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Carolina condujo por varios minutos, hasta llegar a un predio abandonado, la mujer le dijo que esperara, y pronto un hombre se acercó a ellas, Carolina lo observó, abrió ojos con terror, ella no sabía quién era él, pero lo recordó en aquel video de la fiesta, era el hombre que intentó abusarla. Él abrió la puerta del auto y empuñó una pistola sobre su cara, carolina sintió que temblaba —¡Baja del auto! Carolina obedeció y de pronto observó que el hombre la tomó y la cubrió con un pañuelo, ella sintió que estaba mareada y de pronto cayó entre sus brazos perdiendo la conciencia. Saúl la cargó y la metió a la cajuela, luego él condujo el auto a toda prisa —Llámalos, pídeles mucho dinero por la señora Steele —dijo Saúl. Richard y Fred estaban ahí en el jardín, con sus bebés, estaban tan felices —Serán unos hermosos primos, se querrán mucho —dijo Richard, al observar cómo Lucero adoraba a su primito —Sí, quisiera que la abuela estuviera aquí. —Lo sé, también mamá, pero, bueno, mien
Richard y Fred estaban dispuestos a irse para buscar a Carolina, y rescatarla, Sarah tenía mucho miedo, y solo pudo abrazar a Fred, él correspondió al instante, volver a sentir un abrazo de Sarah era como ser revivido en el alma, él acunó su rostro—Te juro que estaré bien —dijo al mirar el tormento en sus ojos—Por favor, piensa en tu hija, ella te espera —dijo Sarah tomando su mano, las lágrimas estaban en sus ojosÉl besó su frente y limpió sus lágrimas con dulzura, eso la hizo estremecer—Pienso en mi hija, pienso en Finneas, y pienso en ti, todo el tiempo, no lo dudes, volveré porque te amo, Sarah, todo va a estar bien.Ella sintió mucho miedo, tenía un mal presentimiento, y sintió que la vida sin Fred sería imposible de soportar, él se apartó de ella y subieron al auto para irse.Sarah no podía estar mejor, solo pensaba, estaba tan asustada. Una empleada le notificó que René estaba aquí, cuando él la encontró se sorprendió de verla, pero Sarah le dijo sobre lo que pasaba—¡Mi pr
Carolina corría detrás de la camilla del hospital, su respiración era inestable, las lágrimas no paraban, corría y corría, pero cuando la camilla entró a la sala de emergencia le impidieron la entrada, ella los maldijo a todos, gritó peleó, solo pidiendo que por favor le dejarán verlo, ella no podía dejarlo solo, sintió las manos de René, tratando de calmarla, las palabras de Fred que escuchó fueron, calma, él es muy fuerte, todos decían eso, él es muy fuerte y se recuperará, pero ella lo había visto, la sangre escarlata brillaba en su cuerpo, su mirada triste dolorosa, nadie podía decir que estaba bien, cuando no lo habían visto como ella a él, nadie había sentido su pulso leve, ella lo vio temblar, no era una pesadilla, era un temor terrible, ella se arrinconó en una pared y lloró, quizás lloró lo que nunca lloró por sus padres, es cierto que cuando alguien llora, su llanto es por todo, pero Carolina padecía, Carolina sufría, solo pensaba en Richard, la culpa le quedaba, sobre todo a
«POV Richard Steele ¿A dónde va la conciencia mientras duerme? ¿Es un sueño lo más cercano que los vivos estarán de la muerte? Estoy aquí y puedo escucharlos, puedo oírlo todo, pero no verlos, y se siente como si fuera el mismo infierno, ¿Estoy muerto? Me siento en el limbo, justo donde todo puede acabar, pero, no es así, sigo aquí, atrapado, ¿Acaso es mi culpa? Haber creído en quien no debía, lastimado a la mujer que amé, soy el rey de los imbéciles, pero estoy aquí, arrepentido, solo esperando por ella. El silencio me consume, como la oscuridad, a veces sueño, a veces no sé lo que es real, ahora puedo escucharlo, Frederick está aquí, cerca de mí —Richard, yo… lo siento tanto, era como un niño tonto y pequeño, es que, quería ser como tú, Dios lo sabe y no te miento, ¡Oh, mi hermano! ¡Cuánto te admiro! ¡Cuánto te quiero! Pero, sentir que no seré la mitad de lo que eres, me estaba enloqueciendo, perdóname, cariño, nunca quise ser tan malo contigo, nunca quise ser cruel, no te odio,
Fred llegó a casa, estaba tan emocionado, Sarah lo observó y él se abalanzó a abrazarla con fuerza, ella estaba perpleja —Mi hermano despertó, mi hermano está a salvo, Sarah, ¡Soy tan feliz! Sarah se unió a su felicidad y lo abrazó con fuerza, besando su mejilla, pero al sentir sus labios sobre su piel, él no pudo evitarlo, la besó con fervor, Sarah no pudo huir de ese beso, lo deseaba desde hace tanto tiempo, pero cuando sintió que se perdía en él, tuvo que detenerlo —No es correcto. Fred sintió algo de tristeza con sus palabras, y acunó su rostro —Sé que te rompí el corazón con mi desprecio, y que nunca podré pagar o suficiente para recuperar tu amor, pero te amo, Sarah, ahora sé que eres la mujer que amo, con la que quiero compartir el resto de mis días, la única que quiero para madre de mis hijos, por favor, si aún queda algo del amor que me tuviste, por favor, perdóname. Fred se arrodilló ante ella, y se abrazó a su cintura, Sarah se sintió incómoda, tenerlo a sus pies, tan
Carolina y Richard estaban tomados de la mano, eran tan felices, Richard cargaba a su pequeño Albert, y veían a los novios frente al juez, era una boda sencilla, solo con los familiares y amigos más cercanos. Richard y Carolina estaban tomados de la mano, mirando sus ojos con amor, ilusionados por el provenir, pronto firmaron las actas y el juez los declaró de nuevo, marido y mujer. Un beso de amor selló su juramento La fiesta comenzó en el jardín de la casa de campo, era un lugar hermoso, y fue donde comenzó la historia de ellos dos, luego de bailar, fueron a recibir las felicitaciones —Quiero disculparme con ustedes, traté de separarlos, y no fue algo justo, me avergüenza mi comportamiento, y deseo que sean felices, de todo corazón. Sarah sonrió ante las palabras de René, se dieron un largo abrazo, ahora René estaba con Lyra, pronto iban a casarse, se veían felices y enamorados. Sarah pensó que por fin la vida tomaba su propio curso y era feliz por ellos también. Carolina fue
Los años habían avanzado, hasta contarse siete, Richard y Carolina seguían dirigiendo la empresa Donelli-Steele. Fred y Sarah trabajaban en el hotel sabático, era un negocio muy rentable y que además les encantaba porque ayudaban a personas que estaban en crisis y buscaban un lugar para descansar y buscar paz mental. Aquel día era el cumpleaños de Richard Steele, Carolina lo organizó solo con la familia, como a él le gustaba. Richard llegó y su hija Kira de cuatro años saltó a él con felicidad, Albert lo hizo después, ya eran unos niños grandes y hermosos, amaban a su padre, y eran su tesoro absoluto, él rio al verlos, y luego los bajó. Fred y Sarah llegaron, y fue a saludarlos. Los niños jugaban en el jardín, ellos comían, los hombres bebían deliciosos tragos, y las mujeres reían y platicaban, era un hermoso día, el mejor de todos, la vida era tranquila, ya sin nada que pelear o sufrir, pronto llegó René con su esposa Lyra y su hija Tya que se unió a las chiquitas, Kira y Lucero
No apartaban la vista de ella, llevaba el vestido de novia más encantador que había encontrado, sonreía feliz, mientras escuchaba a todos murmurar: «Es una hermosa novia»Si lo era o no, ella no lo sabía, tampoco le importaba, estaba parada en aquel lujoso salón, pero no sabía si se sentía feliz, su mente era confusa, alzó la vista, y entre todas esas personas viéndola pudo reconocer otra mirada, ella lo conocía, solía ver su fotografía desde hace años, pero su mente era un túnel oscuro sin recuerdos, aunque ahora era algo que no le importaba, ese hombre de pie que la miraba con una seriedad expectante, de ojos azul porcelana, como hielo frío en invierno, era Richard Steele, su ahora esposo, fue todo un playboy, a quien atribuían muchas conquistas y mujeres rendidas a sus pies, como si se tratara de un santo. Carolina no entendía como era que tuviese tanta fama con las mujeres, podría ser todo, y profusamente atractivo, pero ahora mismo su mirada sobre ella, tan firme y penetrante, la