—¿Nuestra razón dices? —Melissa sonrió con un destello de curiosidad en sus ojos. La inteligencia de Beltaine la intrigaba cada vez más. Ahora entendía mejor por qué el Lord estaba tan obsesionado con ella—. No importa lo que nosotras ganemos —señaló a Seraphina, quien observaba en silencio—. Nuestro objetivo es el mismo que el de nuestro Lord Kyrios —suspiró, cansada de repetir lo mismo una y otra vez—. Como dije antes, Lord Death nos está buscando. Solo queremos ser libres.Beltaine hizo una mueca, su mente luchando por reconciliar la lógica en las palabras de Melissa. Había algo en lo que decía que resonaba con verdad, pero a la vez no podía ignorar la sensación de que faltaba una pieza crucial del rompecabezas.—Y, siendo sincera, el estado de salud del Lord es muy grave —continuó Melissa, su tono más serio—. Debe estar sufriendo mucho. Su herida ha crecido más allá de lo soportable, pero la controla utilizando una cantidad inmensa de poder licántropo. Eso apenas lo mantiene funci
Kyrios giró la cabeza hacia Melissa, sus ojos rojos centelleando con una furia salvaje. En ese instante, el mundo pareció detenerse, como si el tiempo mismo contuviera la respiración. Melissa apenas tuvo tiempo de parpadear antes de ser arrollada y lanzada violentamente al otro lado de la sala por un colosal lobo de ojos ardientes, cuyo tamaño llenaba casi por completo el departamento.—¡¿Qué le has hecho a mi mate, maldita perra?! —rugió Kyrios, su voz resonando como un trueno en la habitación, vibrando con una mezcla de dolor y desesperación que electrificó el aire.Melissa gimió, intentando levantar su cuerpo adolorido del suelo, pero el lobo ya estaba sobre ella, sus fauces abiertas mostrando colmillos afilados y babeantes, a punto de despedazarla en un solo mordisco. El miedo la paralizó, pero también una extraña fascinación; la bestia sobre ella no era solo un monstruo, sino un ser cargado de una furia primigenia y una pasión abrumadora.—¡No le he hecho nada a la pelirroja! —gr
Kyrios se encontraba todavía en el suelo, su cuerpo humano exhausto después de la transformación. Beltaine, aferrada a él con una ternura desesperada, intentaba apaciguar la tormenta que veía reflejada en sus ojos.—¡Kyrios! —exclamó Beltaine, su voz temblando con una mezcla de urgencia y amor—. ¡Buscabas una médica para sanarte!El eco de sus palabras resonó en la habitación, un recordatorio de la misión que había consumido a Kyrios durante mil años. Beltaine continuó, su abrazo firme como un ancla en medio del caos.—¡Quizás no sea ella, pero posiblemente esta pueda curarte! —susurró, su voz llena de esperanza y desesperación. Kyrios sintió el calor de su mate, su preocupación genuina, y suspiró profundamente, permitiéndose un momento de calma para seguir escuchándola.—¿Realmente piensas que vendrían a matarte ambas con las manos vacías? —continuó Beltaine, sus palabras cargadas de lógica y compasión—. No hay ningún rastro de esa médica que estás buscando ahora mismo. Solo escuchem
Kyrios meneó una pierna, sumido en sus pensamientos.—Esta idea no me gusta mucho. Me preocupa —murmuró, su voz profunda resonando en la habitación.Beltaine lo miró con una expresión entre sorprendida y preocupada.—¿Por qué? —preguntó, buscando entender las razones detrás de la preocupación de su Alfa.El hombre lobo la observó con una mezcla de irritación y ternura.—¿Cómo que por qué? ¡Por ti, por supuesto! ¡Me preocupo por ti! —respondió, su tono cargado de preocupación y amor evidente.La tensión emocional entre ellos era palpable, un hilo invisible de electricidad que conectaba sus almas y hacía que cada palabra resonara con una intensidad abrumadora.—¿Por qué estás tan preocupado, Kyrios? —insistió Beltaine, su voz un susurro cargado de ansiedad mientras sus ojos buscaban los de él—. Estoy bien, incluso si invocas el portal a Unirx a través de mí.Kyrios frunció el ceño, su mirada intensa como un rayo en la oscuridad, escrutando cada palabra que ella pronunciaba.—Nunca se sa
Melissa maldijo en silencio, su mente girando rápidamente mientras intentaba comprender la nueva complicación. ¿Quién era esa mujer que ahora irrumpía en sus vidas, trayendo consigo un aura de misterio y peligro?Lylo frunció el ceño con una mezcla de sorpresa y consternación. Había ordenado la muerte de esa bruja, y sin embargo, ahí estaba, viva y presente en el departamento de su amo. La confusión se mezclaba con una inquietante sensación de intriga. ¿Qué había sucedido para que ella escapara de su destino planeado?Seraphina se aferró nerviosamente a Melissa, buscando protección detrás de ella mientras observaba con cautela a la recién llegada. La atmósfera en la habitación se volvió densa, cargada de expectación y una niebla brillante comenzó a extenderse desde la figura enigmática.La mujer recién llegada permanecía en silencio, su mirada penetrante moviéndose de uno a otro, como si leyera los pensamientos más profundos de cada persona en la habitación. Su presencia era como un i
Melissa se sentía furiosa. La maldita mujer rubia había aparecido justo en el peor momento posible. Convencer a la humana y a Lord Kyrios ya era complicado, pero ahora, con la mano derecha del Lord en la sala, la situación se volvía aún más tensa.Beltaine bufó y cruzó los brazos.—¿Por qué de repente usan mi sala de estar como punto de encuentro? —exclamó, su voz cargada de irritación.Kyrios, con un mal presentimiento, sujetó suavemente el brazo de la humana para que dejara de cruzarlo.Beltaine miró a su Alfa con ambas cejas arqueadas. ¿Qué le pasaba?Lylo sentía cómo su largo cabello rubio vibraba de irritación. Cada célula de su cuerpo estaba encendida. ¡Ese maldito cyborg no había cumplido su tarea de eliminar a la bruja médica! ¿Cómo se atrevía a ponerla en una situación tan difícil? La próxima vez que viera a ese desgraciado, le cortaría la garganta y arrancaría sus partes robóticas.—Lylo, ¿la encontraste? —preguntó Kyrios a su mano derecha mientras sentaba a Beltaine frente
“¿Quién soy yo, eh?” pensó Melissa, aferrándose a la manga de su largo abrigo. Su mente vagaba entre recuerdos del pasado, tiempos en los que había luchado contra el temido Lord Death. Ahora, gracias a las revelaciones de Lylo, entendía con claridad lo que realmente había sucedido. Un bufido de burla escapó de sus labios."Esa maldita de cabellos de sol eligió muy mal a su oponente", reflexionó, sus pensamientos llenos de una mezcla de desafío y determinación.Melissa había sido muchas cosas a lo largo de su vida: sanadora, luchadora, sobreviviente. Cada identidad se superponía a la anterior, creando una complejidad que ni ella misma terminaba de comprender. Su batalla contra Lord Death había sido una de las pruebas más arduas, pero la había superado, fortaleciéndola en formas que nunca imaginó. Ahora, frente a la traición y los juegos de poder de Lylo, sentía que el destino le ofrecía otra oportunidad para demostrar su valía.(...)El cyborg se secó la frente sudorosa, un gesto mecán
Lylo, en este punto de la situación, ya estaba algo confundida. ¿Por qué esa médica bruja estaba dudando? Debería decir sus últimas palabras, ¿no es así? Debería declarar algo como: "Yo soy la médica bruja que buscan" y luego suplicar por su miserable vida.Cada instante que la bruja perdía era valioso y precioso tiempo desperdiciado para Lylo. Observó con impaciencia mientras Melissa parecía debatirse internamente, sin tomar una decisión clara.Antes de que Melissa pudiera pronunciar alguna mentira que pudiera cambiar el curso de los eventos a su favor o en su contra, se le ocurrió repentinamente una idea.“No es necesario que se defienda ella misma. ¡Puede hacer que las cosas terminen a su favor!” pensó Melissa, su mente maquinando un plan audaz y arriesgado.La idea de dejar que Melissa se condenara a sí misma comenzó a tomar forma en la mente de Lylo. Si la bruja confesaba su identidad sin necesidad de ser presionada, podría ser el giro decisivo que necesitaba para asegurar su vic