Adrián:—Dominic es nuestro hijo. Mío y de Oscar, por supuesto.—Sí, claro. Y Santa Claus y el conejo de pascua son mis amigos.—¿Por qué estás siendo tan cínico y escéptico Adrián, qué sucede?—Muchas cosas y ninguna de ellas es buena. Por cierto, ¿dónde estás? Hace semanas que no te veo por ahí.—Estoy trabajando. Reanudé mi carrera de modelaje y estoy en un trabajo bastante bien pagado desde hace un mes.—Hmmm, eso lo explica todo. Y oye, ¿cuando regresas?—En unos días. ¿Por qué?—No, por nada en especial. Es solo que me gustaría invitarte a qué almorzaremos juntos.Chiara:—No, no puedo.—Pero madrina, trabajas demasiado. Por un día que no vayas a trabajar no pasará nada.—Oh, por supuesto que sí. Si no voy a trabajar, el mundo explotará en pedazos, la economía mundial colapsará…¡y los zombis se comerán a los niños! – parodio, haciéndole cosquillas y el se ríe y chilla feliz.—No le tengo miedo a los zombis.- farfulla Dominic, elevando sus mentón valientemente.- pero quiero ir de
Adrián:—Bueno, maja, debo admitir que tu contrato de trabajo te ha venido de maravillas.Intercambiaron saludos, y ella sonrió, ocupando su asiento a la mesa, justo frente a él.—Gracias. ¿Ya pediste?—No. Estaba esperándote.Monique toma la carta y lee con rapidez las ofertas del restaurante.—Cuéntame, hace dos días que regresaste. ¿Cómo te sientes?—Algo cansada. Oh, pero mi estancia en Italia fue maravillosa. No te imaginas la de gente importante de la industria de la moda que conocí.—Seguramente los deslumbraste a todos con tu carisma y belleza.Ella se sonroja, y me sonríe.—Adulador.—¿Qué van a ordenar los señores?—Oh, yo quiero una ensalada Cesar y vino blanco, por favor. Estoy a dieta.- explica.—Pechuga de pollo a la parrilla. Gracias.El mesero se retira y Monique me contempla con curiosidad.—Y bien, ¿de qué querías hablarme?—¿Va todo bien entre Oscar y tú?La veo comprimir sus labios, pero luego oculta su malestar con una enorme y falsa sonrisa.—Sí, todo es perfecto
Chiara:—¿Estará bien papá?- me interroga Dominic, y no sé qué responder.—No tengo ni la menor idea, mi niño.Él está preocupado, y yo también.Ya más de varias veces he notado que Monique es una mujer mentalmente inestable. Hace cinco años, ella aprovechaba cualquier oportunidad para agredirme o burlarse de mí.En aquel entonces, yo me mantenía callada y me limitaba a evitarla, porque a fin de cuentas ella era la prometida de Oscar, yo era solo su…pfff.Bueno, sí, yo era su querida.Pero ahora, sabiendo lo que sé, que el matrimonio de ellos es mentira, que siempre ha sido una farsa e incluso Inga me confirmó que no dormían juntos, y que según había investigado nunca lo hicieron, esa obsesión enfermiza de ella por él me preocupa tanto.—¿Si papá se pelea de la tía, tu serías mi nueva mami?Las palabras de Dominic me sacan de mis reflexiones.Si Oscar se divorcia de Monique…Niego, en mi fuero interno.No. Ya he avanzado demasiado en mi venganza como para echarme atrás ahora.—Domi, c
Chiara:Tamborileo con las uñas sobre la madera de mi mesa.Poco a poco, la fichas han ido cayendo en su lugar, yo solo comencé el juego, y los demás sin darse cuenta han ido llevando a cabo cada uno un papel importante.—Todo está listo, entonces.- anuncia Adrián.- la fiesta para los inversionistas será mañana en la noche.—Perfecto.—Señora, el Señor Oscar Sanpier la llama por la línea tres.- anuncia Rachel y yo descuelgo el teléfono fijo.—¿ Qué sucede?—¿ Estás bien?- pregunta él, el tono de su voz es nervioso.—Sí, lo estoy…¿Ustedes?—Estamos bien, pero esta mañana todo ha sido un caos. Los teléfonos no cesan de sonar, pidiéndome una conferencia de prensa y los accionistas están nerviosos.—Puedo imaginarme todo el desmadre.—Lamento mucho que te estés viendo envuelta en las mentiras e intrigas de Monique.“Y yo lamento mucho que de aquí en adelante tu vida se irá barranca abajo y frenos. “—Lo sé. Tranquilo, estoy acostumbrada. Por cierto, ¿tú y Daniel recibieron sus invitacion
Oscar:—¿Por qué a veces creo que te diviertes comportándote de manera escandalosa?—Yo no me comporto de manera escandalosa, soy escandalosa..- susurra ella, entrelazando sus dedos con mis cabellos y acariciando mi nuca mientras bailamos. Achino los ojos.—¿Qué te propones ahora Chiara?- la interrogo.Ella eleva un hombro desnudo.—¿Por qué crees que me propongo algo?—Pues porque estás demasiado…coqueta, si es esa la palabra adecuada.Ella se reclamé los labios con lentitud.—Hace demasiado tiempo que no tengo sexo con alguien. No te voy a mentir, Oscar. No solo vine a esta fiesta para socializar con los inversores y accionistas. Vine en busca de un hombre con quién terminar la noche.Chiara:Acabo de comenzar a martillar los últimos clavos sobre su ataúd.En cuando dije aquella estupidez, su mirada se tornó turbia, su respiración se puso entrecortada y justo contra mi cadera pude sentir la dura evidencia de atención.—¿Me lo estás proponiendo, o solo lo dices para causarme celos,
Adrián:Nunca voy a comprender del todo a esa mujer…Sin embargo, aunque sus propósitos y planes me parecen extraños, en el tiempo que llevamos trabajando juntos, o sea, en este espectacular año y cuatro meses, he aprendido que con ella nada es lo que parece que todo lo que hace es medido, premeditado, diseñado para conseguir lo que quiere y esta noche no es diferente.Al final, ha dejado una terriblemente mala impresión con los accionistas , se ha comportado como una loca drogada en el mejor de los casos y como una puta lujuriosa en el peor de ellos.Sonrío.—¿ Qué diablos fue eso?- me pregunta Daniel.—¿Qué diablos fue qué?—¿A qué juegan la Fierro y tú?Ruedo los ojos.—Mira principito, Chiara es mi jefa. Lo que haga en su vida privada no es mi…—¿Solo tu jefa? ¡Hace un momento parecía tu amante!Arrugo el entrecejo.Esta noche está de locos.¿ A Montero también le gusta Chiara, es por eso que está tan agresivo?—No. No lo somos. De hecho, mi jefa acaba de escabullirse con tu amig
Adrián:Ha amanecido.Hace un día precioso en Madrid. No hay una sola nube en el cielo, los pajaritos cantan…y Daniel Montero está desnudo y sexi, justo a mi lado sobre la cama de habitación.Pestañeo un para de veces, para ver si así desaparece, pero no lo hace.Su cuerpo duro, bronceado y salvaje continúa reposando sobre mi colchón.Arrugo el entrecejo.Anoche después de que él se marchara de la fiesta, yo continué bebiendo hasta que se acabó todo. Me pedí un Uber, me vine a casa y en algún momento durante la noche él se presentó a mi puerta, me dijo que no lo soportaba más y se me lanzó encima.El resto es demasiado pornográfico como para relatarlo aquí, sin embargo, sí diré que quedé tan complacido y feliz, que ahora, a las diez de la mañana de este hermoso domingo, es que vengo a despertarme.No sé que hacer con esto.El principito y yo nunca nos hemos llevado bien. Recuerdo perfectamente cuando él comenzó a trabajar en Montero Energy, en aquellos años yo gozaba haciéndole el tra
Oscar:Las cosas tienen una facilidad espantosa para joderse.Pasé un fin de semana feliz. El más feliz que he pasado en años, en compañía de la mujer que amo y de mi hijo.No hicimos nada en particular, solo permanecer juntos en mi apartamento o el suyo, comer chuches y quedarnos delante del televisor viendo pelis, o series, y me sentí satisfecho con eso.Sin embargo, ya es lunes, he regresado al trabajo y mi vida es un desastre.—Las fotografías están por todas partes. El artículo dice que ella es una drogadicta, una mujerzuela y que por lo tanto no es de confianza.- Lee Daniel, enfurecido.Suelta el periódico sobre la mesa, y contemplo las fotografías.Chiara baila como posesa, con un hombre, luego con otro, bebe champán y continúa bailando.—Son solo meras habladurías, ella no es drogadicta.—Quizás no, pero bastante put…- quiero decir, eh…floja en sus lealtades, sí que es. El artículo dice que anduvo con no menos cincuenta de sus socios de negocios mientras vivió en Italia.—Eso