Natasha dejó su vaso a un lado y buscó su celular en su cartera al escucharlo sonar. Inevitablemente una sonrisa se extendió por su rostro al ver el nombre de Domenico en la pantalla. Esa llamada había tardado demasiado en llegar, aunque quizás Domenico apenas había salido de su reunión y visto el mensaje que ella le había enviado. Se disculpó con Ettore antes de dirigirse al tocador para contestar. Una vez dentro, cerró la puerta, deslizó el dedo por la pantalla y se llevó el teléfono a la oreja.—¿Saliste con Ettore? —la voz de Domenico sonó tensa al otro lado de la línea.—Estoy muy bien, aun cenando. ¿Cómo estás tú?—Natasha.Pudo detectar la advertencia en su voz y casi rompió a reír.—Sí, como seguro leíste en mi mensaje, salimos a cenar. Él vino a la oficina y no me pareció educado rechazar su invitación —explicó con calma.—Acordamos que no habría más citas —replicó Domenico con un tono que mostraba su descontento.—No es una cita, solo una salida de amigos.—Él no está intere
Natasha se paró a contemplar el paisaje a través de la enorme ventana que ocupaba una de las paredes desde el suelo hasta el techo. Había anochecido hace poco, pero las luces del exterior le permitían ver hacia afuera. Los árboles se balanceaban suavemente debido a la brisa y algunas estrellas adornaban el cielo.Cerró los ojos y tomó una respiración profunda, dejando que el aroma de la naturaleza invadiera sus sentidos.—Es un lugar hermoso —comentó.—Lo es —dijo Domenico, abrazándola por detrás.Abrió los ojos y miró su hombro, con una sonrisa en el rostro.—¿Es tuyo?—Sí. Suelo venir aquí cuando quiero escapar del bullicio de la ciudad o después de cerrar algún trato importante. Este es el lugar donde recupero energías… mi lugar especial.Natasha se dio la vuelta y entrelazó los dedos detrás del cuello de Domenico.—Gracias por compartirlo conmigo —susurró y se puso de puntillas para besarlo.Al separarse, se quedaron mirándose en silencio.—Vamos a preparar la cena, ya es tarde —di
Natasha se sintió en caída libre mientras el orgasmo la consumía. Nunca había sentido algo parecido. Su visión se tornó borrosa y su cuerpo fue azotado por corrientes de placer. Transcurrió un tiempo antes de volver a ser consciente de su entorno y de Domenico, e incluso entonces su cuerpo aún se sentía débil. Creyó que había tenido suficiente, pero la mirada de Domenico bastó para despertar su deseo otra vez. Domenico terminó de desvestirla, luego se arrodillo a sus pies y, sin quitarle la mirada de encima, empezó a desabotonarse la camisa. Natasha bajó la mirada y, gracias a la luz del fuego, observó a detalle cada porción de piel que quedaba al descubierto. Su cuerpo era tonificado, sin llegar a ser excesivamente musculoso. Natasha se sentó sobre las mantas y no pudo evitar llevar las manos hasta el pecho de Domenico. Las deslizó lentamente hacia abajo, arrastrando sus uñas. Cuando llegó a su cinturón, retiró las manos de Domenico para hacerse cargo ella misma. Sus manos comenz
Domenico no estaba preparado para dejar atrás el increíble fin de semana que había compartido con Natasha, y mucho menos para separarse de ella. La segunda vez que le había hecho el amor, se tomó su tiempo para explorar cada curva de su cuerpo, acariciar los lunares que adornaban su piel, y descubrir las zonas donde ella sentía mayor placer. Pero no hicieron el amor hasta quedar exhaustos; también pasaron tiempo conociéndose más.Giró la cabeza y miró el asiento del pasajero. Una sonrisa se extendió por su rostro al ver a Natasha dormida plácidamente. Extendió la mano y acarició suavemente su mejilla antes de regresar su atención a la carretera. Durante el resto del viaje, su mente divagó hacia los recuerdos del día anterior, pero en más de una ocasión su felicidad se vio empañada por la sensación de estar traicionando a su mejor amigo.Tenía que decirle la verdad antes de que las cosas con Natasha avanzaran más.Estacionó su coche frente al edificio de Natasha justo cuando ella empez
—¿Qué sucede con Natasha? —preguntó Kassio.Domenico tomó una inhalación profunda.—No creo que haya una manera adecuada decírtelo, así que simplemente lo haré. Ella y yo estamos juntos —confesó.Su amigo se quedó en silencio, mientras diversas emociones pasaban por su rostro.—Sabes que nunca haría nada para dañar nuestra amistad y fue por eso que durante mucho me mantuve lejos de Natasha, pese a mis sentimientos por ella.—¿Sentimientos? —preguntó Kassio con dureza—. ¿De qué demonios estás hablando?—Natasha me gusta, lo ha hecho por mucho tiempo y... —Se quedó en silencio cuando Kassio lo tomó del cuello de su camiseta y lo levantó del sofá en un parpadeo. Ni siquiera había tenido tiempo de reaccionar a tiempo.—¡Maldito bastardo! ¿Te involucraste con mi hermana pequeña? Dime que es una jodida broma y olvidaré que siquiera insinuaste algo como eso.—¿Es tan malo que estemos juntos?Kassio le estampó un puño en el rostro y Domenico trastabilló hacia atrás.—Diablos —se quejó, frotánd
—¿Estás aquí para pedirme que también trabaje desde casa? —preguntó levantándose de su asiento y rodeando su escritorio. Se sentó al filo del mismo y se cruzó de brazos.—Domenico se involucró con mi hermana menor, quien además está bajo su cargo. Eso podría considerarse abuso de poder y puedo destituirlo de su trabajo por eso. —Él no me obligó a hacer nada.—¿Estás segura?Natasha abrió los ojos con sorpresa.—No puedo creer que acabas de preguntarme eso. ¡Domenico es tu mejor amigo! ¡Por todos los cielos! ¡Lo conoces bien!—Creía que lo hacía, hasta que me dijo que se involucró contigo. ¡Demonios! ¿Crees que es fácil para mi escuchar al hombre con el que he pasado muchas cosas decirme que se ha acostado con mi hermanita? —preguntó Kassio entre dientes—. Ni siquiera fue capaz de decirme lo que sentía por ti antes de seducirte.—Lo dices como si él fuera el único responsable y yo tan solo una jovencita ingenua que cedió a sus encantos. Era tan consciente como él de lo que hacíamos.
Domenico llamó a la puerta de Kassio y esperó unos segundos antes de entrar. Después de una semana fuera, Kassio le había informado mediante un escueto mensaje que podía volver al trabajo, y en su primer día de regreso solicitó reunirse con él para discutir algunos temas laborales.Kassio levantó la mirada al escucharlo y le dio un breve asentimiento con la cabeza. Domenico no pudo discernir ninguna emoción en sus ojos.—Siéntate.Domenico avanzó y se sentó frente al escritorio.—¿Tienes nuestra propuesta para los alemanes?—Sí —respondió y le entregó el archivo en su mano.Kassio tomó la carpeta y comenzó a revisarla mientras Domenico le explicaba los cambios que había hecho para adaptarse a las solicitudes de los alemanes con el fin de firmar la renovación de la asociación que habían mantenido durante los últimos cinco años.—Veo que ya consideraste todo. Presentaremos nuestra propuesta el jueves cuando nos reunamos con ellos. —Está bien.Kassio cerró el archivo y se lo devolvió.
A Domenico le resultó difícil convencer a Natasha de quedarse en su departamento en lugar de acompañarlo a ver a Kassio, pero finalmente ella cedió. Domenico estaba convencido de que la llamada de su amigo significaba que él estaba dispuesto a hablar.Kassio fue quién le abrió la puerta cuando llegó a su casa. Él no lo saludó, simplemente le dio un escueto asentimiento con la cabeza y se dio la vuelta, claramente esperando que lo siguiera.—¿Debería estar asustado? —preguntó en broma, tratando de aliviar la tensión.—No te llamé para deshacerme de ti, si es lo que te preocupa —dijo Kassio sin detenerse—. Por supuesto, la idea me pasó por la cabeza, pero sería demasiado trabajo y tengo la sensación de que mi hermana no estaría nada feliz.Sonrió. Esa debía ser la frase más larga que Kassio le había dicho en las últimas semanas y que no estaba relacionada al trabajo.Kassio lo guio hasta el gimnasio de la casa. Domenico ya había estado allí antes; el lugar estaba tan bien equipado como c