Capítulo 277
De repente, levanté la mirada y los ojos de Carlos, que siempre habían sido profundos y decididos, bajo la luz tenue de la luna parecían mucho más intensos, llenos de una ternura inesperada.

Era irónico.

Su prometida acababa de bajar del coche, y su figura aún no había entrado completamente en la villa, pero él ya estaba diciendo que me extrañaba.

—Probablemente estás soñando.

—No estoy soñando. —Carlos me interrumpió—. Hablo en serio, el olor tuyo en casa está desapareciendo cada vez más, parece que las huellas de tus cuatro años en Villa del Sol van a desvanecerse, no puedo entrar a tu pequeño departamento, y por eso no puedo dormir por las noches.

Lo miré detenidamente, y noté que sus ojos tenían algunas sombras oscuras. Por un momento, casi parecía que estábamos de nuevo en aquellos días en los que estábamos muy unidos.

En ese entonces, siempre dormíamos juntos.

O, muchas veces, cuando yo quería dormir, él comenzaba a besarme, y eso me impedía descansar.

En esos momentos, t
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