Narra Roberto.
Después de hablar con él coordinador de la fiesta logré que la colocarán frente a mi quería ver su cara cada vez que me viera, también hablé con mis amigos para que me ayuden con mi plan todo sería perfecto.Salí de mi casa y fui directo al instituto a ver que todo estaba según el plan, esperé hasta la hora indicada ya tenía su nombre completo, la vi llegar con su amiga la híbrida, se vio hermosa lástima que era una m*****a humana.—Bebé te alegrará saber que somos los reyes de la fiesta, yo me encargue que así ocurra—. Dice Abigail.—No me importa nada de eso entiende—. Aunque podría usar a mi favor.
Las horas van pasando y con ello mi aburrimiento va aumentando, todos bailan menos nosotros. Hasta que se llega el anuncio de la reina y el rey, como era de esperar lo fuimos Abigail y yo, dimos algunas palabras o más bien yo lo hice, porque Abigail al parecer iba a dar un discurso presidencial.
Al terminar de hablar fuimos a bailar y luego nos sentamos en el trono se sintió bien ser admirado.
En cuanto se llegó la hora le di la orden a mis amigos para que actuarán mientras ellos iban a hacer lo acordado yo me puse de pie.
—Bebé a dónde vas no piensas dejarme sola—. Rodé los ojos mientras Abigail me sujetaba del antebrazo.
—Tengo que hacer algo—. Solté mi mano y caminé al micrófono.
Toque la punta del micrófono así haciendo un ruido, todos pararon de bailar y miraron hacia donde yo estaba.
Ella se iba a marchar, pero al escuchar su nombre se detuvo y giro, mientras sus amigos forcejeaban contra mi Beta y delta.—No te atrevas a rechazarla Roberto está es mi última advertencia—. Me dice Erick.—No entiendes que es una m*****a humana, no sé por qué la diosa luna nos la dio como mate—. Le digo a mi lobo para que entre en raciocinio.
—No me importa lo que ella sea, la quiero, se ve tan hermosa y si tú la rechazas y la lastimas te olvidas que tienes lobo para que tú seas un simple humano—. Gruñe molesto, pero lo comprenderá.
—Me lo agradecerás Erick y eso de que me abandonas no puedes hacerlo somos el futuro Alpha—. Le hablo calmado no quiero entrar en conflicto con mi lobo por una humana.
—Ya veremos—. Y con eso corta el enlace.
Digo todo lo que pienso de ella suspiro y el rechazo, sus amigos la animan para que ella acepte el rechazo y así lo hace. Me duele demasiado el pecho, no sé por qué si no usar ningún lazo, pero no muestro que me afecta en algo.
La veo salir dejo el micrófono y bajo.
—Que rayos fue eso Roberto había encontrado a tu compañero y no lo dijiste y no solo eso la rechazaste—. Pregunta Samuel con cara de no entender.
—Ella no puede ser la luna de mi manada es una m*****a humana, por eso no les dije nada—. Les explico.
—Es nuestra luna Roberto que no entiende que al rechazarla deja a nuestra manada sin una luna—. Dice Daniel tirándose los cabellos.
—Tranquilo Daniel la manada tendrá una luna más fuerte que esa humana, tengo que irme—. Les avisó.
Salgo del gimnasio aún no he terminado con esa humana, aún está aquí percibo su olor es una combinación de jazmín con avellanas.—¿Por qué diosa luna por qué a mí? —. La escucho gritar.
Al escuchar mis pasos se esconden.—Puedo saber dónde estás m*****a escoria—. Digo con enojo al verla escondida atrás de uno de los autos. —Tú y yo nos divertiremos—. Sonrió al solo imaginarme cómo la castigaré.—No te acerques—. Dice nerviosa.—Oh que vas a hacer dime, ¡vas a llamar a tus amigos!, ven aquí—. Digo con intenciones de agarrarla, se levanta y sale huyendo, pero soy más rápido que ella y la atrapó, la tomo de la cintura, hundo mi nariz en su cuello su aroma es delicioso.—Suéltame—. Grita y forcejea.Pierdo la paciencia, saco el pañuelo y lo llevo a su boca y nariz, forcejea más y aprieto más el pañuelo, así logrando que se desmaye, la carga como si fuera un costal de papas y la subo a mi Jeep, subo yo también y empiezo a conducir.
En hora y media llegó a la cabaña abandonada, bajo y la saco del auto, cierro el auto y entró a la cabaña, está en estado deplorable pero que importa, lo que pienso hacer con ella no necesita el mejor lugar, la voy a sufrir como nunca nadie lo ha hecho que va a querer morir.La acuesto en la cama sin ningún tipo de cuidado, le amarro las manos y los pies, me siento en una esquina a esperar que ella despierte y así empezar la diversión.Espero una hora lo sé porque acabo de ver mi reloj, la veo removerse y abrir los ojos en cuanto me ve da un respingo y me mira con los ojos bien abiertos, empieza a tirar de las cuerdas que atan su mano y pies.—¿Qué haces aquí? —. Pregunta y mira el lugar. —¿Dónde estoy?, ¿qué hago yo aquí?, ¿qué haces tú aquí? —. Me bombardea de preguntas. —¿Que me hiciste?, ¿porque estoy amarrada? —. Llevo mis dedos a mi cien.—Deja de hacer preguntas, no estás en tu casa, estás en una cabaña y nadie te va salvar de mi—. El grito. —Lo ves puedes gritar todo lo que quieras y nadie te va a escuchar—. Sonrió al ver su cara de espanto.—¿Qué me vas a hacer? —. Vuelve a las preguntas.—Te dije que nos íbamos a divertir no es así, tú y yo nos divertiremos y mucho—. Le digo quitándome la camisa.—Por favor déjame ir yo no pedí ser tu m*****a mate—. Dice ella casi sollozando, ni siquiera pregunta por qué la rechacé. —Nadie me pregunto si yo quería serlo déjame ir y no le diré a nadie—. Intenta controlar sus lágrimas, pero sus ojos la delatan.—No me interesa nada de lo que digas, me importa una m****a si lo pediste o no, m*****a humana no eres más que una escoria, ustedes no merecen existir, son una raza débil—. Escupo cada palabra con odio.—Y ustedes si son mejores!, ¡ustedes si merecen vivir! —. Grita ella con enojo.Mi cabreo llega hasta mis pelotas, me acerco a ella y le doy una garnatada que la hace girar la cara.—No te atrevas a hablarme así maldita—. Quito mi pantalón y quedo en boxer, ella me mira con espanto, se nota que no ha visto un hombre semi desnudo.Subo a la cama, la miro con una sonrisa malévola me inclino a ella llevo hacer mis manos a su cuello sin presión, su piel se siente caliente y suave.—Por- fa- fa-vor no... ha-gas es- también—. Dados tartamudeando y temblando.—Tú te lo buscaste por aparecer aquí, nunca debiste venir a este lugar—. Tomo el cuello de su blusa y lo rasgo, así dejando sus senos al descubierto, miro su pecho embelesado, son tan rozados que dan ganas de chuparlos y morderlos, sacudo mi cabeza r por ese pensamiento.Llevó mis manos a su cintura y rasgo la falda de su vestido dejándola solo en bragas, estas son del mismo color que su vestido rojo sangre, no puedo dejar de ver su cuerpo como tiembla y titiritera del miedo.—Por- fa-vor no me ha-gas da-ño—. Dice entre llanto. —Emily cree que con llantos lograrás convencerme, eso no pasará, disfrutaré de ti—. Le sonrió de medio lado. —Juro que nunca te olvidarás de mi, aunque hayas aceptado mi rechazo—. La miro a los ojos, ella niega. Rasgo su braga dejándola desnuda, quito mi boxer y me inclino, me acerco a su oído. —Lo disfrutaré mucho—. Susurro en su oído. Llevo mi miembro a su entrada, ella niega una y otra vez. —Por favor no hagas esto—. Me ruega. —No lo hagas te puedes arrepentir de lo que vas a hacer—. Me amenaza la m*****a humana. —Cállate m*****a humana—. La golpeo y tapo su boca. —No me amenaces m*****a escoria—. Me hundí en ella, gime de dolor, no me importó seguí hundiéndome en ella cada vez más profundo sintió como sus paredes vaginales me estrangulaba. Se sentía tan placentero al estar dentro de ella, lágrimas corrían por todo su rostro y sus sollozos aumentaban con cada estocada, yo era su primer hombre y me aseguraría de ser el único
Narra Emily. No sé cómo termine en este lugar amarrada de pies y mano, y con ese hombre que era mi amor platónico, pero que hoy se ha convertido en él más vil de todos, abuso de mí, me golpeó, se llevó lo más preciado que tiene una mujer su virginidad y con ello se llevó todo me dejó vacía. Como podría yo levantarme de esta cama y estar lista en cinco minutos si me duele el cuerpo, me duele todo, cada vez que se hundía dentro de mi sentía que me desgarraba por dentro, ese maldito monstruo convirtió mi vida en un infierno, no me iba ir con él prefería morir en este lugar. Cuando salió de la habitación mi cuerpo se convirtió en un ovillo y llore más de lo que había llorado, ya no quería mi existencia quería morir, de pronto un pensamiento se me pasó por la cabeza, le vendería mi alma al diablo para poder vengarme de él y todos los que me hicieron daño. —Algún día obtendré mi venganza—. Susurré no tenía fuerzas ni para hablar o gritar, sé que no la obtendré hoy o mañana, pero sé que l
Narra Emily. Me estiro en la comodidad de mi cama, me levanto de golpe como que estoy en mi cama, miro alrededor comprobando que, si estoy en mi cama, pero ¿cómo yo estaba en el bosque en esa cabaña?, ¿Como fue que llegue a mi casa? y la gran pregunta de todas ¿cómo es que ya no siento dolor?, me levanto y voy al espejo, miro todo mi rostro ya no tengo nada, pero sé que no fue una pesadilla, fue real, los recuerdos aún golpean mi mente. —Porque si te llevaste mi dolor no te llevaste también estos recuerdos—. Digo mirándome al espejo casi sin voz. Una lágrima rueda por mi mejilla izquierda tengo ganas de llorar, pero no me sale lágrimas me siento rota, en pedazos. Me siento en la cama y me abrazo las rodillas y así me quedo hasta sentir el olor de este vestido que huele ha guardado, voy al baño me deshago de esa ropa y la hecho al cesto de basura, no quiero tener nada que me recuerde a ese perro. Estoy metida en el baño por casi dos horas tratando de quitarme esta suciedad, mi cuer
Narra Emily. Siete semanas han pasado desde que ocurrió mi desgracia o como yo lo llamo el inicio de mi infierno. Briana no ha dejado de visitarme y le agradezco, pero a veces quisiera que nadie me molestara. Me levanto de la cama y voy al baño a darme una ducha, después de duchada me visto y bajó a la cocina. Me preparo algo rápido y cómo, al terminar de comer tengo que salir corriendo al baño y vomitar todo lo que he comido, no he parado de hacerlo desde que me sucedió todo eso. Al terminar lavo mi boca y voy de vuelta a la cocina, lavó todo lo que ensucie y subo a mi habitación, me acuesto en mi cama, sinceramente ya ni se para que cómo si cada vez que lo hago termino vaciando el estómago. Mi ventana es tocada por Briana, me levanto y voy a abrir la ventana que se ha convertido en su entrada y salida. —Hola Emi—. Dice al entrar y se queda oliendo al aire. —El día de hoy ha sido pesado para mí, el entrenamiento no ha sido nada divertido—. Se tira en mi cama. —Lamento escuchar
Narra Roberto. —Buenos días familia como están—. Saludo a mi padre. —Bien...cuando traerás a esa chica—. Ruedo los ojos, mi padre ya me tiene cansado con lo mismo, tiene más de dos semanas con eso. —Ya las habitaciones están casi listas—. Suspiro y lo miro. —Papá por favor ya no sigas con eso no quiero a esa mujer aquí y aún no quiero un hijo soy muy joven para eso—. Digo frustrado. —Además si queda embarazada ella puede ocuparse y después se lo quitamos, así no tengo que estar lidiando con esa humana ni su familia—. La cara de mi padre lo dice todo. —No debiste rechazarla aún, dentro de unos meses ese lazo puede desaparecer—. Frunzo el ceño. —No puedes abandonar a tu hijo a su suerte, él tiene que criarse aquí con su gente no con ellos, después que tenga el bebé la podemos mandar lejos y como si nada haya pasado—. Miro a mi madre. —A mí no me mires—. Ni siquiera mi propia madre me apoya. —Está bien iré por ella la otra semana, pero no la quiero cerca mío—. Los miro serio a ambos
Narra Emily. —Como me pides eso Briana no te das cuenta estoy embarazada de ese maldito monstruo—. Quiero llorar en verdad lo quiero, pero no hay ni una sola lágrima. —Y qué piensas hacer Emi—. La miro enfadada no con ella si no conmigo, por ser tan cobarde y no defenderme, me quedé ahí atada y que él hiciera conmigo lo que quisiera, debí morderlo no se algo. —¿Que voy hacer Bri no quiero tener un hijo de ese monstruo, no quiero darle ese privilegio no se lo merece? —. Me agarra las manos. —Pero ese cachorro no tiene culpa que su padre sea un cabrón, Emily él también es víctima de esto—. La miro. —No me importa Briana, aun así, no quiero tenerlo, solo vendría a sufrir a este mundo de mierda—. Siento una punzada en mi corazón. —Yo no le daré amor y dudo que su padre lo ame, y si lo tengo él nunca sabrá quién es su padre y ese perro tampoco sabrá de la existencia de ese bebé—. Dudo que le importe su hijo. —Emily por favor no digas eso, piensa en ese cachorro, además si decides abor
Cierro la ventana y me acuesto cayendo en un sueño profundo. Sueño. Estoy en un bosque verde, los árboles se ven altos y frondoso, no sé dónde estoy, de pronto se me aparece una mujer de cabello tan amarillo como la luz, su rostro iluminado por una luz que enceguece, no la puedo mirar, su vestido es plateado y largo, me tiende la mano, la tomo como si confiara en ella y me lleva a una hermosa laguna donde la luna resplandece. —Me equivoqué al darte como mate a Roberto, pero remedia re mi equivocación y te daré otro amor—. —No quiero otro amor, no creo poder confiar en otro hombre—. —Lo sé, pero él tendrá que ganarse tu confianza y tu amor sé que lo hará—. —Si lo rechazo, ¿que pasara? —. —Su descendencia perecerá al igual que pasará con la de Roberto si decides acabar con esa vida, con mi hijo—. —¿Como sabes eso? —. —Lo sé todo Emily, quiero que tengas a ese niño que llevas en tu vientre, sé que ya tomaste tu decisión y quiero que recapacites de ella, él no tiene culpa de nada
Narra Emily. No sé por qué mis padres le dan vuelta al asunto del viaje es exasperante, no veo por qué la intriga acaso quiere redobles de tambores y todo eso. Mi madre suspira y me mira. — Mi amor antes de decirte cuando te vas quiero decirte que me perdones por no estar a tu lado, yo debí hacer algo más para protegerte si no hubiera pasado lo de tu papá nada de esto estaría pasando—. Niego. —Mamá yo no tengo nada que perdonarte, tu ni papá tienen culpa ni siquiera yo—. Tomo su mano, el único culpable es el perro sarnoso. — Aun si todo aquello no hubiera pasado, él me hubiera hecho esto—. Me duele verlos así y que yo no pueda brindarle alguna emoción. —Esto es solo mi culpa si yo te hubiera dicho todo no hubieras pasado por esto—. Cierro mis ojos, los abro y los miro. —No papá, si hubiera sucedido, ni tú ni nadie lo hubiera podido evitar, les pido que no se culpen por esto—. Les digo sintiendo un nudo en mi garganta. — Ya tengo suficiente con saber que llevo un hijo de ese maldit