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Carolina empujó a Richard con fuerzas para alejarlo de ella —¡¿Qué haces?! ¿Quién te crees que eres, Richard Steele? ¿Quién crees que soy yo? No soy una muñequita a la que tomas cuando se te antoja, ve a un prostíbulo y consíguete a una, pero ¡A mí me dejas en paz! O te juro que haré que te arrepientas —exclamó con furia, mordiendo cada palabra y él pudo ver que estaba odiándolo Carolina lo empujó y pasó de prisa, él la siguió —¡Carolina, espera! Hablemos —exclamó con mucha desesperación, incluso tocó la puerta, pero sintió la frustración Ella no le hizo caso, entró a su alcoba y cerró con fuerza justo detrás. Tocó sus labios sintiéndose tan extraña, no entendía que pasaba con ese hombre, era como un rayo que siempre colapsaba en su cielo, se recostó en la cama, necesitaba fortaleza para estar ahí, para no querer huir, de pronto su móvil resonó, respondió porque era Marian Steele —Hola, querida hija, ¿Cómo estás? —Hola, abuela Marian, estoy bien, ¿Sucede algo? —Si, hija, decidí
Al llegar a la casa de campo, Carolina admiró el lugar, la abuela enseñaba el lugar con gusto y calma a Sarah y al pequeño Finneas.Cuando la abuela llevó a Finneas a conocer la piscina, Sarah se distrajo y Fred fue a ella—¿Qué haces aquí? ¿Qué pretendes? Te ayudé un poco, pero no te aproveches.Sarah sintió que su corazón latía mucho y cruzó sus brazos—¿Qué te piensas que soy yo? —exclamó—¿Qué? nada, las pruebas hablan, eres una arribista, ¿Piensas que sacarás dinero de esto?Sarah sintió rabia—Tú dinero me vale un comino, pero tu abuela se oficializó como si madrina y el verano estará con él, así que mientras Finneas esté aquí, yo también.—Buena excusa, pero, entiende una cosa, no seas oportunista, entre tú y yo no hay nada —sentenció—¿Tú y yo? —Sarah rio—. En realidad, ni siquiera me interesas, ni un poco.Fred la miró tan sorprendido era la primera vez que una chica le decía que no estaba interesada en él, de pronto escucharon ruidos, gritos y la voz de una mujer barreando.
Carolina entró en la habitación que le habían asignado para ella y miró ahí mismo la maleta de Richard, eso le dio nervios, ¿Acaso él iba a dormir ahí junto a ella?Se sentó al borde de la cama, estaba pensativa.Cuando la puerta se abrió y él entró a la habitación, ella no evitó sentirse incómoda ante su presencia —¿Cómo estás?Ella le miró con duda ante su pregunta—¿Yo? Excelente, más bien, ¿Cómo estás tú?—Lamento mucho las ofensas que dijo Maya, ella no volverá a molestarte, por favor, perdóname.Carolina no entendía su actitud —Mejor será olvidar el tema —dijo ellaRichard bajó la mirada parecía tan endeble—La abuela me pidió que te enseñara el lugar, es la primera vez que vienes aquí, así que...Carolina titubeó, pero al final aceptó.Ambos salieron de la habitación, hasta el jardín. Aquella era una hacienda muy grande con jardines bellos, Richard se esforzaba por mostrarle todo ese lugar—¿Solías venir mucho aquí cuando eras niño?—Sí, cuando papá vivía sí, pero, luego de s
—¡No te metas en mi vida! —exclamó Fred furioso, alejándose de ella y Sarah solo bajó la mirada, mientras Finneas corría a abrazarlaCarolina se alejó de Richard y él la ayudó a subir al bote—Bueno, vamos a pescar un terrible resfrío.Ella rio un poco—Dicen que el agua helada ayuda a la circulación, y también pensar mejor, pero tú debes consolarte con mejorar tu circulación.Él sonrió aún fingiendose ofendido.Cuando volvieron a casa subieron a la habitación, ella fue la primera en entrar y bañarse, para cambiarse de ropa, luego fue el turno de él, para Carolina seria algo incómodo, compartir habitación con Richard, pero si hacían lo contrario, era obvio que levantarían las sospechas de la abuela Marian.Luego bajaron a cenar con todos.—¿Y entonces el niño estará con usted todo el verano, madre?Marian miró a Rachel, esa mujer siempre era muy inoportuna—Sí, querida Sarah, mientras arregló todo para qué puedas obtener la tutela de tu hermano, ahora él pasará el verano conmigo, hast
A la mañana siguiente cuando Carolina abrió los ojos sintió un calor que la arropaba, se sentía tan bien, en medio de la fría mañana, pero también sintió esos brazos fuertes que la sostenían, fue tan raro sentirse de esa manera, cuando miró justo detrás pudo sentir su cálido aliento en su cuello, era Richard, el muro estaba destruido y él la abrazaba, como si fuera algo tan normal, quiso despertarlo, pero sintió que no podía, su rostro estaba tan enrojecido y avergonzado, cuando sintió que él se movía para despertar, ella cerró los ojos asustada. Richard abrió los ojos, y sintió ese mechón de cabello oscuro que hacía algo de cosquillas en su cara, lo movió delicadamente, alejándolo de él y cuando la miró, ella estaba en sus brazos, él admiró su rostro, parecía tan dulce a su lado, como una esposa, era tan hermosa, no podía negárselo, acarició con sus dedos su rostro con suavidad, hasta que vio que se movía, lo que menos quería era despertarla, depositó un suave beso sobre su frente y
Carolina estaba intentando arreglar un tirante de su vestido que estaba flojo, cuando Richard lo notó, se acercó a ella y la ayudó, ella no lo esperaba, pero pudo sentir el toque de su piel sobre su espalda que la hizo estremecer –¡Hola a todos! —exclamó Fred entrando de pronto, Richard le miró con ojos pequeños, no esperaba que su hermano estuviese ahí y en realidad, no tenía nada que hacer ahí —¿Acaso tú le dijiste que estabas aquí? —exclamó Richard mirándola con ojos firmes —Bueno, nunca pensé que vendría hasta aquí —dijo ella dudosa Él la miró atónito —Parece que te gusta mucho su compañía —sentenció receloso, y luego vio a Fred acercándose Richard miraba a Fred, incrédulo —¿Qué haces aquí, Richard? —Vine a ayudar, quiero trabajar también —dijo Fred seguro —¿Te volviste loco? Ve a trabajar en el departamento de administración —sentenció Richard enojado —¿Y qué? —dijo con desdén—. Quiero ser modelo, también. Richard le miro irresoluto —Es vergonzoso, no fuiste a la mejor
Cuando salieron rumbo al auto, Richard llevaba a Carolina entre sus brazos, y ella aun podía sentir esa mirada tan penetrante sobre ella, Carolina incluso estaba tensa, nerviosa, no podía evitar mirarlo y observar que sus ojos la desarmaban, la hacían sentir algo inexplicable, algo que estrujaba sus sentidos, y ella ya simplemente no podía escapar, al llegar a casa, él la bajó en sus brazos y la dirigió hasta la cama, recostándola, él trajo un botiquín y ella sintió tanta vergüenza, cuando él se aventuró en levantar su blusa, ella recordó que él decía que lo había engañado con un tal Saúl, incluso fue más allá, él insinuó que ella tuvo relaciones sexuales con ese hombre, entonces, ¿Por qué le cohibía tanto que él viera su piel? Después de todo era su marido, pero, supo que no tendría opción, ella levantó su blusa, y él pudo ver aquella herida lacerante, su abdomen plano y su piel clara, Richard sintió que debía calmarse, sus propios pensamientos la deseaban tanto, como un hombre desea
—¿Sabes cuánto tiempo quería saber quién eras tú? —exclamó Carolina, pero Richard no entendía sus palabras —No entiendo. —Todo lo que recuerdo de ese día, eres tú, recuerdo sobre tu chaqueta, tu motocicleta, pero tu rostro, era borroso, así que no sabía quién eras, y pensé que, si te encontraba, también me encontraría a mí misma —dijo ella con voz emocional, Richard la miró con dulzura, él acunó su rostro —Ese día, transité por el mismo lugar que tú, fue una coincidencia, pero es una coincidencia divina Flashback: Cinco años antes Richard conducía su moto, iba a encontrarse con un supuesto socio con quien quería crear un nuevo negocio, para volverse independiente de la abuela, y así, no ser el CEO de la empresa Steele, sin embargo, había mentido a la abuela Marian, diciendo que estaba fuera del país de vacaciones, y en realidad seguía en Catalia. Cuando de pronto vio aquel accidente, un auto volteado, al lado del río, él no dudó en pararse, y llamar a la ambulancia, entonces mi