Cap 2

Cristal.

No comprendo qué es lo que quiere este hombre, acaso planea ejecutarme públicamente pero si soy la emperatriz el emperador tiene más peso su cabeza que la mía, paso cerca de donde tienen retenida a Ana, no puedo evitar intentar forcejear para abogar por ella, no deseo que la maten.

-¡Suélteme! Dejé la que no tiene nada que ver con nosotros es solo una sirvienta.

Se que lo que digo son mentiras y que Ana represebta mucho mas que eso para mí pero es solo un método para salvar la.

-Déjate de tonterías y camina.

El guardia intenta empujarme pero me opongo llamando la atención del sultán que se detiene y nos mira de reojo.

-Llévensela también.

Ana es liberada y extiendo la mano para tomar la de ella y jalarla hacia mí, sé que tal vez la estoy jalando a su propia muerte pero es la única persona que me gustaría tener conmigo hasta el final de mi vida, nos llevan afuera del Castillo y nos suben a un carruaje custodiadas por guardias, nos alejan de mi hogar produciendo me tristeza nunca tuve amigos pero este fue el lugar de mi nacimiento, llegamos al puerto donde nos suben a un barco extranjero y nos transportan en la zona de carga como si fuéramos animales, nunca me habían tratado de esta manera, miro mi vestido y está todo sucio rasgado de la parte de abajo, miro a Ana que tiene bastante miedo a su cara voltea hacia todos lados como si buscara a alguien, intento esforzar una sonrisa en mi rostro y tomar su mano llamando su atención.

-Tranquila Ana tal vez vayamos a un mejor lugar.

-Señorita Cristal no sabe lo que los hombres del oriente hacen con las mujeres que capturan en sus conquistas.

-Solo escuché rumores pero no creo que sean tan bárbaros y lujuriosos solo hay que esperar lo mejor.

Viajamos durante dos días allá abajo donde apenas nos dieron de comer y agua, nunca había sabido que se siente tener hambre es una sensación horrible y espantosa no sé cómo hay gente que pasa toda su vida sufriendo hambre, por fin llegamos a puerto y nos bajan como nos han tratado todo este tiempo con búsqueda, no veo al sultanes Ismael en ningún lado y todo lo que miro a mi alrededor es ajeno a mi conocimiento lo único que reconozco son los camellos y un tipo de mercado, nos dirigen hasta uno de esos animales.

-Suban.

Miro y este animal no tiene silla de montar y con mi vestido es bastante difícil subir, no creo poder hacerlo.

-Qué están esperando, el sultán no tiene tiempo que perder.

-Disculpe pero no sé montar este tipo de animal de transporte si es tan amable de demostrarnos cómo.

-No tengo tiempo para estarles mostrando a las niñas mimadas cómo subir a un animal, muévanse ya.

Tiene el maldito atrevimiento de empujarme por la espalda y me tengo que apoyar en el camello apestoso y sucio para no caerme, volteo a ver al guardia con molestia que rápidamente se vuelve en miedo al ver cómo el sultán le pone una especie de espada curva en el cuello montando un camello.

-¿Quién te crees que eres para tocar lo que me pertenece? Acaso no sabes que por tu acto tu cabeza rodará.

El guardia vuelve a verlo con ojos llenos de pánico y empieza a rogar por su vida.

-Lo siento mucho sultán pero es que las mujeres solo están retrasando el viaje.

Me molesta que intente echarnos la culpa y que no diga la verdad y como ya no tengo que guardar silencio dejo libre mi lengua.

-Es mentira, solo le pedimos que nos indicara cómo montar un camello.

-Tengo entendido que en su imperio solo usan caballos pero aquí es más resistente un camello además a dónde vamos será un lugar muy alejado.

El sultanes se baja del caballo y se acerca a mí tomándome de la cintura y montándome en medio de las dos jorobas del camello para después colocar un velo largo y oscuro sobre mí.

-Toma las riendas con fuerza no las vayas a soltar el animal simple y sencillamente nos seguirá, no te atrevas a quitarte el velo o correrás la misma suerte que el cadáver que está a mis espaldas.

El sultán se vuelve a subir a su camello y comenzar el camino hacia dónde no lo sé pero el animal que estoy montando lo sigue, este tipo de mercado es muy extraño nos ofrecen telas y jarrones junto con otras cosas al sultán lo ven con gran afecto, salimos de la baihas para adentrarnos en el desierto donde solo hay dunas de arena y no se ve nada más en kilómetros, llega el mediodía y el calor de este lugar es realmente insoportable el velo sobre mí solo impide que cualquier ráfaga de aire me pegue en la piel, la boca la siento tan reseca y amarga, hay mucho calor que me asé sentir mareada.

Karim.

Por fin pude apoderarme de una joya tan bella y esquisita como esa emperatriz, me pareció un insulto que un hombre tuviera una amante con una mujer tan bella como Cristal a su lado, valla que hay personas que no saben valorar lo bueno.

-¡Emperatriz Cristal!

La voz alarmada de la acompañante de Cristal llama mi atención, más le vale no a verse quitado el velo pero al verla en el suelo inconciente me alarmó, me bajo del camello con rapidez y me acerco a ella tomándola en mis brazos, sus mejillas están muy rojas y la temperatura de su piel es muy alta.

-Rapido armen una tienda.

-Si señor.

Miro con atención su cuerpo y tiene demasiada ropa gruesa debo de aligerar la e idratarla antes de que sucumba por el calor del desierto, saco una daga de mi cintura.

-¡Que le piensa hacer!

Miro a la criada con molestia por tener el atrevimiento de gritarme, debería de darle una bofetada por ese descaro pero no tengo tiempo que perder con esta tonta, dejo de prestarle atención a la criada que me mira con miedo y sigo con lo que estaba con mi navaja comienzo a cortar el vestido que es muy bultoso, corto el vestido hasta llegar una ropa muy delgado y la alzó para llevarla a la tienda que armaron rápidamente mis guardias y la recuesto para comenzar a mojar su rostro con un trozo de seda.

-Deje me ayudarlo puede irritar su piel.

Miro a la criada con desagrado por dirigirse a mí sin que yo pidiera su opinión o ayuda y por aver entrado sin que yo diera permiso.

-La emperatriz tiene piel muy sensible y con el más mínimo roce se enrojece.

-Sultan Karim a llegado un ave con una nota.

Miro a mi guardia personal que está parado en la puerta de la carpa, me levanto y me acerco a él para tomar la nota y leerla.

"El duque Liam Mubon a muerto"

Creo que lo que planie salió a la perfección y al no estar en el continente no puedo ser sorprecho de nada ahora solo falta su hermano menor y así su imperio quedará a mi merced, el guardia se me acerca un poco con el águila en el brazo en la espera de mi respuesta.

-Pidale a Hasam que me vea en cuanto llegue.

-Si sultán, ¿Que pasará con las mujeres?

-Seguiremos la ruta cuando la emperatriz despierte.

-Si.

El guardia asé una reverencia y se retira de mi presencia, si todo sigue así me podría apoderar del continente entero solo me asé falta decidir a quien tomaré como esposa de todo mi harén.

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