—No estaba seguro si me recibirías —dijo Maxim dejándose caer en el asiento frente a él.—Tenía curiosidad por saber lo que te trajo hasta aquí. —En cuanto su secretaria le había informado que Maxim estaba el vestíbulo, solicitando verlo, sus sospechas habían despertado. Nunca sabía que esperar con su hermano.—Estoy aquí porque quiero dejar los rencores atrás. Escucha, sé que me odias porque te quite lo que crees que por derecho era tuyo, pero ambos sabemos que papá no me habría puesto a cargo de la empresa, si no creyera que el indicado para el puesto.Se recostó en su escritorio y lo miró en silencio.—No has pensado que quizás esa nunca fue su voluntad.Su hermano sonrió con ironía.—¿Por qué habría de hacerlo? En su testamento nombró a mi madre como su sucesora. Él sabía que ella me pondría al mano.—A veces me preguntó si en verdad eres demasiado tonto o solo prefieres fingir que no te das cuenta de nada. Nunca mostraste suficiente interés por la empresa a excepción de cuando ap
—Bueno, aunque me encantaría quedarme aquí perdiendo el tiempo contigo, es hora de almorzar —dijo Sienna, mientras se levantaba y extendía una mano hacia Kassio—. Ya me contaron que antes tenías la mala costumbre de no comer a tus horas.—Debes dejar de cotillear con mi secretaria.Días antes de terminar su contrato en la empresa de su familia, Kassio no se había andado con rodeos y le había pedido a su secretaria que continuara trabajando para él en Castelli Insurance. Kassio no tenía tiempo para entrenar una nueva secretaria cuando tenía a Susan. Ella era bastante eficiente y ya conocía su método de trabajo… aunque al parecer también disfrutaba de revelarle a Sienna detalles de su vida.—Nunca.Kassio sacudió la cabeza, intentando ocultar una sonrisa. —Volveré después de almorzar —le informó a su secretaria al pasar frente a su escritorio.—Sí, señor. Hasta luego, señorita Sienna.—Nos vemos en unos días Susan. No olvides llamarme si tu jefe…Kassio tiró de la mano de su novia obli
Sienna miró sobre su hombro y luego de regreso a los vestidos, tratando de ocultar su sonrisa. Los dos hombres parados a unos metros detrás de ellas vestían ropa informal, pero no pasaban desapercibidos. No con su contextura o por la forma en la que estaban parados, con las manos detrás de la espalda y la espalda recta. —Mi hermano se toma muy en serio tu seguridad —comentó.—Creí que no necesitaría de más guardaespaldas ahora que mi padre está preso y Allegra muerta —dijo Serena, revisando los vestidos que estaban en el colgador—, pero Vincenzo todavía está algo tenso por lo sucedido y lo entiendo. De imaginar que la situación hubiera sido al revés, estaría igual de preocupada.—Son tan tiernos —comentó Antonella. La habían invitado a unirse a ellas y ella había estado más que dispuesta a acompañarlas.Sienna asintió.—A veces todavía me cuesta creer que se casaron —dijo—. Siempre parecieron estar destinados a estar juntos, pero temíamos que mi hermano nunca sacara la cabeza del cul
Desde su misma posición Nastia miró a las mujeres paradas a lado de Sienna y se giró para decirle algo a la joven a su lado. Luego, se dio la vuelta en dirección a la salida mientras su acompañante iba hasta la caja. —Sabia decisión —murmuró y se giró hacia su gemela—. Sí, todo bien. —¿Quién era ella? —preguntó Antonella. —La madrastra de Kassio —respondió Serena—. Todavía me produce escalofríos verla el solo verla. —No creo que el pastel que le enviaste haya funcionado —comentó su gemela—. Debiste seguir mi consejo y enviarle un lote completo de dulces. Quizás habría sido de más ayuda. Miró a su gemela y ambas compartieron una sonrisa. —¿De quién están hablando? —preguntó Samantha. —De la madrastra de Kassio —dijo antes de resumirles un única y última reunión con ella. Al terminar sus cuñadas se quedaron en silencio por un instante antes de echarse a reír. —Me habría encantado ver su rostro —dijo Serena—. Es una vieja arpía. Era una tortura pasar tiempo con ella, incluso
La fiesta parecía ser todo un éxito. Había pasado las últimas horas hablando con los clientes, mientras Sienna se aseguraba de aportar la chispa a la conversación. Más de uno había caído rendido a los encantos de su novia. No es que hubieran tenido una oportunidad con ella, Sienna tenía una habilidad innata para relacionarse con los demás. Dejó que su mirada vagara por el lugar en busca de su novia, mientras las palabras del hombre frente a él se convertían en un eco de fondo. Sienna se había disculpado unos minutos antes para ir al tocador, pero aún no había regresado y empezaba a extrañarla. Su búsqueda se detuvo al ver a su novia a unos metros de distancia junto a un hombre de mediana edad que hablaba animadamente. Conocía muy bien a su novia y se dio cuenta que no estaba cómoda. Pese a la sonrisa educada en su rostro, su postura era tensa. No le tomó mucho descifrar el porqué. El hombre había bajado la mirada al escote de Sienna en más de una ocasión en los últimos segundos. —
Kassio esperó hasta que escuchó la puerta cerrarse antes de hablar.—¿Averiguaste algo nuevo?Nerea le dio una enorme sonrisa.—En realidad, sí. ¿Recuerdas que intervinimos el celular de Nastia hace unas semanas?—No, creo que no lo mencionaste.—¿Seguro? Debí haberlo olvidado. Queríamos hacerlo antes, pero tuvimos algunos problemas. En fin, durante días solo escuchamos sobre salidas para tomar el té, arreglarse el cabello o alguna cosa que se le ocurriera a tu madrastra para perder el tiempo. Sin embargo, hace dos días se puso en contacto con su abogado.—¿Con el señor Battaglia?El señor Battaglia había sido el abogado de la familia por alrededor de diez años, después de que el anterior abogado de su padre se retirara. Nunca le había agradado mucho, pero nunca había tenido problemas con su trabajo. —Así es. Acordaron reunirse en el club que frecuenta tu madre, así que envié a alguien para espiarlos. Al parecer Nastia no está feliz con poseer la mayor parte de las acciones, lo quie
El sonido de su celular sacó a Kassio de su sueño. No recordaba cuanto tiempo había pasado desde que se quedó dormido, pero casi podía apostar que no había sido hace mucho. Estiró su mano para tomar su celular antes de que despertará a Sienna y presionó el botón del costado para silenciarlo. Frunció el ceño al ver el nombre de su hermano en la pantalla.Con cuidado se levantó y encendió la lámpara a lado de su cama para poder orientarse mejor. Salió de la habitación y respondió.—Maxim —saludó, con dureza—. Es demasiado tarde. ¿Qué necesitas?—Lo lamento, el señor se quedó inconsciente poco después de marcarle. El bebió demasiado y no está en condiciones de irse solo. Se cubrió los ojos con una mano mientras soltaba una maldición. Consideró decirle al hombre que llamara a un taxi o a la policía, lo que le pareciera mejor, pero no lo hizo. Algo de su molestia se había apaciguado después de lo que Sienna le había contado unos días atrás. Tal vez era hora de que los dos se sentaran a h
—Deja de robarte mi comida —se quejó Sienna y le dio un golpecito en la mano a Kassio.—Es que lo tuyo sabe mejor.—Es lo mismo. No hay manera de que el mío tenga un mejor sabor. Y si vuelves a robar mi desayuno te clavaré el tenedor en la mano.—No es lo mismo. Mi hermana siente preferencia por ti, así que siempre te da lo mejor mientras yo tengo que conformarme con el resto.Sienna y Natasha se echaron a reír.—Jamás creí que podías actuar como un bebé —dijo—. No tienes que ponerte en ese plan, tu hermana no siente preferencia por mí.—De hecho, sí lo hago —comentó Natasha, terminando de sacar los panqueques en un plato antes de acercarse a la mesa.—¿Lo ves? —Kassio lo miró presumido—. No estoy loco.—No puedes quejarte. Sienna es fácil de amar y bueno, tú… tú tienes suerte de ser mi hermano porque si fueras un extraño, hace tiempo te habría dicho lo que pienso de tu carácter.—Como si no lo hicieras a diario.—Oh, es cierto.Sienna se llevó un panqueque a la boca mientras los veía