El rostro de todas las personas alrededor de ellos era todo un poema, Amelia se ha vuelto de piedra ante el atrevimiento de Bastián al besarla delante de todos. Su cara roja por la vergüenza sentida la obliga a separarse un poco de él y al percatarse de que es el centro de atención la entierra en su pecho evitando las miradas.— Levanta la cara Amelia – exige y la abraza tiernamente sintiendo paz por primera vez en años —, a partir de ahora no te voy a esconder – levanta su rostro y seca una lagrima solitaria que escapa de su ojo derecho con el pulgar.— Realmente enloqueciste Bastián – reprocha Amelia sin evitar la sonrisa tonta.— Si nena lo hice, pero por ti – le sonríe como para que caiga desmayada y la aparta tomándola nuevamente de la mano para seguir su camino hacia el aula donde se dará inicio al taller.Al entrar tomados de la mano todos se asombran menos Ana que sonríe complacida porque sabe desde el principio que Bastián Christopoulos muere por los huesos de su amiga y t
El restaurante es toda una belleza, al principio Amelia se sintió obligada a acompañarlo, pero una vez en el sitio ha cambiado de parecer ya que sin dejar de ser elegante y ostentoso – mucho a su parecer – es hermoso y acogedor aun cuando se trate de un establecimiento al aire libre. En el momento que entraron, fueron atendidos amablemente y de manera exclusiva.— ¡Esto es una belleza Bastián! – exclama Amelia con una sonrisa que lo conmueve por completo.— Gracias cariño – expresa con ternura él — me alegra que te guste a pesar de que te traje casi obligada – el rostro de ella se colorea de vergüenza y Bastián sonríe triunfante.— No me has traído obligada Bastián, no seas exagerado por favor – lo mira mal —, es solo que no me agrada que decidan por mí y menos cuando ya he hecho planes – aclara.— ¿Entonces ya tenías planes, eh? – asiente presuntuosa — ¿y se puede saber cuáles eran esos planes? – ella arruga los labios.— Eso es cosa mía – le hace malos ojos.— ¡Ah, con que t
Bastián siente que su cuerpo se estremece ante la escena, los recuerdos llegan como flashes a su cabeza destrozando por completo sus nervios al ver a Amelia en el piso tan quieta. — ¡Amelia, Amelia! – cae arrodillado a su lado tomándola en brazos —. Despierta por favor, no me hagas esto – gira mirando a su alrededor — ¡traigan un médico, ahora! – el hombre que trajo las llaves corre en busca de ayuda. En su desesperación la ciñe a su pecho meciéndola en busca de su propia tranquilidad, cierra los ojos al sentir el calor de su piel en los labios al pegarlos a su frente. La chica de nombre Era llora en silencio la escena ya que se siente responsable no de la situación de la chica – circunstancia que ella provocó –, lo que la lastima es ver que el objeto de su anhelo este enamorado perdidamente de la chica que tiene entre sus brazos. — Lo… lo siento mucho – gime con remordimiento. Bastián la ignora deliberadamente guardando su rabia ante la preocupación que siente por su novia ya q
Bastián se encuentra sentado al lado de la cama donde yace Amelia profundamente dormida ya que el sedante que le administró Arístides es bastante fuerte y aun a las cuatro con treinta de la tarde se encuentra sumida en un sueño tranquilo y sosegado. — Synchóresé me mikré mou (perdóname mi pequeña) – expresa en tono lastimero ante el desenlace de todo lo ocurrido el día de hoy. Está completamente seguro de que es su madre quien se halla detrás de todo y si bien no puede sacarla del camino sin que se vea como una agresión, hará lo que deba para mantenerla a salvo. Su teléfono vibra entre sus manos y aparece el nombre de Ana – la mejor amiga de Amelia – quien ha llamado cerca de diez veces a su teléfono. Decide responder para evitar que ella misma cometa imprudencias respecto a lo ocurrido. — ¡Hasta que responde alguien! – la voz chillona de la mujer hace que despegue el aparato de su oído — ¿te molestaría decirle a Amelia que responda el teléfono? – piensa bien la respuesta tomand
Luego del tratamiento y quedarse recostada – en contra de su voluntad – en el área de observación cumpliendo las órdenes del médico que es el hermano de su novio. Protector y dominante igual que su novio. Amelia hizo un berrinche con puchero incluido y solo consiguió que Ana se quedara con ella una hora ya que le practicarían las pruebas pertinentes para otorgarle el alta.— Esto es un atropello – de los labios de Bastián solo sale una onomatopeya que pronuncia sin dejar de teclear en el teléfono — ¡eres un maleducado! ¿lo sabes verdad? – él levanta la cabeza dedicándole una preciosa sonrisa que aunque fríe sus neuronas no la convence —. Me quiero ir por favor – alza las cejas interrogante.— Calma Amelia, en el momento que lleguen los resultados de las pruebas nos iremos a casa Amelia – señala tratando de no reir por su cara de pocos amigos.— Tengo hambre – se cruza de brazos en una actitud infantil.— Ya ordené una hamburguesa con doble queso y patatas fritas al estilo americano – l
— ¿Sucede algo Bastián?Pregunta Amelia mientras observa la insistencia de su novio en mirar el teléfono, él niega y le sonríe tenso. Teclea algo más en el aparato y la mira de nuevo.— No pasa nada Amelia, solo estoy siendo precavido – eso es algo que siempre ha sido, pero hoy está a su parecer más nervioso, paranoico.Amelia mira hacia atrás y arruga el ceño ante lo que ve.— ¿Son ideas mías o nos siguen dos autos más Bastián? – mira hacia otro lado evitando emitir palabra — ¿por qué me ignoras si escuchaste lo que dije? – abre la boca y la cierra de nuevo.— Ya te lo dije, es por precaución Amelia ¿Por qué no te limitas a disfrutar de mi presencia? – sonríe, pero su chiste de mal gusto la exacerba.— Si me hablas de precaución – suspira para relajar el tono sin lograrlo — quiere decir que alguno de los dos se encuentra en peligro ¿no es así? – lo mira enojada con los labios apretados y las cejas alzadas. — Nadie se encuentra en peligro ¡por el amor de dios Amelia! – levant
Bastián se siente miserable al no decirle la realidad de sus sospechas, desde luego que si su fiera particular lo descubre por otro medio lo lamentará con creces ya que Amelia no lo va a perdonar por ominoso, pero no puede decirle que sospecha de su propia madre ¡eso sería una verdadera traición a la familia! Y si bien no le importa que se comporten majaderos con él y su novia, tampoco quiere destruir lo poco que tiene con ellos o lo que cree tener. Ya no está seguro de nada aunque sabe que en el fondo su madre lo hace porque queda aún amor en ella hacia él aunque lo espera más de lo que ha resultado. Resopla enfadado con el mundo ya que deseaba que esta noche fuese especial y ahora Amelia no le habla para nada. — Hemos llegado jefe – se escucha la voz de su guardia por los altavoces —, ya se encuentra cateado el perímetro y todo está despejado – informa haciendo su trabajo.— Gracias César – Bastián busca la mirada de Amelia y ella no le corresponde — ¿vas a estar molesta toda l
La mirada de Amelia se va directo al ramo de rosas rojas que se encuentra en el centro de la mesa en lo que ella puede calificar como el florero más hermoso visto por el ojo humano, labrado en oro con piedras que parecen topacios de color azul Londres. La respiración se le entrecorta al mirar las exquisiteces que se hallan en los platos, las velas encendidas que despiden un aroma exótico y sobre todo el romanticismo implícito en cada detalle de la decoración.— Me alegra que te guste – ella gira hacía él y se para en las puntas de sus pies para besarlo — ¡Vaya, creo que haré esto un poco más seguido! – le sonríe con coquetería —. La recompensa vale la pena – le devuelve el beso con más ímpetu y Amelia se deshace entre sus brazos. — ¿Me parece que habías mencionado no ser un romántico? – dice Amelia sobre sus labios aún — ¿Cómo fue? – piensa un poco sonriendo — ¡Ah sí! No soy un hombre de flores y chocolates si es lo que estás esperando – recita imitando la vos de un hombre que l