La ginecóloga me informó que mi cuerpo mostraba signos de haber tenido relaciones sexuales recientemente, pero como me había bañado, no quedaban restos de fluidos.La noticia me dejó helada, confirmando mis peores temores sobre lo que pudo haber sucedido mientras estuve inconsciente. Necesitaba saber si el imbécil de Gabriel había abusado de mí durante ese tiempo.Nathan me esperaba afuera del consultorio, y al salir, caminé lentamente hacia él. Nuestros ojos se encontraron y él comprendió enseguida mi angustia. No fue necesario decir nada, simplemente me abrazó con fuerza, transmitiéndome su apoyo incondicional en ese momento tan difícil.—Vamos, te llevaré a casa —dijo Nathan mientras me tomaba de la mano y salíamos del consultorio de la ginecóloga. Durante todo el trayecto, no dejé de mirar por la ventana, tratando de encontrar algo de paz en el paisaje. A pesar de que ese idiota me había tocado, no lloré. Era como si aún estuviera en shock, intentando procesar todo lo que me es
Volteé hacia Lorena, cuyo rostro mostraba una expresión de profundo dolor.Me acerqué a ella y le susurré.—Mamá, ¿por qué papá no quiere que estemos juntos? ¿Realmente apoyas nuestra relación?Lorena suspiró antes de responder con calma.—Hablaré con tu padre, Strella. Intentaré mediar entre ustedes y encontrar una solución.Con estas palabras, se retiró hacia la casa, dejándome sola con mis pensamientos.Aunque abrazarlo me resultaba incómodo, no tenía alternativa. Necesitaba asegurarme de que Gabriel no sospechara nada.Corrí hacia donde se dirigía Lorena y la agarré del brazo, deteniéndola.Le dije en voz baja.—Lorena, está bien. Hablaré con papá. No puedo permitir que controle mi vida.Decidida, me dirigí al despacho de «mi padre», donde sabía que lo encontraría. Golpeé suavemente la puerta y pregunté con temor. —¿Puedo pasar, papá?Él estaba ocupado revisando unos documentos en su escritorio, pero al verme, inmediatamente dejó los papeles a un lado y me miró. Tomé eso como una
—El último día de aquel tormentoso viaje, las 14 personas involucradas tomaron la decisión de ir a bailar a una discoteca, dejándome encerrada en el baño. Mientras relataba esos momentos a Nathan, sentía cómo las lágrimas inundaban mis ojos, cada detalle estaban reviviendo el horror una vez más. Era mucho lo que podía recordar, pero sentía que al compartirlo con Nathan, encontraba un poco de alivio en medio de la oscuridad.—No me permitían usar ropa, haciendo más sencillo tenerme a su merced.Deslicé la cortina del baño y me envolví en ella, acurrucándome en la bañera, deseando desaparecer en el sueño. Al abrir los ojos, me encontré en los brazos de él. Me froté los ojos, despejando la neblina del sueño, y vi aquel rostro que parecía angelical pero albergaba la crueldad de un demonio. Gabriel me alzó y me recostó en la cama. Aún aturdida, observé cómo las mujeres desnudas se entregaban a los hombres. Esta vez, nosotros éramos los espectadores. Todos estaban drogados, entregándose
Nathan escuchaba atentamente cada palabra que salía de mi boca, con sus ojos clavados en los míos, tratando de comprender el tormento que había vivido. Sus cejas fruncidas y su gesto serio revelaban la intensidad de su atención.Sentí un nudo en la garganta al terminar mi relato, preguntándome si lo que había compartido despertaba compasión o lástima en él. Mis manos temblaban ligeramente mientras esperaba su reacción, sintiendo el peso de mis palabras en el aire cargado de emociones.Me di cuenta de que quizás no debí haberle contado todo esto; después de todo, eran mis asuntos personales y yo misma debía enfrentarlos. Pero al mismo tiempo, era un alivio poder finalmente sacarlo todo y ver a alguien que creía en mí. La sensación de vulnerabilidad se mezclaba con un atisbo de esperanza en mi interior.Sin embargo, Nathan no dijo nada después de mi confesión. Su silencio me hizo tomar la decisión de levantarme y marcharme. Cada segundo de su quietud pesaba sobre mis hombros, instándom
—Papi, fui a hacer lo que me pediste. ¿Recuerdas que me pediste que terminara con el detective? —dije alejándome de él, pero él se acercó a mí, tomó mi mejilla entre su mano y me hizo mirarlo.Ya no tiene esa apariencia madura, ya lo veo como es realmente.—¿Terminaste con él?—Sí, sí papi, si no quieres que ande con él, no lo haré. Eres más importante para mí que él.Al terminar esas palabras, sentí cómo él me abrazaba. Duré muchísimos segundos con mis brazos hacia el piso y tratando de ahogar el sinfín de emociones malvadas que tenía en ese momento.—¿Pasa algo, Strella? —Él me vio sin dejar de abrazarme, así que le correspondí su abrazo.—Papi, no sabía que te emocionara tanto que terminara con él. Me gusta verte feliz, te quiero, papi —me puse de puntillas y le di un beso muy cerca de los labios.Tendré que lavarme la boca con desinfectante para eliminar el asco.—Buena chica.«Buena chica, y de nuevo buena chica, odio esa maldita frase. Quiero matarlo, Nathan. No creo poder ganar
—Debo salir, papi. Quedé de estudiar en casa de una amiga. ¿No te molesta, verdad? —me acerqué a él y le di un beso en los labios antes de esperar su respuesta.—No, ve —dijo Gabriel con una serenidad que parecía enmascarar un océano de emociones turbias.Sus palabras me tranquilizaron un poco mientras recogía mis cosas y salía de casa. Caminé rápidamente hacia la casa de Nathan, ansiosa por escapar de todo lo que acababa de suceder.Al llegar, toqué la puerta y, para mi sorpresa, Nathan abrió de inmediato como si estuviera esperando mi llegada. Su rostro mostraba una preocupación profunda al verme en ese estado.Sin poder contenerme, comencé a llorar en sus brazos, buscando consuelo en el abrazo reconfortante de mi Matute.—Nathan, no puedo hacerlo. Lo odio, lo odio con todo mi ser —le confesé entre sollozos, sintiendo cómo la rabia y la impotencia se entrelazaban en un torbellino de emociones abrumadoras.Él acariciaba mi cabello con ternura mientras yo me dejaba llevar por la trist
★Alondra.La quietud que se describe al estar en el ojo del huracán es algo hermoso; incluso el aire se siente menos contaminado y el cielo se ve más limpio. Esta sensación de calma y claridad era similar a lo que experimentaba mientras pasaba tiempo con Nathan. Cada momento a su lado era como un remanso de paz en medio de la tormenta que era mi vida.—Gracias —volví a decir, sintiendo la necesidad de expresar mi gratitud una vez más. Sé que a Nathan le molesta que agradezca tanto, pero ¿cómo no hacerlo? Él podría haberme abandonado y haberme dado la espalda, pero en cambio, está aquí, apoyándome y preocupándose por mí.Mientras él metía la cuchara en mi boca con ese delicioso chocoflán, su sonrisa cálida y amorosa iluminaba mi mundo. A pesar de que cuando lo conocí me pareció una persona fría y distante, ahora ya no lo es. Diría más bien que es cálido y comprensivo, capaz de entenderme incluso en mis momentos más oscuros.«Odio saber que debo volver al lado de ese maldito infeliz
Él se quedó viéndome con una seriedad que me hizo estremecer, sus ojos profundos reflejaban una mezcla de preocupación y cariño. Me refugié entre sus brazos, buscando consuelo en su abrazo fuerte y reconfortante mientras mi corazón latía con fuerza, casi como un eco del suyo. Sentía su pecho subir y bajar en un ritmo tranquilo y constante, una melodía hipnótica que me tranquilizaba en medio de la incertidumbre. Me dejé envolver por su calidez, por la seguridad que emanaba de él, y poco a poco me dejé llevar por el sueño, sintiéndome protegida y amada.Al despertar, alrededor de las 7 de la tarde, me sorprendió gratamente descubrir que había tenido la mejor noche de sueño en mucho tiempo. La sensación de estar junto a él, de sentir su presencia reconfortante a mi lado, había disipado mis preocupaciones y me había permitido sumergirme en un sueño profundo y reparador.Después me llevó a casa de Gabriel.Avancé sola hacia la casa, sintiendo un ligero cosquilleo de nerviosismo en el est