Inicio / Hombre-lobo / Mi luna, la hija de mis enemigos. / 47. No lo permitiré, ella es mía.
47. No lo permitiré, ella es mía.

Alfred Belucci se encontraba en ese momento frustrado, sus hombres no lograban encontrar a Audrey y al maldito monstruo.

—¡Búsquenlos y encuéntrenlos! Si no quieren que les entregue su cabeza al jefe cuando vuelva— les gritó a sus hombres —¡No me importa si tienen que quemar todo el maldito bosque!

Los miembros de la orden no dudaron en hacer lo que les pedía, pero parecía que se los había tragado la tierra, ni siquiera los perros habían captado ningún rastro y eso que estaban entrenados para encontrar cualquier tipo de criatura.

Un aullido de lobo rompió con el silencio de la noche y los perros corrieron en busca de lo que acababan de escuchar, estaban entrenados en hacer el menor ruido posible, así que no ladraban y, aunque fueran mucho más rápido que los humanos para los que trabajaban, tenían aparatos GPS que los cazadores podían seguir con facilidad.

¿Cómo había dejado que algo así ocurriera bajo sus narices?

Debía haber actuado más rápido, en lugar de ser paciente con Audrey, d
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