Capítulo 156
Carlos cayó al suelo de una forma completamente desastrosa, pero no me atreví a volver la mirada.

Tenía miedo de ver su rostro, su expresión derrotada, sus ojos suplicantes.

Con el poco autocontrol que me quedaba, llamé a una enfermera para que lo ayudara. Ni siquiera me detuve a pensar si la enfermera podría manejar a un hombre tan corpulento; simplemente salí del hospital apresuradamente, casi huyendo.

Me dirigí al lugar donde yacen las tumbas de mis padres y les llevé un ramo de flores frescas.

Fuera de ese lugar, no sabía a dónde ir para llorar sin sentirme juzgada.

Parece que, como adultos, incluso para llorar necesitamos una excusa y un sitio adecuado.

Creí que, al llegar allí, me desahogaría de manera descontrolada, dejando salir todo lo que llevaba dentro.

Sin embargo, al arrodillarme frente a la tumba de mis padres, aquella ira intensa y el cúmulo de sentimientos de frustración y tristeza se disiparon. Lo trágico era que sentía como si hubiese perdido la capacidad de ll
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App