Bastián se traslada hacia la casa materna junto a sus hermanos luego de haber disfrutado del único – en toda su vida – almuerzo tranquilo y ameno, no se le borra la sonrisa del rostro Por el simple hecho de que las gemelas han estrechado un pequeño vínculo con el hermano mayor que es sin duda el héroe y la figura masculina que todos necesitan ya que el matriarcado ejercido por su madre no les satisface.— Creo que ya no estoy tan segura de desobedecer a madre – la voz de Magdala delata su temor — ella… va a retarme – dice mirando de reojo a Segda.— En el fondo siempre supiste que era un error siquiera pensarlo, no tienes derecho a desobedecer.— ¿Y si debe ser tratada como un objeto? – interviene Bastián molesto — ¿acaso no tienes sentido de pertenencia? – la aludida se cruza de brazos —. Estoy asombrado, sinceramente les hicieron más daño del que pensaba – comienza a decir, pero Segda lo interrumpe.— No lo tomes a mal y ni siquiera estoy pensando en romper este nuevo co
A pesar de sus 37 años no puede dejar de pensar en las palabras de su hermana Magda en las que le decía que su mamá daba miedo. La chica no deja de tener razón ya que Selene Christopoulos es la mujer más ambiciosa y soberbia que conoce y ese punto de inflexibilidad propio de Demetrius la complementa. Ella es su reflejo, inclemente, cruel y despiadada… — ¿Y pretendes creer que hay alguien ahí fuera además de Cristoph que pueda fijarse en ti? – escupe indignada Selene ante la demanda de maldad en la que expresa que no se casará con el anciano. — ¡Madre! – intenta intervenir Arístides tratando de evitar que la ofensa sea mayor —. Deberías medir tus palabras por favor – ella lo mira incrédula. — ¿Estás cuestionándome Arístides? – espeta enfadada —. Tal parece que la junta ha sido muy productiva ya que en menos de un día todos han imitado la personalidad de mi querido hijo Bastián y pretenden ser igual que él - la observa de pie a cabeza y a él no se le borra la sonrisa — Creí hab
Amelia se encuentra como pez dentro del agua en aquella enorme cocina de la Mansión-Fortaleza donde su futuro esposo la ha alojado alegando protegerla de sus enemigos o como ella lo piensa… de su familia. Se dedica a darle forma a un banquete que sin duda será recompensada con algo más que unas felicitaciones. Sonríe ante el pensamiento. Se desenvuelve perfectamente limitándose a dar una orden más que otra a la chica que la acompaña y que le dijo sin pudor que no le agradaba la idea.Piensa molesta sin exteriorizarlo ya que le parece una grosería de su parte hacer este tipo de comentarios por lo que solo se limita a uno simple “me gusta sorprender a mi Novio”, entonces a la mujer no le quedó más que aceptarla dentro de su espacio personal. Le sonríe de cuando en cuando para bajar un poco la temperatura, pero la chica en cuestión es un hueso duro de roer. Se siente incómoda ante la presencia de ella sin embargo entiende que trabaja para Bast
— ¡Tal como dije, eres un puto genio! – expresa Bastián a su Guardia de confianza —. Pero ¿cómo sabías quienes eran? Y sobre todo ¿cómo lograste que la policía te apoyara? – César se encoge de hombros.— Aun trabajo de incógnito para la policía de Grecia, mi trabajo consiste en que nadie me vea o sepa que hago y eso te incluye. Trabajo bajo un pseudónimo y solo saben mi nombre los más allegados como lo son este grupo de élite que en cualquier parte me van a apoyar y darían sus propias vidas por mí – Bastián alza las cejas con asombro y admiración.— Es porque tú harías lo mismo por ellos ¿cierto? – asiente sonriendo orgulloso.— Así es… por mis amigos – admite ante la mirada aduladora de su amigo.Quince minutos más tarde salen los uniformados con tres personas esposadas, una de ellas se trata de una mujer de treinta y tantos que viste un uniforme de doméstica. Bastián intenta salir del auto al no ver a Amelia salir de la casa, César lo detiene ya que su identidad no puede ser pub
— Es veneno de serpiente – la frente de Bastián se arruga en un gesto de confusión.— ¿Qué, de que hablas? – indaga acercándose un poco a la cama donde se encuentra Amelia.— De lo que le administraron imagino que en el jugo de naranjas dada la cantidad de vitamina c que arrojaron los resultados – explica cómodamente Arístides.A Bastián no le termina de convencer ya que conoce muy bien a su mujer y ella no aceptaría una bebida de nadie ya que odia ser atendida.— No fue en el jugo de naranjas porque no le gusta – cierra los ojos — tampoco debió ser una sola dosis porque Amelia toma vitamina C efervescente para alejar la gripa ya que es propensa a que se le inflamen las vías respiratorias – explica Bastián a su hermano.— Conozco a alguien que prepara un veneno así y no te gustará lo que vas a escuchar – ambos hombres giran hacia César que se encuentra recostado al marco de la puerta con una carpeta en la mano.— ¿De quién se trata? – pregunta en un tono peligrosamente bajo —
Bastián baja del vehículo para trasladarse hacia el laboratorio del Dr. Lucian Maleck con cara de pocos amigos, la chica de recepción se levanta con una sonrisa y ni siquiera la nota de hecho ignora sus gritos de alto al atravesar las puertas hacia un espacio restringido encontrando al buen doctor sumido en sus quehaceres. — Necesito pedirte que dejes de hacer lo que sea en lo que trabajas para que me atiendas – le saca el seguro a la pistola. El hombre salta en el sitio asustado, desconcertado por la situación a la que se ve expuesto. Bastián no es un asesino sin embargo en este momento la desesperación lo agobia ya que necesita salvar a Amelia y a su hijo. — ¡Claro… por… por supuesto! – el hombre no solo tartamudea sino que tiembla como una hoja ante la amenaza —. Puede bajar el arma, no es necesaria – explica y Bastián obedece bajando la pistola. — Tengo dos peticiones – enseña un tubo de ensayo y el hombre lo recibe —, la primera es que necesito un antídoto que contrarres
La ansiedad corroe su pecho y por primera vez el miedo amenaza con romperlo en pedazos frente a la posibilidad de no poder salvar a la mujer que ama y a su bebé. Con manos temblorosas mece su cabello rayando en la desesperación de verse encerrado en el vehículo que lo traslada de vuelta al recinto donde se encuentra Amelia luchando… luchando por resistir la maldad que por su culpa la ha arrollado y pugna por terminar con su vida y felicidad.— Deberías calmarte Bastián o explotarás en cualquier momento – dice César tratando infructuosamente de calmarlo —, mientras más rápido lleguemos a la clínica tu angustia va a cesar, pero no debes…— Jefe tenemos problemas…El hombre hace una señal y escucha por el dispositivo que tiene en el oído, aprieta los labios inconforme. Un auto con vidrios tintados atraviesa el camino. César dicta órdenes tan rápido que a Bastián solo le da tiempo a ajustar el cinturón de seguridad antes de que el auto en cuestión estalle en mil pedazos justo delante ell
Los nervios de Bastián se revelan en su contra orillándolo a sentir como poco a poco se acerca a un nuevo desorden emocional. César sabe que al colapsar habrá consecuencias porque su carácter endemoniado lo vuelve una fiera salvaje.— Guarda la calma amigo, todo estará bien – Bastián asiente con la mirada perdida en algún punto de la carretera.Su mano derecha empuña el antídoto con tanta fuerza que tal parece es su tabla de salvación en el profundo mar de desasosiego en el que se encuentra, una solitaria lágrima baja por su mejilla tan solo de pensar que a su hijo, ese pequeño ser que crece en el cuerpo de su amada Amelia le suceda algo malo. No se lo perdonaría jamás. No podría vivir con el peso de su propia consciencia ya que el daño a ellos habría sido por su culpa y esa misma culpa lo consumiría poco a poco.— En este momento no conozco el significado de esa palabra amigo mío – expresa en un momento de lucidez, no porque el dolor cese, sino porque un vestigio de esperanza habit