Oscar:No parece haber otra solución.Con todo y que planeamos esto con extremo cuidado, no encontramos más alternativa.—¡Es que no me lo puedo creer!- protesta Daniel, furibundo.- lo hemos intentado todo. ¡Fuimos a otras entidades financieras e incluso a más de cinco bancos, y ninguno está interesado en financiarnos!—Lo sé, yo estuve allí.—Esto es inaudito, Sanpier. – se queja él. – con todo y que hicimos público el posible interés de la Fierro en nuestro proyecto, no nos sirvió de nada.Tamborileo con mis dedos por encima de la madera del buró.—No lo comprendo. Solo de presentarnos en busca de otros socios deberíamos estar inundados en propuestas, no siendo rechazados a diestra y siniestra.—La única explicación, es que viendo que no hemos cerrado el trato con la italiana, los demás han de creer que nuestro proyecto es un fiasco. Al fin y al cabo, si ella que estaba interesada, no cerró un acuerdo con nosotros, menos lo harán lo demás.—Tienes razón. ¡Maldición! ¿Qué hacemos San
Chiara:—Usted está bromeando, ¿verdad?- masculla él, colérico.—Para nada.- respondo con firmeza.- es momento de que nos tratemos con franqueza. Usted me ha investigado, y yo a usted. Así que no nos andemos con rodeos. Si se lo está preguntando, le diré que sí. Mi reputación es cierta.Él me contempla manteniendo una postura rígida.—Soy una perra maldita en los negocios, y disfruto de follarme a mis socios.Lo veo tragar en seco. Su nuez de Adán, asciende y desciende, con rapidez.—He descubierto que la mejor forma de conocer el carácter de un hombre y de saber si tiene lo que se necesita para hacer negocios conmigo, es follándomelo.—¡Estás loca!—Ese no es el punto. El punto aquí es soy tu única opción, y lo sabes. Metalúrgica Sanpier y Montero Energy están arruinadas. Si no comienzan la fusión, en dos meses tú y tu socio estarán en la quiebra.Comprime sus labios.—Así que decida, Señor Sanpier. O se arrodilla y me mama el coño o…Un grito desgarrador me impidió terminar.La pue
Oscar: ¡Maldición! Por un momento olvidé por completo de dónde estaba. Conociendo a Monique está a ínfimos segundos de lanzarse contra nosotros y arañarle el rostro a Chiara. Esta es una situación volátil, que si no la manejo con cuidado, traerá más de un problema. —Monique, querida. Veo que ya has regresado de tu paseo.- Murmuro. —Déjate de estupideces, Oscar. ¡Y explícame qué carajos es esto!- chilla ella. —Ay, no. Yo he tenido bastante por hoy. ¿Nos vemos mañana en mi oficina, Oscar?- murmura Chiara, alejándose. —¡Tú no te mueves de aquí hasta que no me expliquen que…!- chilla Monique, una exponiéndose entre la italiana y las escaleras. —Oh, no, Señora Sanpier, yo no tengo nada que explicarle. Y será mejor que salga de mi camino sino quiere serios problemas. Chiara la fulmina con la mirada, y Monique se aparta. Dejándola pasar. La Fierro se va, dejándome con una enfurecida Monique y unas cuantas cosas que arreglar —¿Y bien?- me enfrenta mi esposa, poniendo sus manos en s
Oscar: Esta vez, la reunión se lleva a cabo en la sala de juntas. Daniel no está contento con esto, pero sabe que es nuestra última salida. Ella está sentada a la cabecera de la mesa. Vistiendo de negro e impecablemente arreglada. A su lado, justo frente a mí está el cretino de Adrián Abernathy, sonriendo como si estuviese drogado. Y Daniel se sienta a mi lado. Luego de que yo fuera lectura a las principales pautas del proyecto, y los principales acuerdos del mismo, procedimos a la firmas. Ella se quedó con una copia de los documentos, y yo con otra. —Bien, eso concluye este asunto. Gracias a dios.- masculla Daniel, estrechando la mano de Abernathy. Yo también lo hice. —Oh, por el contrario. Este “asunto” acaba de comenzar.- murmura Chiara.- Adrián, acompaña al Señor Montero a la salida. Yo me quedaré ultimando unos detalles con el Señor Sanpier. Adrián asiente. —A la orden, jefa. Daniel y Adrián salen, dejándonos solos, y ella me contempla con curiosidad. —¿Y bien? ¿ De
Chiara:Por suerte, grazie Dio, hoy es domingo.Y tengo como política no trabajar los domingos.Sin embargo, aproveché la oportunidad, para que Carmen me diera algunas lecciones de cocina.—¡Es inútil!- chillé, al ver que acababa de arribar la tercera tanda.—No, no lo es Señora. Solo debe tener un poco más de paciencia. Todo se consigue con práctica.—Si tú lo dices…Dominic:Mi nueva niñera es rara.Es una señora tan vieja que podría ser mi abuelita.Desde que recuerdo, las niñeras duermen en mi habitación, sin embargo mi tía Monique nunca lo ha hecho.Y esa es una de las tantas cosas que ocurren porque no tengo mamá.Lo que dije lo dije en serio. Sí quiero a la Señora buena.Ella me canta y me abraza, me despeina y sonríe.Sus sonrisas son reales, no como las de la tía que parecen más muecas de burla que sonrisas.—¿Y qué película vieron?- pregunta la tía, retorciendo sus manos nerviosamente.Arrugo el entrecejo.Antes de dormir anoche, papá me dijo que tuviera cuidado. La tía no p
Monique:Oscar me engaña. Mi madre tiene toda la razón.Lleva ya dos semanas regresando a casa en la madrugada. Se le ve mucho más contento, y su ropa sucia huele a perfume de mujer.¡El hijo de puta ha regresado a las andadas!Y debo estarme prevenida, porque como mismo me habló de divorcio, puede fácilmente echarme de aquí a patadas.Sin embargo, esta vez descubriré con que puta se revuelva y la confrontaré a ella directamente. De él no puedo esperar nada.Chiara:Domesticar al cabrón de Oscar ha sido fácil, y rápido. Él estaba ansioso por comenzar con nuestra aventura, y yo lo complací, sin embargo, dejé claro que en esta relación sadomasoquista, la Ama soy yo.El día de hoy, he sido invitada a venir con Adrián a inspeccionar el nuevo edificio para la sucursal de “Ikarus Consortium”.El rascacielos es impresionante, cuenta con una armazón de hormigón, revestida en cristalería, y en total son ciento cincuenta pisos de oficinas.Adrián me contempla de medio lado, y yo le devuelvo la
Chiara:Desde que la recepcionista del primer piso me anunció que ella venia a verme, supe de que se trataría esta entrevista amarga. No bien entró por la puerta de mi oficina, comenzó a insultarme.—¡Eres una maldita puta y una destruye hogares!- chilló. Con el rostro enrojecido de rabia.—No sé de lo que…—Ni te hagas la inocente.- masculló. – ¡Sé que eres la amante de mi marido!Le devolví una sonrisa cínica, y ella se abalanzó sobre mi escritorio. Barriendo con toda las carpetas y documentos importantes que tenía encima.—¡No te burles de mí, sucia ramera!- gritó.—Ay, por favor. Deje ya su teatro, Señora Sanpier. Esta no es la primera vez que su marido la traiciona, y me atrevo a asegurar que no será la última.—¿ Cómo te atreves?- berrea indignada.Y por muy divertido que me resulte su berrinche, acciono la alarma oculta debajo de mí buró. Los hombres de seguridad vendrán en breves minutos.—Me atrevo porque puedo.—¡Solo eres una cerda da disfrazada de empresaria! Toda Madrid s
Chiara:El día comenzó muy prometedor.Yo me había preparado para volver a verle la cara al viejo cretino que destruyó mi vida.Sí, estaba ansiando tener frente a frente a Enrique Montero. El jodido hijo de puta que destrozó mi vida.Por eso venía tan temprano a la junta de accionistas. Faltaba una hora completa para el comienzo de la misma, y de la emoción había decidido saltarme el almuerzo.Ahora lamento esa decisión. Porque mi estómago gruñe audiblemente.Inga está histérica.Nunca la había visto así.Oscar parece un dragón, respirando fuego, y soltando amenaza a diestra y siniestra.Sin embargo, otra Señora de edad, corroboró la versión de la niñera. El niño se escapó del parque por su propia voluntad, cruzando la avenida y perdiéndose por una calle lateral.Nos subimos al coche, tomando la ruta que había tomado Dominic.Oscar comenzó a peinar las calles, muy despacio.Mientras nosotras mirábamos por las ventanillas en caso de que pudiéramos ver al pequeño.Así estuvimos recorrie