Con un estallido de carcajadas salvajes, Seraphina lanzó su cabeza hacia atrás, sus ojos brillando con un fuego maníaco al descubrir la marca de lazos, resplandeciente y real, adornando el cuello de la pelirroja. La marca, un símbolo de unión eterna, emitía un brillo que rivalizaba con el de las estrellas, envolviendo a la engañosa Seraphina en un aura celestial.—¡Qué sencillo es hallar la marca de mates cuando conoces sus secretos! —exclamó Seraphina, su voz temblorosa por la excitación desbordante. El artefacto, semejante a un pulpo mecánico, zumbaba en sintonía con su frenesí—. Estoy ansiosa por abrir el portal hacia Unirx. ¡Qué impaciencia me consume por descubrir si los licántropos del otro lado percibirán que se ha utilizado la mate de alguien para desgarrar el velo hacia Unirx!Los tentáculos metálicos, afilados como cuchillas, se deslizaron hacia el cuello de Beltaine, emitiendo un coro de chasquidos mecánicos y zumbidos giratorios. La marca, en un intento desesperado por def
—¿Y si cambiamos el plan?—Melissa sonrió ante las facciones confusas de Beltaine por las palabras que pronunció adrede para confundirla. La susodicha no pudo preguntar a qué se refería la mujer ya que comenzó a cuchichear y a murmurar con Seraphina.La tensión en el aire era palpable mientras Beltaine, con su cabello rojo como el fuego, enfrentaba a sus captores. La confusión se reflejaba en sus ojos esmeralda, mientras Melissa, con una sonrisa astuta, proponía un cambio de planes que solo servía para desorientarla más.—¿Cambiar el plan?—Beltaine murmuró para sí misma, su mente girando en un torbellino de pensamientos. Las dos mujeres frente a ella, ¿eran amigas o enemigas? ¿Qué querían de ella? ¿Y qué papel jugaba Kyrios en todo esto?El silencio se rompió con el susurro de Seraphina, su voz era como el roce de la seda, pero Beltaine no se dejó engañar por su tono suave. Había algo siniestro en la forma en que sus palabras se entrelazaban con las de Melissa, como serpientes en un ba
—¡¿Qué demonios?!—exclamó Beltaine, su voz era un cóctel de furia y asombro—. ¡Tienes un descaro infernal, maldita!Melissa sonrió con frialdad, sus ojos brillando con malicia. Con un movimiento fluido y elegante, desplegó sus garras, rozando la piel de Beltaine, quien aún estaba atrapada en su férreo agarre.—Quizás debería remodelar esa boquita tuya—susurró Melissa con un ronroneo amenazante—. Después de todo, soy cirujana, y te aseguro que mi sutura será una obra de arte. Será un alivio para mis oídos no escuchar tus chillidos por un rato.—¡No te atrevas!—Beltaine luchó con desesperación, sus ojos destellando con un fuego salvaje—. ¡No sabes con quién te estás metiendo!Melissa se lanzó sobre ella con una sonrisa depredadora—. Tranquila, solo será un pinchazo—amenazó, con las garras listas para desgarrar.El sudor frío recorrió la espalda de Beltaine al ver esas armas letales acercándose a su rostro. Se sentía acabada, al borde de la muerte, si esas garras la tocaban.—¡Ay!—gritó,
La atmósfera estaba cargada de una tensión eléctrica, cada respiración parecía resonar en el silencio que se había apoderado del lugar. Melissa fruncía el ceño, su ira era una llama viva que amenazaba con desbordarse. A pesar de que los poderes combinados de ella y Seraphina no eran rival para el imponente Lord Kyrios, la rabia la consumía por dentro, como un fuego que no podía ser sofocado.—¿Y tu sentido del decoro? —Beltaine preguntó, su tono era una mezcla de incredulidad y censura al mirar a su Alfa, quien parecía más un dios pagano que un líder respetable en ese momento.Kyrios, con una sonrisa que rozaba la insolencia, respondió con una ligereza que desmentía la gravedad de la situación—. De todas formas, terminaré sin él, ¿no es así el propósito de esta noche?—¡Por los cielos! —exclamó la pelirroja, sacudiendo la cabeza en desaprobación. Su voz era un susurro de seda, pero sus palabras eran acero—. ¡La decencia, Kyrios! ¡Cúbrete!En ese instante, Melissa, sintiéndose marginad
—Me refiero a esto —dijo Melissa, acariciando su cuello con una lentitud casi hipnótica, sus dedos trazando círculos invisibles sobre la piel, como si evocara recuerdos olvidados o secretos oscuros.El Lord de los lycans, con los ojos brillando de una luz salvaje, imitó su gesto, su mano explorando la base de su propio cuello como si buscara respuestas en un pozo oscuro y profundo. ¿Cómo demonios podía esa mujer saber sobre la pieza metálica vampírica que se hundía en su carne, oculta tan profundamente que ni siquiera él podía sentirla a veces?—¿Qué sabes tú sobre esto? —gruñó el Lord, su voz una mezcla de desafío y desconcierto. Su mirada fija en Melissa, intentando desentrañar los misterios que se escondían tras sus ojos.Melissa esbozó una sonrisa enigmática, pero por dentro su mente era un torbellino de emociones encontradas. ¡Estúpida! ¿Cómo se atrevió a revelar algo tan peligroso? No sentía la menor inclinación a curar a un hombre que, apenas minutos antes, había intentado arra
Kyrios dio un pisotón fuerte, lo suficientemente potente como para sacudir el suelo y sacar a Beltaine de sus pensamientos. La pelirroja se sobresaltó, sus ojos centelleando de sorpresa mientras se giraba hacia el Alfa. Él gruñía, un sonido bajo y peligroso que resonaba en la habitación como un eco de tormenta, reverberando con una intensidad que ponía la piel de gallina.—He recorrido cada rincón de Unirx —dijo Kyrios, su voz un gruñido cargado de ira contenida—. Pero nunca, nunca he encontrado a un lycan que esté a mi altura. —Sus labios se curvaron en una sonrisa sardónica, pero sus ojos no mostraban nada más que frío desafío—. ¿Y tú, bruja? ¿Cómo piensas curarme de esta maldición?Melissa se quedó inmóvil por un momento, analizando la situación. Sabía que tenía que actuar con precisión y astucia. Si no demostraba que podía retirar la pieza de metal vampírica incrustada en el cuello de Kyrios, él no la tomaría en serio. Sin embargo, había otra dinámica en juego, algo más profundo e
—¡Espera! —gritó Beltaine, su voz cortando el aire como un cuchillo afilado. La fuerza de su orden detuvo a Kyrios en seco, su cuerpo rígido por la sorpresa y la incredulidad. No podía creer que su propia mate lo frenara en su embestida furiosa contra las intrusas.—¿Qué estás haciendo? —preguntó Kyrios, girando la cabeza rápidamente hacia ella, su voz llena de desconcierto—. ¿Por qué me detienes?Beltaine lo miró con una mezcla de firmeza y una urgencia que bordeaba lo irreal, sus ojos brillando con una intensidad que dejaba claro que no había lugar para discusión.—Primero, necesitas ir a la habitación y ponerte un pantalón —ordenó ella, su tono inquebrantable.Kyrios parpadeó, perplejo. De todas las respuestas que esperaba de su mate humana, esa definitivamente no estaba en la lista.—¿Qué? —repitió, su voz llena de incredulidad—. ¿Qué estás diciendo?—Vamos, no tenemos todo el día —insistió Beltaine, empujando al hombre lobo hacia la dirección de la habitación. Su toque era firme,
—¿Nuestra razón dices? —Melissa sonrió con un destello de curiosidad en sus ojos. La inteligencia de Beltaine la intrigaba cada vez más. Ahora entendía mejor por qué el Lord estaba tan obsesionado con ella—. No importa lo que nosotras ganemos —señaló a Seraphina, quien observaba en silencio—. Nuestro objetivo es el mismo que el de nuestro Lord Kyrios —suspiró, cansada de repetir lo mismo una y otra vez—. Como dije antes, Lord Death nos está buscando. Solo queremos ser libres.Beltaine hizo una mueca, su mente luchando por reconciliar la lógica en las palabras de Melissa. Había algo en lo que decía que resonaba con verdad, pero a la vez no podía ignorar la sensación de que faltaba una pieza crucial del rompecabezas.—Y, siendo sincera, el estado de salud del Lord es muy grave —continuó Melissa, su tono más serio—. Debe estar sufriendo mucho. Su herida ha crecido más allá de lo soportable, pero la controla utilizando una cantidad inmensa de poder licántropo. Eso apenas lo mantiene funci