Capítulo 181
No solté mi mordida.

Toda la ira y frustración acumuladas en mi interior comenzaron a brotar en el momento en que lo vi. Seguía apretando mis dientes contra su mano hasta que sentí el sabor metálico de la sangre. Esa pequeña venganza me dio una efímera sensación de satisfacción.

Carlos soportó el dolor en silencio.

Sus ojos destellaban con furia contenida, y su rostro se ensombreció. Aunque la sangre empezaba a escurrir por su muñeca, no emitió un solo quejido. Solo un leve temblor involuntario recorría su cuerpo.

Me dolían los dientes por la presión, pero él simplemente movió lentamente su muñeca hasta que logró retirar su mano de mi boca. Sin embargo, la otra mano, la que aún sostenía la mía, no me soltó en ningún momento.

Con el pulgar, empezó a acariciar el dorso de mi mano.

Su voz sonó áspera, cargada de advertencia:

—Olivia, no te pongas en mi contra. No te enfrentes más a la familia Díaz. Solo quiero que entiendas algo: si no eres la Sra. Díaz, no eres nada. No tienes nad
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