Capítulo 130
Esta noche fue muy divertida.

Cuando Carlos fue al baño, encontré al camarero que había estado tomando fotos a escondidas y le pedí las imágenes en su teléfono, además de solicitarle que las borrara.

—Lo siento, a mi esposo no le gusta que se exponga nuestra vida privada, pero has tomado buenas fotos; ¿podrías darme una copia como recuerdo?

Como recompensa, le di mil dólares de propina.

Publicué una actualización en mis redes sociales que solo Sara podía ver, luego tomé el abrigo de Carlos y esperé a que el conductor llegara para llevarnos.

Mientras estaba perdida en mis pensamientos, algo me golpeó repentinamente, y con mis zapatos de tacón perdí el equilibrio, retrocediendo unos pasos antes de lograr estabilizarme.

Al mirar hacia abajo, vi que el vaso de té de leche se había roto en el suelo no muy lejos de mí, y mis zapatos y piernas estaban cubiertos de té.

—¡Esa es la mujer! ¡La abogada que defiende a los que engañan!

Una aguda voz femenina sonó delante de
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