Una sonrojada Alina miró en dirección a la puerta. Su amado marido revolucionaba sus hormonas y la hacía olvidar dónde se encontraba.Nicki les sonrió con complacida y guiñó un ojo, descarada.—Mira tú, Ángel… papá y mamá ya están planeando un hermanito o hermanita para ti— Le habló al pequeño todo guasa.—Nicki… eres bastante inoportuna cuando lo deseas eh— señaló Dante sin mostrarse ni un poquito avergonzado.—Vine a traer a mi adorable sobrino con ustedes. Pero si quieren… podemos irnos por donde vinimos.—No. Espera. Es broma Nicki. Trae al pequeño hombrecito aquí…— indicó para que lo colocara en la cama. El bebé medio gateo y pidió con las manos a que su madre lo alzara. Alina así lo hizo y le dio sonoros besos. Nicki los miró emocionada. Su amiga había formado una hermosa familia y Ángel era la guinda del pastel. Le dio un poco de añoranza y cada día se convencía que ella también sería buena madre. Además, siempre tendría a sus amigas, a sus tíos, a su marido para guiarla y ayu
—Ohh Dante... — llevó su mano a sus labios, emocionada— tu me demostraste siempre cuánto me amabas. Antes y ahora. No necesitas hacer nada extra. Yo también te amo y me encantaría que nos volvamos a casar, a renovar nuestros votos.—¿Entonces si? — le colocó el delicado anillo. Oro blanco engarzado con tres gemas, las señaló y prosiguió— uno por cada hijo que tendremos, hace algunos meses, cuando nos enteramos de tu embarazo, hablamos de un número. El tres era genial entonces. ¿aún vamos por ese número?—Me encantaría llenar nuestra casa con hijos, tener una familia grande. Pero lo que más me gustaría sería… disfrutar y vivir mi embarazo. Con Ángel fue un despertar, miedo, incertidumbre… lo amé apenas lo vi, pero la pasé asustada no sabiendo cómo proceder.—No me separaré de ti. No me perderé otro momento tan maravilloso como es el nacimiento de un hijo.—Lo que sucedió antes… bueno fue un caso aislado. Espero que no aparezca ningún loco, pero si sí, prometo decírtelo inmediatamente.
ra el día de la boda, había gente por todo el lugar. Al final, Emily había insistido en que la boda se celebrara en su casa. Todo se veía majestuoso. La wedding planner (organizadora de boda) era extremadamente eficiente y había logrado conseguir todo lo que Alina deseaba. Las flores eran hermosas y se encontraban en mesas, sillas y decoraba todo el altar.—Todo se ve maravilloso— comentó Emily a su nieta.—Quedó mejor de lo que imaginé— Alina se dio la vuelta y la miró con una sonrisa.—Alma me llamó cuando bajó del avión. Ya estará por llegar.—Ya quiero verla. Fue extraño estar sin ella estas semanas.—Se escuchaba contenta cuando me habló. Creo que marcharse por unos días la hizo bien— caviló Emily.—Me hubiera gustado que permitiera que la cuidáramos.—Alma nunca fue una persona que se lamiera las heridas en público.Abuela y nieta charlaron un poco más. Al rato vino Dante con el pequeño Ángel que crecía y crecía cada día mas. Ya todos habían llegado para la boda, que se realizar
ESCENA EXTRAAlma saludó a su prima y su esposo. Hacían una hermosa pareja. Dio un último beso a su sobrinito y fue en dirección al baño. No había bebido mucho, pero necesitaba escapar un momento del bullicio. En unos días vendría su amiga de Canadá y emprenderían juntas un nuevo proyecto. Le había convencido para que estudiara con ella en la misma universidad. Ella comenzaría a estudiar diseño de interiores en el próximo semestre, y su amiga estaba ya por el segundo año de paisajismo. Juntas, harían un equipo imparable. Tenía muchas ganas e ilusión con la nueva carrera. Era lo que realmente deseaba. Se salpicó un poco de agua en el cuello y salió buscar a su abuela. Ésta última había bromeado respecto al ramo que le había dado Alina. Según la tradición, quien atrapa el ramo que lanza la novia, será la próxima en casarse. Sacudió la cabeza. Su abuela sí que estaba chiflada.Casarse estaba muy lejos de sus planes inmediatos. Aún así, al ramo, lo tenía junto a ella. Ya que su prima se l
Epílogo 1Quince años despuésEran vacaciones de verano, Gina, Nicki, Alina y Alma estaban juntas. A lo largo de los años, Alma se había integrado al trío de amigas y formaban un unido cuarteto. Estaban tomando la merienda y hablando amenamente, contando las aventuras y desventuras de sus hijos. Entre todas tenían diecisiete niños en total. Gina tenía cuatro, Nicki cinco, Alina tres y Alma cinco. Alina, Gina y Nicki; vivían en Italia y Alma en Australia, pero aún así siempre estaban en contacto. Los niños eran muy buenos entre sí y se protegían constantemente.—Al final, yo tenía razón…— dijo de pronto Nicki.—¿Respecto a…? — inquirió Alina. Acomodándose mejor en la tumbona.—Ángel está loquito por mi niña. Cuando crezcan serán una bonita pareja— afirmó ella.—Repite eso frente a Dylan— la molestó Gina.—No estoy tan loca. Si fuera por él nuestras dos hijas serían vírgenes hasta el fin de los tiempos. No no. Paso.—Oigan… no es extraño que los hombres no estén alrededor. ¿Qué estarán
Dante estaba en España, frustrado. Deseaba estar en su casa, en Italia, junto a su mujer. Sin embargo, a causa de una denuncia de acoso en uno de sus hoteles en Madrid, debió volar allí. Al final, resultó, que solo era una treta por parte de la mujer, supuesta víctima. Luego de que la policía interrogase a ambos implicados, y de notar las discrepancias, la mujer terminó por confesar que no era cierto. Que ella quería seguir manteniendo una relación clandestina con el hombre, ya que éste había terminado con ella y había vuelto con su esposa. Si sabía que solo era un lío de faldas ni se movía de Florencia, pero casos así de graves necesitaban sí o sí su atención. Estaba mas enojado porque utilizara el acoso como recurso para atrapar a alguien. El acoso era una situación delicada. Él siempre apoyaba a la víctima, detestaba cuando los medios tergiversaban todo y hacían parecer culpables a las mujeres, u hombres, ya que también existía el acoso hacia los hombres. Generalmente, en lugar de
Alina estaba viendo su celular. Se acomodó nuevamente en el sillón. Eran los últimos meses de embarazo y su bebé se estaba moviendo mucho. Suspiró y cambió de posición. Se frotó el vientre y cerró un momento los ojos. Tenía sueño, pero esperaba el regreso de su esposo. Estaba mas que segura que el volvería mucho antes de lo que había dicho. Siempre trataba de arreglar cualquier conflicto que pudiese surgir rápidamente. Si antes era protector con ella… ahora un guardaespaldas rivalizaría con el. La acompañaba a todos lados, evitaba que ella levantase peso o se estresara siquiera. Sonrió instintivamente, adoraba la forma en que Dante la trataba. Se conocían desde hace años. Primero fueron amigos, pero ambos sabían que su unión era inevitable. Fueron la primera y única relación uno de otro. —¡Ay bebé! Para un poco— se quejó ella— este partido de fútbol lo estás ganando tu, definitivamente— se masajeó un poco mas y recurrió a la estrategia de Dante. Comenzó a cantar una melodiosa nana,
Dante escuchó el golpeteo en la puerta y abrió los ojos. —Pase— levantó la voz. Su secretaria entró con evidente miedo. Lo entendía perfectamente, los últimos 6 meses se había convertido en un verdadero gruñón. No era para menos, había pasado tiempo y aún no habían encontrado a Alina. Su preciosa chica de rizos desobedientes había sido secuestrada y posteriormente había tenido un accidente. Nunca se encontró su cuerpo y él estaba seguro, sentía en su corazón que ella estaba viva. Nadie le creía, obviamente. El coche había caído por un acantilado, habían sido hallados dos hombres muertos. Uno murió en el acto y otro tardó unos minutos mas. Dante no lo lamentaba, si pudiese, el mismo los mataría, los cortaría a pedacitos por haberle infringido miedo y daño a su mujer. Todos decían y afirmaban que ella había caído y muerto, que desorientada terminó al pie del acantilado. No se encontró el cuerpo, y él estaba seguro que ella estaba viva, en algún lugar. Solo no entendía por qué aún no h