luego preguntar:— ¿Qué es esto?— dijo ella. — ¡Lee por favor!— exclamó él. Ella obedeciendo lo que él le pedía empezó a leer para luego alzar él rostro y decir:— Es tu divorcio — Camila no pudo evitar sentir emoción al decir éstas palabras. — ¡Soy libre mi amor, ya no me une nada a Stella! — dijo él triunfante— ahora podemos casarnos, porque tú y Gordon también están divorciados. Ella no sabía qué decir ahora, se mordió los labios nerviosa y él buscó en uno de sus bolsillos para sacar un pequeño estuche y preguntar:—¿Quieres casarte conmigo, mi amor? Ella tragó algo imaginario en su garganta y solo atinó a decir:— Pensé que ya no te importaba, todo éste tiempo no me has dicho nada. — Camila, tú siempre me has importado, desde el primer día que te vi, te amé y ya no has salido de mi corazón, quiero tener una familia contigo
— Está bien mi amor, por los momentos no te angusties ni te preocupes por nada, solo quiero que nuestro bebé venga bien y tu estés relajada— dijo él— ya hablaremos después de lo que tú desees. Ella sonrió, pero una nueva contracción la hizo emitir un pequeño grito, el médico se acercó y la revisó para confirmar:— Ya vuestro hijo está por nacer, ¿te atreves a quedarte para recibirlo? —preguntó a Richard. Este asintió con la cabeza y el doctor sonrió complacido; unas horas más tarde nació el bebé de Camila y Richard, éste mantenía comunicación con Alba de todo el avance de su hija en el nacimiento del bebé. Muy temprano en la mañana llegó allí con el pequeño Richi, como lo llamaban, apenas empezaba a caminar, pero ella necesitaba ver cómo estaba su muchacha y su nuevo nieto. —Hola —saludó cuando estuvo en la habitación— me alegra ver que estás bien mi niña, casi no he dormido pensando en tí. — ¡Ay mamita, lamento tu angustia!— dijo Camila— ¡Hola mi niño bello! Vinieron a conocer a
—Se que fue un accidente, él me pidió disculpas, pero sería bueno que hablaras con él sobre nuestra relación y le pidas que me deje en paz,— dijo ella—está obsesionado conmigo, y que yo sepa, está casado. — No te preocupes amor, voy a encargarme de éso, y sí, tienes razón, quiero informar a todos que tu y yo vamos a casarnos, que mi familia se entere que me he enamorado y estoy inmensamente feliz. — dijo él besándola con pasión. —¡Gracias mi amor! — dijo ella— no tienes idea de la seguridad que infundes a mi persona. — Siempre voy a cuidar de tí y de mis hijos,— dijo él— ustedes son mi familia ahora, el pequeño Richi tendrá mi apellido, será mío legalmente. ¡Al igual que tú, siempre has sido mía! Estuvieron abrazados, el amor era evidente entre ellos, pero Richard debía volver a la empresa, además de tener un asunto que resolver, aunque ante Camila se manejaba tranquilo, su cerebro y su corazón estaban a punto de ebullición. Bruce ésta vez se había pasado y él se lo había adverti
— Astrid hace tiempo atrás estaba desesperada por tener un heredero para los Callister, mi abuelo vivía presionando con el tema— explicó Bruce— ella había tenido años atrás dos pérdidas y el médico le había pronosticado que lo mejor era que no intentara embarazarse pues su vientre no estaba suficientemente fuerte para un embarazo. — Eso me lo contaste— intervino Richard. — Yo no sabía de esos embarazos fallidos — dijo Gordon. — Si eso había frustrado mucho a Astrid y se le ocurrió encontrar a una chica que aceptara ser inseminada para así tener a nuestro heredero— dijo Bruce. — ¿Y qué sucedió?— preguntó ansioso Richard. — Que cuando esta chica que ya había aceptado tener a nuestro hijo tenía unos cinco meses de embarazo,— informó Bruce— mi esposa salió embarazada y no supo como manejar la noticia y se le ocurrió hablar con el ginecólogo de interrumpir el embarazo hecho a la chica por inseminación, al parecer la muchacha escuchó y huyó asustada. — ¿Entonces tú no conocías a la c
— ¿Traidora? — repitió Camila— ¡Mira quien habla de traición, tú que después que me suplicaste que aceptara llevar un embarazo en mi vientre para salvar tú herencia, ahora quieres matarlo. Astrid sintió sorpresa al ver la actitud de la muchacha. — ¡Caramba, ya veo que has cambiado en tú trato! ¡Teníamos un acuerdo y tú lo rompiste!— dijo Astrid ignorando lo que Camila había dicho— ¡Ese niño es mío, tú lo aceptaste después de haberte depositado el dinero acordado. — Allí diferimos, quedaste en depositar un millón de dólares, solo hiciste el depósito de la mitad, así que tú también imcumpliste el acuerdo— dijo sin inmutarse. — El problema aquí cariño es que necesito llevarme al niño conmigo, pues es mi hijo con mi esposo. — Está bien, vayamos al punto de que estás reclamando lo del acuerdo, lo que no entiendo es, ¿vas a hacer respetar lo acordado? ; ¿por qué tienes que secuestrarnos? Se supone que te ampara la ley, entonces vayamos a lo legal y hagamos todo de manera clara, no co
—Sí, ahora no se que va a pasar con el pequeño Richard— dijo ella. — ¡No le va a pasar nada cariño!— dijo él— iremos a la Corte y ganaremos, nuestro hijo no nos será quitado, te lo prometo, quiero que te vengas a vivir conmigo, para mi va a ser más fácil teniéndote cerca, casi vuelvo loco al no saber de ustedes. — Esta bien, ya no tengo porque esconderme de Astrid, quiero darle la pelea de frente— dijo Camila. —Lo primero que haremos es hablar con Bruce y tío Gerrit— decidió él. Esa misma semana hicieron arreglos para volver a la ciudad donde vivía Richard. Éste ya había hecho arreglos para tener una reunión con los Callister. — Hola tío Gerrit, ¿cómo estás? —saludó Richard— ella es mi prometida.— ¡Hola! Qué sorpresa recibir tu llamada sobrino, tenía algún tiempo que no conversaba contigo, recuerdo muy bien a la señorita Camila, lo que no sabía era que estaban comprometidos— dijo Gerrit. Se acercó a la chica y dió un beso en la mejilla a modo de saludo— ¿Cómo está señor? — s
Astrid estaba reunida con Adam y hablaban del desastre que había resultado el secuestro de Camila. Adam empezó diciendo:— ¡Así que la madre del niño, es mi cuñadita! — dijo sarcástico— ¡Mira que ironía! Astrid afirmó con la cabeza y exclamó:— ¡Que increíble! ¿Verdad?— dijo ella— ¿Te imaginas, yo metida en problemas con Richard McIntyre? El rostro de Adam cambió de expresión al decir:— Ni siquiera yo quiero atravesarme en el camino de mi hermano— respondió Adam— ¡Ese tipo es poderoso! Mi padre siempre fue un loco y casi bota todo el patrimonio familiar, Richard se hizo cargo y no sólo lo recuperó, si no que lo multiplicó, y puso el nombre de la familia en la cúspide. Astrid se quedó boquiabierta al escuchar a Adam. —¿Y a tí no te da vergüenza decir eso? Se supone que tu eres el mayor— dijo Astrid— me imagino que alguien lo ayudó financieramente. Este muy desfachatado dijo:—¿Y eso qué tiene que ver? Él tiene visión, ingenio, a mi me da flojera pensar— aceptó Adam— y si alguie