Me mantenía muy quieta en el sofá, envolviendo mis piernas con mis brazos, hecha una completa bola.Mi respiración se encontraba aún entrecortada, podía sentir todavía el calor del cuerpo de Rhys sobre mi piel, su respiración tan cerca de mi clavícula, el suave agarre de sus manos tras mi espalda… pero intentaba con todas mis fuerzas sacudir mi cabeza para despejarme aquellos recuerdos, esos malos recuerdos.Su aroma era igual, todo era demasiado parecido, tanto, que me ponía la piel de gallina.Intentaba concentrarme en la película que estaba viendo desde que había llegado a la casa completamente sola, dado que Rhys se había marchado orgulloso con la chica y el hermano de ésta.Me había mirado decepcionado, dado que yo me había excusado diciendo que no me sentía bien y había regresado apresurada, porque sabía que pronto comenzaría a tener un ataque, uno de esos que no tenía desde que era una niña.Quería olvidar, no volver a sentir esa sensación de asco recorriendo mi interior. Querí
A primera hora de la mañana, casi cuando iban a ser las ocho en punto, me encontraba completamente lista para partir a la montaña Nopun o algo así era como le decían, no recordaba muy bien, después de todo el pueblo tenía el nombre más extraño del mundo; Ellijay, así se llamaba el horripilante lugar en el que había nacido.Al igual que las ciudades de ese pequeño país, que estaba ubicado en lo alto de Estados Unidos en un reducido espacio en Atlanta. El pueblo era tan diminuto, que podías recorrerlo de extremo a extremo en menos de un día. De todas formas y con una mala cara por mi parte, caminamos hasta las afueras de Ellijay, con cada uno a su espalda, colgada una mochila repleta de cosas. Vagamos por las desoladas calles, a duras penas una que otra anciana que paseaba a sus perros logró darnos un cordial saludo. Subimos por un camino de tierra, que abría espacio entre los árboles y la maleza de la dichosa montaña. Respiré profundamente, mientras rezaba en mi fuero interno a que
Esperé lo que para mí fue una eternidad entre gruesas lágrimas, mientras los ruidos se hacían más fuertes a mí alrededor, las ramas se agitaban con el viento, acompañando su movimiento con las risas escandalosas a la distancia y aquellas voces que de a poco se convertían en una sola, en su maldita voz. Sentí un punzante dolor en mi pierna, pero ni me molesté en mirar si me había hecho daño en la caída o no. Quería con desespero protegerme por mi cuenta, ya que solo tenía miedo de él y Jack no estaba para salvarme de esa pesadilla. Así que me hice una bola, abrazando mi cuerpo con mis manos temblorosas, como si hacerlo me fuese a servir de algo. Cuchicheaba miles de cosas sin sentido, quería que se marchara, pero entre más lo deseaba, sentía que más se aproximaba su voz, estaba allí tras de mí, podía percibirlo sin necesidad de voltearme a mirar, no quería que me tocara, pero lo iba a hacer, iba a hacer todo lo que yo no quería, porque me obligaría, porque así era él.—¡Lucy! —me ll
Entre mis sueños coloridos y un poco extraños, podía percibir el aroma tan masculino de Jack rodeándome, podía escuchar su cálida risa acariciar mis oídos, y sentir el contacto de su piel sobre la mía, al fusionarnos en un melancólico abrazo.No entendía muy bien por qué estaba precisamente allí, no comprendía del todo aquellas imágenes que aparecían en mi cabeza una y otra vez, hasta que abrí los ojos de sopetón a la mañana siguiente. El apartamento estaba demasiado silencioso para mi gusto, por lo que me puse en pie de un salto y mi corazón se encogió en mi interior al ver todo tan limpio como nunca antes.Cada rincón estaba recién aseado, sobre el comedor había un plato de comida cubierta con un plástico especial para así conservarla y junto a esta había una nota, una que tomé con cierto miedo porque ya sabía la peligrosa noticia que me anunciaría.“Lucy, gracias por acogerme en tu casa y en tu vida. Realmente te estaré agradecido de por vida, por demostrarme que la amistad de una
A pesar de mi efusivo cariño, y todas esas descontroladas lágrimas que bañaban mi rostro, Jack me estrujó de igual forma, acercándome aún más a su entrañable cuerpo. Ese que se acoplaba de manera maravillosa al mío, como si hubiesen sido creados perfectamente el uno para el otro. Él no se molestó en apartarme, ni mucho menos en despegar sus labios, ni siquiera yo quería romper ese reencuentro mágico, bajo la estrellada noche que nos ofrecía el generoso firmamento. No obstante, algo en mi interior me decía que quizá aquello era una completa farsa, un juego de mi cerebro, debido al montón de trago que había consumido en casa de Cody. A pesar de sentirlo tan próximo a mí, no daba crédito a ello.—¿Realmente regresaste? —murmuré entre sus brazos, con cierto temor a su respuesta—. ¿No estoy soñando, verdad?—Claro que no, idiota —contestó, soltando leves risitas—. Soy yo.—¿Por qué volviste? —inquirí confusa, aspirando el delicioso aroma de su chaqueta, era una mezcla entre cigarrillo y
La suavidad de sus labios me enloquecía, la forma en que movía su lengua intentando invadir mi boca me dejaba sin aliento, era una especie de guerra por dominar al otro primero. Tomé su cabello entre mis manos, acariciándolo al ritmo de aquel beso apasionado, mientras él por su cuenta levantaba poco a poco mi camiseta, dejándola en algún lugar de la estancia que no me interesó identificar. Tocó con la yema de sus dedos toda mi espalda desnuda, desabrochando mi sujetador y dejando un camino eléctrico en cada lugar en el que rozaba.Sin previo aviso me levantó en vilo, obligándome a rodear su cuerpo con mis piernas.Deslizó sus manos por todo mi tronco, pasando por mi trasero y así aferrarse a mis muslos, para ayudarme a mantenerme colgada de él como si fuera un koala. Continuó besándome sin siquiera pensar en que pronto nos quedaríamos sin aire, con cierta torpeza me llevó hasta la habitación, donde entre la oscuridad me tiró a la cama, dejándome boquiabierta cuando se quitó sensual
Me removí entre mi profundo sueño.Me sentía un poco mareada, debido a tanto alcohol de la noche anterior, estaba segura que si me despertaba por completo, terminaría vomitando lo que no había comido siquiera.Los espeluznantes síntomas de una desastrosa resaca, se asomaban por cada centímetro de mi cuerpo inconsciente, un completo fastidio que tendría que lidiar por mi cuenta. Recordaba adormilada pocas cosas, de cómo había llegado a terminar en casa de esta manera, pero en mi cerebro existía una laguna mental que buscaba llenar entre mis descoordinados pensamientos.¿Qué había pasado de camino a casa? ¿Por qué no podía recordarlo, aún cuando lo intentaba con tanto esmero? ¿Por qué sentía que había olvidado algo realmente importante? Abrí mis ojos de sopetón, escuchando un quejido a mi lado, una voz masculina que me heló la sangre. ¿Cody había terminado acostándose conmigo? ¡Imposible! Dejé que mi mirada aterrorizada se dirigiera instantáneamente sobre la persona que dormía pláci
Como era de esperarse, las hermosas pueblerinas al escuchar el rumor de que Jack había regresado, se aglomeraron en el bar a intentar platicar con él; así fuera por unos segundos para pedirle algo de beber o hacerle cualquier pregunta personal que se les ocurriese. Entre esas Tina y una tal Melisa, las cuales no se demoraron demasiado en llegar a sentarse frente a la barra a conversar animadamente con él y sacarle más de una sonrisa, que realmente me irritó sobremanera. Jack, como todo un donjuán, les seguía la corriente a todo lo que decían, pero a veces cuando me le quedaba viendo con el ceño fruncido y él lo notaba; se giraba levemente para observarme burlón, para acto seguido guiñarme un ojo con picardía, obligándome a mirar en otra dirección, ruborizada con sus acciones. No sólo le bastaba con todas las mujeres que estaban allí presentes esperando por un cruce de palabras, las cuales no se quedan ni de cerca con las ganas de su compañía, ya que él con mucho descaro les endulza