Llevo diez minutos mirándome al espejo. Ha llegado el momento. Anoche fue la noche más loca y hermosa de mi vida. Me dejé llevar, demostré mis sentimientos y el los agradeció, me cuidó y me amó. Y ahora estoy intentando convencer a mi corazón de que estoy tomando la decisión correcta. La idea de marcharme por una parte me alegra; por otra me entristece, porque sé que una parte de mí permanecerá inseparablemente unida a él.
Mi corazón no quiero marcharse, pero es lo correcto. No olvidaré nunca lo que ha pasado. Nunca lo olvidaré y tampoco lo que hay entre nosotros, es imposible. Cuando me he despertado esta mañana, lo he sorprendido observándome. Parecía más feliz que nunca, sonreía y mi corazón iniciaba a desgarrarse. Ha dicho que soy lo mejor que le ha pasado nunca.
En ese momento yo he pe
Cuando Rodrigo me ha informado que cogeríamos el vuelo para París me he alarmado, pero después me ha explicado que con Vicenzo es mejor tener un plan alternativo. Había reservado dos billetes para ambos vuelos por si Vicenzo nos encontraba. Tengo que decir que ha sido una buena idea. Un plan perfecto.Debería ser feliz porque soy libre, sin embargo, me siento fatal. Por mucho que desee mi libertad, él es una parte de mí y la echo en falta. Nunca olvidaré su expresión en el aeropuerto. No parecía preocupado, es más, parecía tranquilo y me ha incluso sonreído. No es típico de él, incluso pienso que está organizando un plan para devolverme a Rusia. Es consciente de que no puede arriesgarse, podría correr a la policía y denunciarlo. ¿Es esto lo que quiero hacer? No lo sé, estoy desconcertada y no sabría cuál es la
Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Barajas, Rodrigo alquila un coche. No hemos vuelto a hablar. Yo no tengo nada que decir, estoy distraída e intentando buscar una solución a esta locura. Desde que estamos aquí, Rodrigo mira a su alrededor compulsivamente y usa continuamente el teléfono. Escribe mensajes sin cesar, probablemente estará informando a Liam de nuestros movimientos.—No tiene sentido preguntarte si conoces mi dirección. —Comento subiendo al coche. Sonríe burlón. —Calle Rafael Herrero. —Responde. Obviamente sabe dónde vivo. Configura el navegador mientras su teléfono suena continuamente. Resopla llevándoselo a la oreja y responde.—¿Da? —Pregunta. Escucha al interlocutor.—¡Eto sve v poryadke! —Exclama. Le ha dicho que todo va bien. La expresión de Rodrigo cambia,
Miro por la ventana. Espero. Vivo cada segundo en alerta esperando la llegada de Vicenzo de un momento a otro. Es extraño observar cómo el tiempo no pasa cuando se está preocupado. Es verdad que solo han pasado siete días, pero esta tranquilidad me asusta. No es típico de él rendirse, y mucho menos, darme a elegir.He pensado en lo que ha pasado entre nosotros en Rusia y cada recuerdo se transforma en un dolor insoportable. Cuando conté a mi padre quién era el hombre del que me había enamorado, palideció. En sus ojos se leía el terror, si bien trataba de mostrar tranquilidad. Me ha sorprendido su comportamiento.A pesar de su desconcierto, no ha hecho nada de lo que me esperaba. No ha corrido a la policía, no ha querido investigar más y desde aquel día no hemos vuelto a hablar de ello. Me había tranquilizado diciéndome que un hombr
Quisiera tenerte para siempre entre mis brazos, Adrienna. Abro los ojos de sopetón, perdida. Sudada y jadeando miro a mi alrededor. Era su voz, yo amaba esas palabras. Me hacían sentir protegida, adorada. Me cubro el rostro y lloro enfadada y decepcionada. Era solo un sueño, y sin embargo, parecía tan real.Durante un instante he creído que estaba de nuevo entre sus brazos. Lo más sorprendente es que me gustaba. Después de todo lo que ha pasado, yo lo quiero. Lo deseo. Quisiera eliminar el dolor, sustituirlo por felicidad.Quisiera escuchar su voz, su perfume y que su mirada se cruzara con la mía. La manera en la que me miraba me hacía sentir especial. Con los brazos rodeo mi cuerpo e intento ahogar un grito. Todo esto es un error, no puedo pensar en él, no puedo amarlo. Lo echo de menos, es esto lo que trato de negarme a mí misma. Lo necesito como el aire que respi
Abro los ojos y miro el reloj. Solo las 7:00. No me siento bien, tengo el estómago revuelto. Y eso que no creo haber comido nada diferente. Han pasado tres semanas y todavía estoy aquí. Vicenzo me ha seguido escribiendo y Rodrigo me dice que esté tranquila, según sus hermanos no vendrá a buscarme por la fuerza. Sorprendente.Me preguntó cuánto aguantará… Espero al menos el tiempo de organizar mi vida. Hubo un instante donde estuve a punto de ceder, quería escribirle, pero después resistí a la tentación. Parece que por primera vez esta respetando mis decisiones, pero estoy segura de que ya habrá decidido cuánto tiempo concederme.Rodrigo insiste cada día con la historia del traslado a Noruega, pero no iré. Querría librarme también de él porque no me gusta y no me fío. Según él,
—¡Adrienna, qué placer volver a verte! —Exclama el doctor llamando mi atención. Le doy la mano y la aprieta con entusiasmo. Me habría gustado no volver aquí tan pronto, pero por lo que parece las cosas cambian. Ruiz siempre me ha dado la impresión de ser muy amable y cercano, sabe cómo hacerte sentir a gusto. Digamos que no es el típico doctor, se comporta más como uno de la familia. Conoce a mi padre desde siempre. Le sonrío débilmente mientras me mira por encima de las gafas.—¿En qué puedo ayudarte? —Pregunta colocando algunas hojas en el escritorio. —Me he despertado con náuseas, me da vueltas la cabeza y estoy muy cansada… —Explico dejándome caer en la silla. Posa su mirada inmediatamente en mí.—Acomódate en la camilla, así hacemos un control general. Hago lo que d
Jugueteo con los dedos frenéticamente. Ahora mismo no sé cómo tratar el tema, no creo que haya un modo adecuado de decírselo. Mi padre entra en casa y mi respiración se detiene. Ya está, ¡ha llegado el momento de abordar el problema! Enloquecerá cuando sepa que estoy embarazada, pero espero que pueda ayudarme a aclararme y a encontrar el modo de preservar la poca positividad que ha quedado en nuestras vidas. Soy joven y es pronto para tener un hijo, pero no estoy asustada.Entra en la cocina pensativo y se detiene cuando me ve sentada en la mesa. Tiene el rostro demacrado y creo que es por mi culpa. No puedo culparlo después de lo que le he contado. Y por si fuera poco, las noticias impactantes no han acabado todavía. Me preparo mentalmente e intento empezar de la mejor manera posible.—Papá, tengo que hablarte de una cosa importante. Se acomoda al otro lado de
—¿Dónde estamos yendo? —Pregunto volviéndome hacia Rodrigo. Está al volante y con la mirada concentrada en la carretera. No ha hablado mucho y eso es extraño. Me esperaba algún reproche, pero nada.—Tengo el deber de llevarte al aparcamiento de una pista de aterrizaje apartada. Tienes que ver a una persona. —Me informa.—¿Quién es? —Pregunto alarmada. Nunca habíamos hablado de incluir a otras personas, pero algo me dice que esto formaba parte de su plan…—No seré yo quien te lo diga, pero que sepas que es algo bueno. Parece diferente, ya no tiene ese aire arrogante que lo acompañaba la última vez. Su teléfono comienza a sonar, ambos miramos la pantalla que se ilumina. El latido del corazón acelera, mi cuerpo se paraliza. El nombre de Vicenzo continúa parpa