Chiara:
En algún momento durante el recorrido de mi empresa a la mansión Sanpier, debí quedarme dormida. Porque comencé a soñar, mejor dicho a tener pesadillas, con ese viejo decrépito otra vez.
En mi sueño, yo estaba acostada sobre la camilla del salón de partos, me sentía débil y no lograba moverme, mientras que él gritaba y me escupía. Parecía más un oso rabioso que un ser humano.
De pronto, sacó un bulto de documentos, las páginas ardían en su mano, y las arrojó sobre mí.Prendiéndome en un fuego devastador que carcomía mi ser y me devoraba.
Corrí.
Asustada, adolorida, inclusive los que me veían pasar se prendían en fuego también. Hasta que el hospital entero ardía en llamas.
Y luego, logré salir de aquel lugar maldito, esperando ver los rayos del sol, pero me rodeó la más fría y profunda oscuridad.
Me quedé allí, llorando mis penas, ahogada en mi propia soledad, en mi ardiente dolor, hasta que un sonido extraño llegó a mí.
Era el llanto de un bebé...
Lo busqué, como busca una persona perdida en el desierto una fuente de agua. Seguí su llanto hasta salir de la oscuridad, y encontrarme en la que había sido mi habitación en la mansión Montero.
Temí acercarme a la cuna.
Mi piel aún ardía, consumida por el terrible fuego.
Mi cuerpo estaba descarnado en sitios, y sangraba a grandes chorros de las múltiples quemaduras.
Era mi aspecto horroroso. Asemejaba a un cadáver a punto de comenzar a podrirse, comido de gusanos.Parecía yo una muerta viva, salida de la tumba.Y condenada a vagar como alma en pena.
Pero era tan angustioso el llanto procedente de la cuna, que no me pude contener.
Me acerqué y vi al pequeño que lloraba. Lo tomé en mis brazos y el calor de su cuerpecito apaciguó mi irá.
Le canté una canción de cuna, y él me miró. Con sus enormes ojos llenos de amor, liberando un bostezo de satisfacción y acomodándose feliz contra mi pecho.
Dejé de arder en ese instante.
Mis heridas comenzaron a cerrarse.Mi piel regresó a ser rosada y sana como había sido. Antes de las injurias y las traiciones.
Y sonreí, feliz, después tanto sufrir en mi propio infierno.
Besé la cabecita del pequeño, agradecida con él, por haberme librado de la maldición.
Lo deposite de regreso a su cuna, y cuando lo volví a mirar, ya no era un bebé.
Sino un niño de cinco años, de cabellera negra de crespos ensortijados y ojos curiosos.
Tenia ante mí, entregándome una enorme sonrisa, al hijo ilegítimo de Oscar Sanpier.
***
Desperté de golpe.
Acariciando mi cuello, y haciendo una mueca de dolor.
A mi lado, Adrián me contemplaba con curiosidad.
—Te quedaste dormida, cara. ¿No dormiste bien anoche?
—No duermo bien desde hace años, Abernathy.- farfullé.
—Oh, estas de mal humor. Tranquila. Ya estamos llegando a nuestra reunión.
Asentí.
Conectando mi iPhone y buscando las últimas noticias.
Por todas partes estaba la foto en la que se veía a la familia Sanpier, Oscar sujetando a su pequeño en brazos su mujer defensivamente a su lado, y yo.
“ Metalúrgica Sanpier en negociaciones con Fierro Investments.’’
“CEO de Fierro Investments vista en escena acogedora con posible nuevo socio y su familia.”
Los titulares eran similares, y las notas noticiosas no parecían acabar.
Acaricié mi labio inferior con mis dedos.
Algo de todo esto no cuadraba.
Los medios estaban más interesados en mi posible asociación de negocios con Oscar que en especular sobre la concepción de su hijo.
Le envié un rápido mensaje a un reportero amarillista que me servía de fuente interna en muchas ocasiones, este me respondió en pocos minutos, y sonreí.
Al parecer, el gran Señor Sanpier había sobornado a casi todos los medios oficiales para que se centrasen en lo que a él le beneficiaba.
Elevé las cejas, bastante impresionada.
Oscar no era tan tonto como aparentaba.
Por un lado conseguía que lo asociasen públicamente conmigo y por el otro callaba cualquier posible escándalo que pudiese causar la devaluación de las acciones de su empresa.
—Averigua quien es la madre biológica del hijo de Sanpier.- le ordené a Adrián y él me contempló, sorprendido.
—¿Qué relevancia puede tener esa mujer para nuestros planes, cara?
Me relamí los labios resecos y lo miré con petulancia.
—No soy mujer de dejar cabos sueltos y lo sabes. Además, espero no tener que explicarte cómo funciona esto.
Adrián me dirigió una mueca burlona.
—Lo más mínimo podría ser importante, sino imprescindible en nuestra venganza. Necesitamos desenterrar toda la suciedad que podamos encontrar con tal llevar a ese tipejo a la ruina. Y la madre de ese niño, podría ser una pieza clave a nuestro favor, en este juego.
El coche llegó ante la grande reja de la entrada principal de la mansión de uno de mis enemigos y me preparé.
Saqué mi maquillaje del bolso, mirándome al espejo de mano, y prestando especial atención en resaltar mis ojos color café, y en aplicar una espesa capa de labial rojo encendido a mis labios.
Luego de acomodar mi cabello en una cebolla alta, y de cerciorarme de que mi traje negro estuviese impecable, puse mi celular en modo de vibración.
La limosina entró al inmenso jardín, y chequé mi reloj de pulsera.
Eran solo las ocho treinta. Una muy buena hora para dar comienza a mi venganza.
La reunión que tendría lugar dentro de pocos minutos era vital, y un punto decisivo en mis planes.
Pobre…pobre Oscar.
Él no lo sabía, pero el día de hoy marcaba el comienzo de su caída.
Oscar:
Tocaron a la puerta de mi despacho y la ama de llaves entró acto seguido.
—Señor, sus invitados acaban de arribar. Los he dejado en el área de recepción, esperándolos.
—Muy bien, en seguida estaremos allí. Gracias, Teresa.
Ella asiente y se marcha.
—Bueno…- comienza Daniel, mirando su reloj y empinándose su bebida.- …otra cosa tal vez no, pero al menos la mujer es puntual.
—Sí. Es un alivio. Vámonos. Ya es hora de comenzar con esto.
Chiara:Estaba sentada en el opulento recibidor de la mansión Sanpier.Era de increíble, que de joven me negaron la entrada a este lugar tantas veces.Recuerdo, que Oscar siempre ponía peros a la hora de tráeme a conocer a sus padres, y finalmente cuando lo hice, su madrastra se dirigió a mí de la manera más ofensiva posible, llamándome zorra, puta e inclusive trepadora.Sonrío.Tal vez ella no estaba equivocada del todo. Puedo afirmar sin pizca de remordimiento que soy todo eso, y mucho más.—Oiga, si ha venido a la entrevista para ser la nueva niñera, pierde su tiempo.- farfulla una Señora muy elegantemente vestida, que ha llegado hasta nosotros y se ha quedado mirándome con desconfianza.—Mi hija no contrata mujeres jóvenes, y menos aún cuando visten y se maquillan para parecer rameras.El tono de voz de la mujer es imperioso, se expresión una superioridad, y eleva su mentón, mirándome como lo haría una reina a una rata.Con lentitud, me levanto de mi asiento, dispuesta a poner a e
Oscar:Luego de que comiésemos unas tostadas con mantequilla y apurásemos el chocolate, comenzamos la reunión.Adrián explicó los puntos importantes de nuestro objetivo. En qué se emplearían los fondos y los beneficios que ofrecía nuestro proyecto.Grafico tras gráfico, expuso los beneficios a largo y a corto plazo, evidenciando su gran conocimiento y la fe que tenía en el éxito del mismo.Chiara lo escuchaba con expresión indiferente en su rostro. Estudiaba los gráficos y hacía preguntas verdaderamente difíciles y ingeniosas.Sin embargo, Daniel le respondía siempre con explicaciones que parecían complacerla.Al finalizar la exposición y dar respuesta a todas las dudas tanto suyas como las de Abernathy, ya era casi medio día.—¿Y qué gano yo de esto?- interrogó ella, lanzando sobre la mesa su folder. – sin dudas es un proyecto muy ambicioso el que ustedes quieren llevar a cabo y halago al Señor Montero por su magnífica exposición. Pero represento a una empresa de préstamos financiero
Oscar:No parece haber otra solución.Con todo y que planeamos esto con extremo cuidado, no encontramos más alternativa.—¡Es que no me lo puedo creer!- protesta Daniel, furibundo.- lo hemos intentado todo. ¡Fuimos a otras entidades financieras e incluso a más de cinco bancos, y ninguno está interesado en financiarnos!—Lo sé, yo estuve allí.—Esto es inaudito, Sanpier. – se queja él. – con todo y que hicimos público el posible interés de la Fierro en nuestro proyecto, no nos sirvió de nada.Tamborileo con mis dedos por encima de la madera del buró.—No lo comprendo. Solo de presentarnos en busca de otros socios deberíamos estar inundados en propuestas, no siendo rechazados a diestra y siniestra.—La única explicación, es que viendo que no hemos cerrado el trato con la italiana, los demás han de creer que nuestro proyecto es un fiasco. Al fin y al cabo, si ella que estaba interesada, no cerró un acuerdo con nosotros, menos lo harán lo demás.—Tienes razón. ¡Maldición! ¿Qué hacemos San
Chiara:—Usted está bromeando, ¿verdad?- masculla él, colérico.—Para nada.- respondo con firmeza.- es momento de que nos tratemos con franqueza. Usted me ha investigado, y yo a usted. Así que no nos andemos con rodeos. Si se lo está preguntando, le diré que sí. Mi reputación es cierta.Él me contempla manteniendo una postura rígida.—Soy una perra maldita en los negocios, y disfruto de follarme a mis socios.Lo veo tragar en seco. Su nuez de Adán, asciende y desciende, con rapidez.—He descubierto que la mejor forma de conocer el carácter de un hombre y de saber si tiene lo que se necesita para hacer negocios conmigo, es follándomelo.—¡Estás loca!—Ese no es el punto. El punto aquí es soy tu única opción, y lo sabes. Metalúrgica Sanpier y Montero Energy están arruinadas. Si no comienzan la fusión, en dos meses tú y tu socio estarán en la quiebra.Comprime sus labios.—Así que decida, Señor Sanpier. O se arrodilla y me mama el coño o…Un grito desgarrador me impidió terminar.La pue
Oscar: ¡Maldición! Por un momento olvidé por completo de dónde estaba. Conociendo a Monique está a ínfimos segundos de lanzarse contra nosotros y arañarle el rostro a Chiara. Esta es una situación volátil, que si no la manejo con cuidado, traerá más de un problema. —Monique, querida. Veo que ya has regresado de tu paseo.- Murmuro. —Déjate de estupideces, Oscar. ¡Y explícame qué carajos es esto!- chilla ella. —Ay, no. Yo he tenido bastante por hoy. ¿Nos vemos mañana en mi oficina, Oscar?- murmura Chiara, alejándose. —¡Tú no te mueves de aquí hasta que no me expliquen que…!- chilla Monique, una exponiéndose entre la italiana y las escaleras. —Oh, no, Señora Sanpier, yo no tengo nada que explicarle. Y será mejor que salga de mi camino sino quiere serios problemas. Chiara la fulmina con la mirada, y Monique se aparta. Dejándola pasar. La Fierro se va, dejándome con una enfurecida Monique y unas cuantas cosas que arreglar —¿Y bien?- me enfrenta mi esposa, poniendo sus manos en s
Oscar: Esta vez, la reunión se lleva a cabo en la sala de juntas. Daniel no está contento con esto, pero sabe que es nuestra última salida. Ella está sentada a la cabecera de la mesa. Vistiendo de negro e impecablemente arreglada. A su lado, justo frente a mí está el cretino de Adrián Abernathy, sonriendo como si estuviese drogado. Y Daniel se sienta a mi lado. Luego de que yo fuera lectura a las principales pautas del proyecto, y los principales acuerdos del mismo, procedimos a la firmas. Ella se quedó con una copia de los documentos, y yo con otra. —Bien, eso concluye este asunto. Gracias a dios.- masculla Daniel, estrechando la mano de Abernathy. Yo también lo hice. —Oh, por el contrario. Este “asunto” acaba de comenzar.- murmura Chiara.- Adrián, acompaña al Señor Montero a la salida. Yo me quedaré ultimando unos detalles con el Señor Sanpier. Adrián asiente. —A la orden, jefa. Daniel y Adrián salen, dejándonos solos, y ella me contempla con curiosidad. —¿Y bien? ¿ De
Chiara:Por suerte, grazie Dio, hoy es domingo.Y tengo como política no trabajar los domingos.Sin embargo, aproveché la oportunidad, para que Carmen me diera algunas lecciones de cocina.—¡Es inútil!- chillé, al ver que acababa de arribar la tercera tanda.—No, no lo es Señora. Solo debe tener un poco más de paciencia. Todo se consigue con práctica.—Si tú lo dices…Dominic:Mi nueva niñera es rara.Es una señora tan vieja que podría ser mi abuelita.Desde que recuerdo, las niñeras duermen en mi habitación, sin embargo mi tía Monique nunca lo ha hecho.Y esa es una de las tantas cosas que ocurren porque no tengo mamá.Lo que dije lo dije en serio. Sí quiero a la Señora buena.Ella me canta y me abraza, me despeina y sonríe.Sus sonrisas son reales, no como las de la tía que parecen más muecas de burla que sonrisas.—¿Y qué película vieron?- pregunta la tía, retorciendo sus manos nerviosamente.Arrugo el entrecejo.Antes de dormir anoche, papá me dijo que tuviera cuidado. La tía no p
Monique:Oscar me engaña. Mi madre tiene toda la razón.Lleva ya dos semanas regresando a casa en la madrugada. Se le ve mucho más contento, y su ropa sucia huele a perfume de mujer.¡El hijo de puta ha regresado a las andadas!Y debo estarme prevenida, porque como mismo me habló de divorcio, puede fácilmente echarme de aquí a patadas.Sin embargo, esta vez descubriré con que puta se revuelva y la confrontaré a ella directamente. De él no puedo esperar nada.Chiara:Domesticar al cabrón de Oscar ha sido fácil, y rápido. Él estaba ansioso por comenzar con nuestra aventura, y yo lo complací, sin embargo, dejé claro que en esta relación sadomasoquista, la Ama soy yo.El día de hoy, he sido invitada a venir con Adrián a inspeccionar el nuevo edificio para la sucursal de “Ikarus Consortium”.El rascacielos es impresionante, cuenta con una armazón de hormigón, revestida en cristalería, y en total son ciento cincuenta pisos de oficinas.Adrián me contempla de medio lado, y yo le devuelvo la