114. AIRIS

Al otro día todos los rostros en la mesa del desayuno estaban sonrientes, a simple vista se podía apreciar que las parejas habían ganado mucho en intimidad. Se complacían y estaban todo el tiempo atentos uno del otro de una manera muy natural. La señora Azucena era la única que parecía darse cuenta de eso e intercambió una mirada cómplice con el mayordomo, que lo había apreciado también.

—César —se escuchó la voz de Fenicio— debemos ir a ver a Bee, no sé cuantos mensajes me ha enviado.

—A mí también, además quien tu sabe, se pasó la madrugada llamándome. No sé qué le pasa, la dejé dormida y se despertó.

Todas las miradas se posaron en César al decir aquello. Sobre todo la de Sofía que frunció el ceño porque ella también la habían despertado esas llamadas.

—¿Quién es, quién tú sabe, César? —preguntó en lo que le limpiaba la boca al pequeño Javier sentado a su lado.

César la miró, percatándose de que había hablado de alguien que no debía. Fenicio lo miraba severamente. Y levantó los
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo