—¿Está todo bien? —preguntó Sienna en cuanto entraron a la habitación. Kassio había estado extraño durante toda la cena, aunque lo había disimulado muy bien, cada vez era más buena leyendo sus expresiones. Kassio se sentó sobre la cama y la observó en silencio durante unos segundos antes de responder. —Mi padre estaba enfermo de corazón, recibía medicación, y no lo sabía. Sienna entendió que esa información podía cambiar muchas cosas. —¿Cómo lo descubriste? —Hoy fui a ver al doctor que lo atendió. Me mostró su historia clínica. Sienna se acercó a él y se sentó a horcajadas, abrazándolo. Como siempre él mostraba fuerte, pero podía ver el dolor bailando en sus ojos. —Debiste decirme que irías, te habría acompañado. —Tenías una sesión de fotos. —A la m****a la sesión de fotos. Tú eres más importante para mí y no debiste ir solo. Kassio levantó una mano y acarició su mejilla, mirándola con una sonrisa en el rostro. —No estuve solo, tu pa… —Las palabras de Kassio murieron a mita
Kassio escuchó el sonido del ascensor justo antes de que las puertas se abrieran, mostrando a su hermano. —¡Hermanito! —saludó Maxim alzando los brazos y avanzando hacia él. En cuanto llegó, lo envolvió en un abrazo que lo hizo sentir algo incómodo, pero se tragó sus comentarios malhumorados. Le había prometido a su hermana que iba a tratar bien a su hermano y siempre cumplía con su palabra. —Maxim —dijo, dando un paso atrás—. Adelante —hizo un gesto con la mano y caminó detrás de él. —Bonito lugar —comentó su hermano—. Aunque no se parece a ti. Supongo que Natasha ha hecho varios cambios desde su llegada —Maxim se detuvo frente a uno de los muebles de la sala y se inclinó para observar el florero—. Bonito —dijo su hermano, mirándolo sobre el hombro. —Gracias —respondió, sobre todo porque pensó en Sienna y la mirada severa que le habría dado de no responder. —Oh, ya estás aquí. —Natasha entró a la sala. Una sonrisa iluminó su rostro mientras se acercaba a Maxim. Él le devolvió la
Kassio siguió a Sienna con la mirada mientras ella se alejaba para responder su celular.—Me alegra que la hayas conocido —dijo su hermana, llamando su atención—. Eres diferente desde que estás con ella. Estás más relajado y sonríes con más frecuencia.—Es imposible no dejarse contagiar por su entusiasmo, incluso si a veces me vuelve loco con sus comentarios.Su hermana soltó una carcajada.—Debo irme —dijo Sienna apareciendo en la cocina con el rostro pálido—. Lamento dejarlos así.Kassio se levantó de un salto y se acercó rápidamente a ella. Con ambas manos, tomó su rostro y la miró a los ojos.—¿Qué sucede?—Serena tuvo un accidente, la ingresaron al hospital hace poco. Mi hermano debe estar desesperado. Necesita a su familia allí.Asintió en comprensión y sacó su celular para enviarle un mensaje a su conductor, asegurándose de que el auto estuviera listo.—Te acompañaré. —Se dio la vuelta para mirar a su hermana, que lucía preocupada.—No se preocupen por mí y manténgame informada
El auto salió del estacionamiento y Sienna tomó una bocanada de aire, luego exhaló profundamente.—El conejo está fuera del sombrero —dijo y Kassio soltó una carcajada.—Curiosa forma de decirlo.—Deberías prepararte para lo que viene. Mi familia es algo… intensa.—No saldré huyendo, si eso es lo que te preocupa.—No deberías hablar antes de tiempo. La mayoría de chicos de la secundaria que estaban interesados en mí desaparecieron en cuanto conocieron a mi papá y si eso no funcionaba siempre estaban mis hermanos para asegurarse de deshacerse de ellos. Tuve dos novios en el pasado, no llevé a ninguno de ellos a casa. —¿Por qué no?—No estabas escuchando la parte en la que los hombres de mi familia son desquiciadamente sobreprotectores.—Lo hice y puedo entenderlos. Actuaría igual con Natasha. Si un hombre dice que la ama, entonces puede soportar lo que sea que le lance. —Kassio la acomodó a horcajadas sobre sus piernas—. Deja que yo me encargue de tu familia —susurró cerca de sus lab
—¿Estás listo? —preguntó Sienna, mirando a través de la ventanilla del auto la casa de sus padres, cada vez más cerca.Solo había dos formas en las que las cosas podían terminar. Su familia podía darle la bienvenida a Kassio, o podían torturarlo hasta que saliera huyendo. No es que pensara que Kassio fuera de los que huyen, pero su familia podía poner a prueba a cualquiera. —No creí que hubiera algo que podía ponerte nerviosa —comentó Kassio con una leve sonrisa—. Descuida, todo saldrá bien.Sienna asintió. Quizás estaba exagerando. Sabía que su familia solo quería verla feliz y jamás harían algo para dañarla. Incluso si Kassio no les agradaba, lo aceptarían por ella.—Nadie parece preocupado por mí —comentó Natasha.—Ellos te amaran —dijo, mirándola por el espejo retrovisor.—¿Qué te parece si pones un poco de esa confianza en mí? —cuestionó Kassio, con tono burlón, estacionando el auto junto a los demás.Natasha soltó una carcajada y se bajó del coche.Sienna respiró profundamente
—No estaba seguro si me recibirías —dijo Maxim dejándose caer en el asiento frente a él.—Tenía curiosidad por saber lo que te trajo hasta aquí. —En cuanto su secretaria le había informado que Maxim estaba el vestíbulo, solicitando verlo, sus sospechas habían despertado. Nunca sabía que esperar con su hermano.—Estoy aquí porque quiero dejar los rencores atrás. Escucha, sé que me odias porque te quite lo que crees que por derecho era tuyo, pero ambos sabemos que papá no me habría puesto a cargo de la empresa, si no creyera que el indicado para el puesto.Se recostó en su escritorio y lo miró en silencio.—No has pensado que quizás esa nunca fue su voluntad.Su hermano sonrió con ironía.—¿Por qué habría de hacerlo? En su testamento nombró a mi madre como su sucesora. Él sabía que ella me pondría al mano.—A veces me preguntó si en verdad eres demasiado tonto o solo prefieres fingir que no te das cuenta de nada. Nunca mostraste suficiente interés por la empresa a excepción de cuando ap
—Bueno, aunque me encantaría quedarme aquí perdiendo el tiempo contigo, es hora de almorzar —dijo Sienna, mientras se levantaba y extendía una mano hacia Kassio—. Ya me contaron que antes tenías la mala costumbre de no comer a tus horas.—Debes dejar de cotillear con mi secretaria.Días antes de terminar su contrato en la empresa de su familia, Kassio no se había andado con rodeos y le había pedido a su secretaria que continuara trabajando para él en Castelli Insurance. Kassio no tenía tiempo para entrenar una nueva secretaria cuando tenía a Susan. Ella era bastante eficiente y ya conocía su método de trabajo… aunque al parecer también disfrutaba de revelarle a Sienna detalles de su vida.—Nunca.Kassio sacudió la cabeza, intentando ocultar una sonrisa. —Volveré después de almorzar —le informó a su secretaria al pasar frente a su escritorio.—Sí, señor. Hasta luego, señorita Sienna.—Nos vemos en unos días Susan. No olvides llamarme si tu jefe…Kassio tiró de la mano de su novia obli
Sienna miró sobre su hombro y luego de regreso a los vestidos, tratando de ocultar su sonrisa. Los dos hombres parados a unos metros detrás de ellas vestían ropa informal, pero no pasaban desapercibidos. No con su contextura o por la forma en la que estaban parados, con las manos detrás de la espalda y la espalda recta. —Mi hermano se toma muy en serio tu seguridad —comentó.—Creí que no necesitaría de más guardaespaldas ahora que mi padre está preso y Allegra muerta —dijo Serena, revisando los vestidos que estaban en el colgador—, pero Vincenzo todavía está algo tenso por lo sucedido y lo entiendo. De imaginar que la situación hubiera sido al revés, estaría igual de preocupada.—Son tan tiernos —comentó Antonella. La habían invitado a unirse a ellas y ella había estado más que dispuesta a acompañarlas.Sienna asintió.—A veces todavía me cuesta creer que se casaron —dijo—. Siempre parecieron estar destinados a estar juntos, pero temíamos que mi hermano nunca sacara la cabeza del cul