Capítulo 36: Muros

Maxim observó a Kassio ponerse de pie y pasearse por la oficina como si se tratara de un perro enjaulado.

—¿Crees que la empresa me preocupa en este momento? Demonios, Maxim. Estabas inconsciente cuando Sienna y yo llegamos y este lugar parecía haber sido saqueado por ladrones.

—Yo…

Kassio levantó una mano para silenciarlo.

—No he terminado —dijo Kassio con firmeza—. Puede que me consideres un bastardo frío sin corazón y sí, suelo serlo a veces, pero me preocupo por ti. Eres mi hermano pequeño y, sin importar cuan estúpido puedas ser a veces, siempre voy a querer lo mejor para ti.

Maxim sintió un nudo formarse en la garganta. No esperaba una declaración tan sentimental, menos viniendo de alguien de pocas palabras como Kassio. El amor entre ellos siempre había estado implícito, no era algo que expresaran con palabras. No era su estilo.

Se aclaró la garganta antes de hablar.

—Lamento lo de anoche, prometo que no lo haré una costumbre. Al parecer, no tengo el mismo aguante que antes —ter
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