Narra Emily. No sé cómo termine en este lugar amarrada de pies y mano, y con ese hombre que era mi amor platónico, pero que hoy se ha convertido en él más vil de todos, abuso de mí, me golpeó, se llevó lo más preciado que tiene una mujer su virginidad y con ello se llevó todo me dejó vacía. Como podría yo levantarme de esta cama y estar lista en cinco minutos si me duele el cuerpo, me duele todo, cada vez que se hundía dentro de mi sentía que me desgarraba por dentro, ese maldito monstruo convirtió mi vida en un infierno, no me iba ir con él prefería morir en este lugar. Cuando salió de la habitación mi cuerpo se convirtió en un ovillo y llore más de lo que había llorado, ya no quería mi existencia quería morir, de pronto un pensamiento se me pasó por la cabeza, le vendería mi alma al diablo para poder vengarme de él y todos los que me hicieron daño. —Algún día obtendré mi venganza—. Susurré no tenía fuerzas ni para hablar o gritar, sé que no la obtendré hoy o mañana, pero sé que l
Narra Emily. Me estiro en la comodidad de mi cama, me levanto de golpe como que estoy en mi cama, miro alrededor comprobando que, si estoy en mi cama, pero ¿cómo yo estaba en el bosque en esa cabaña?, ¿Como fue que llegue a mi casa? y la gran pregunta de todas ¿cómo es que ya no siento dolor?, me levanto y voy al espejo, miro todo mi rostro ya no tengo nada, pero sé que no fue una pesadilla, fue real, los recuerdos aún golpean mi mente. —Porque si te llevaste mi dolor no te llevaste también estos recuerdos—. Digo mirándome al espejo casi sin voz. Una lágrima rueda por mi mejilla izquierda tengo ganas de llorar, pero no me sale lágrimas me siento rota, en pedazos. Me siento en la cama y me abrazo las rodillas y así me quedo hasta sentir el olor de este vestido que huele ha guardado, voy al baño me deshago de esa ropa y la hecho al cesto de basura, no quiero tener nada que me recuerde a ese perro. Estoy metida en el baño por casi dos horas tratando de quitarme esta suciedad, mi cuer
Narra Emily. Siete semanas han pasado desde que ocurrió mi desgracia o como yo lo llamo el inicio de mi infierno. Briana no ha dejado de visitarme y le agradezco, pero a veces quisiera que nadie me molestara. Me levanto de la cama y voy al baño a darme una ducha, después de duchada me visto y bajó a la cocina. Me preparo algo rápido y cómo, al terminar de comer tengo que salir corriendo al baño y vomitar todo lo que he comido, no he parado de hacerlo desde que me sucedió todo eso. Al terminar lavo mi boca y voy de vuelta a la cocina, lavó todo lo que ensucie y subo a mi habitación, me acuesto en mi cama, sinceramente ya ni se para que cómo si cada vez que lo hago termino vaciando el estómago. Mi ventana es tocada por Briana, me levanto y voy a abrir la ventana que se ha convertido en su entrada y salida. —Hola Emi—. Dice al entrar y se queda oliendo al aire. —El día de hoy ha sido pesado para mí, el entrenamiento no ha sido nada divertido—. Se tira en mi cama. —Lamento escuchar
Narra Roberto. —Buenos días familia como están—. Saludo a mi padre. —Bien...cuando traerás a esa chica—. Ruedo los ojos, mi padre ya me tiene cansado con lo mismo, tiene más de dos semanas con eso. —Ya las habitaciones están casi listas—. Suspiro y lo miro. —Papá por favor ya no sigas con eso no quiero a esa mujer aquí y aún no quiero un hijo soy muy joven para eso—. Digo frustrado. —Además si queda embarazada ella puede ocuparse y después se lo quitamos, así no tengo que estar lidiando con esa humana ni su familia—. La cara de mi padre lo dice todo. —No debiste rechazarla aún, dentro de unos meses ese lazo puede desaparecer—. Frunzo el ceño. —No puedes abandonar a tu hijo a su suerte, él tiene que criarse aquí con su gente no con ellos, después que tenga el bebé la podemos mandar lejos y como si nada haya pasado—. Miro a mi madre. —A mí no me mires—. Ni siquiera mi propia madre me apoya. —Está bien iré por ella la otra semana, pero no la quiero cerca mío—. Los miro serio a ambos
Narra Emily. —Como me pides eso Briana no te das cuenta estoy embarazada de ese maldito monstruo—. Quiero llorar en verdad lo quiero, pero no hay ni una sola lágrima. —Y qué piensas hacer Emi—. La miro enfadada no con ella si no conmigo, por ser tan cobarde y no defenderme, me quedé ahí atada y que él hiciera conmigo lo que quisiera, debí morderlo no se algo. —¿Que voy hacer Bri no quiero tener un hijo de ese monstruo, no quiero darle ese privilegio no se lo merece? —. Me agarra las manos. —Pero ese cachorro no tiene culpa que su padre sea un cabrón, Emily él también es víctima de esto—. La miro. —No me importa Briana, aun así, no quiero tenerlo, solo vendría a sufrir a este mundo de mierda—. Siento una punzada en mi corazón. —Yo no le daré amor y dudo que su padre lo ame, y si lo tengo él nunca sabrá quién es su padre y ese perro tampoco sabrá de la existencia de ese bebé—. Dudo que le importe su hijo. —Emily por favor no digas eso, piensa en ese cachorro, además si decides abor
Cierro la ventana y me acuesto cayendo en un sueño profundo. Sueño. Estoy en un bosque verde, los árboles se ven altos y frondoso, no sé dónde estoy, de pronto se me aparece una mujer de cabello tan amarillo como la luz, su rostro iluminado por una luz que enceguece, no la puedo mirar, su vestido es plateado y largo, me tiende la mano, la tomo como si confiara en ella y me lleva a una hermosa laguna donde la luna resplandece. —Me equivoqué al darte como mate a Roberto, pero remedia re mi equivocación y te daré otro amor—. —No quiero otro amor, no creo poder confiar en otro hombre—. —Lo sé, pero él tendrá que ganarse tu confianza y tu amor sé que lo hará—. —Si lo rechazo, ¿que pasara? —. —Su descendencia perecerá al igual que pasará con la de Roberto si decides acabar con esa vida, con mi hijo—. —¿Como sabes eso? —. —Lo sé todo Emily, quiero que tengas a ese niño que llevas en tu vientre, sé que ya tomaste tu decisión y quiero que recapacites de ella, él no tiene culpa de nada
Narra Emily. No sé por qué mis padres le dan vuelta al asunto del viaje es exasperante, no veo por qué la intriga acaso quiere redobles de tambores y todo eso. Mi madre suspira y me mira. — Mi amor antes de decirte cuando te vas quiero decirte que me perdones por no estar a tu lado, yo debí hacer algo más para protegerte si no hubiera pasado lo de tu papá nada de esto estaría pasando—. Niego. —Mamá yo no tengo nada que perdonarte, tu ni papá tienen culpa ni siquiera yo—. Tomo su mano, el único culpable es el perro sarnoso. — Aun si todo aquello no hubiera pasado, él me hubiera hecho esto—. Me duele verlos así y que yo no pueda brindarle alguna emoción. —Esto es solo mi culpa si yo te hubiera dicho todo no hubieras pasado por esto—. Cierro mis ojos, los abro y los miro. —No papá, si hubiera sucedido, ni tú ni nadie lo hubiera podido evitar, les pido que no se culpen por esto—. Les digo sintiendo un nudo en mi garganta. — Ya tengo suficiente con saber que llevo un hijo de ese maldit
—Ustedes quienes se encargarán de él, y ¿que yo esté lista para qué? —. Me estremezco al sentir el tacto frio de la anciana. —Eso no importa solo has lo que he dicho o él te encontrará, solo hecha una pequeña gota en cada esquina de tu casa y en tu cuerpo, te lo pones como si fuera colonia, me entendiste—. Niego y luego asiento. —Si te entendí, ¿quién eres, por qué haces esto? —. Lleva una mano a mi mejilla y la acaricia. —Eres hermosa—. La miro a los ojos, pero estos están todos negros, no tiene nada blanco, me parecen reconocidos, no siento miedo. —Gracias yo guardaré esto—. Agacho la cabeza y cuando la levanto ya la señora no está, la busco con la mirada, pero solo veo a niños corriendo por todos lados, esto es extraño, ¿cómo una anciana podría desaparecer así? ellos no son tan rápidos. Me levanto y voy donde están mis padres, no les platico nada, solo me siento en medio de ellos y comemos. Al caer la tarde regresamos a casa, voy a mi habitación me ducho, busco mi ropa que usa