Joel llegaba a la mansión, perfectamente trajeado, era extraño ver a un hombre, que normalmente iba vestido con ropa cómoda, perfectamente trajeado y con un ramo de flores silvestres en su mano izquierda mientras con la derecha marcaba al timbre.El mayordomo de los Vangelis no tardó nada en abrir la puerta y hacerse a un lado para dejarlo pasar.— La señora Vangelis lo espera para almorzar en el jardín.— No, debe haber algún error, yo iba a llevar a la señora a almorzar fuera.— No lo sé, señor, mi señora me dijo que lo haga pasar hasta el jardín.Joel negó, juraría que habían quedado para salir fuera, él había reservado mesa en el único restaurante decente que existía en el lugar, estaba seguro de que el mayordomo se equivocaba, aun así no perdería tiempo hablando con él, tal vez Susan quería tomar una copa en el jardín mientras se rompía un poco la tensión de esa primera cita.— Está bien. Después de aquello el mayordomo lo llevó hasta un hermoso jardín, la mesa estaba perfectame
Ella deslizó los labios por el mentón de su esposo hasta llegar a su boca y succionó su labio inferior con suavidad mientras metía las manos bajo su camisa para intentar tocar su piel, era tan necesario para ella el contacto que le costaba mucho no hacerlo.— Quiero que mi madre sea feliz, todavía es joven y debe ser genial, enamorarte una vez imagina dos, tal vez me cause nostalgia, pero todo el mundo se merece lo que tú y yo tenemos.—Todo mundo lo merece, pero no todos pueden volver a enamorarse — mencionó Bleid cerrando los ojos por el placer que le provocó el sentir los labios de su esposa deslizándose por su barbilla.Era imposible concentrarse en otra cosa que no fuera esos labios, los cuales no dudo en tomar una vez los tuvo al alcance, pero el alfa no solo perdió el control de sus labios, también el de sus manos que se deslizaron por toda la silueta de su esposa, apretando su cuerpo más contra el de él.—Qué te parece si salimos de esta habitación y nos vamos a la nuestra — m
Joel se sentó tal y como Susan había pedido, lo cierto era que no le importaba almorzar allí, sabía que a pesar de que no viera a nadie, lo estarían observando desde algún lugar, ni siquiera se daban cuenta de que estaban poniéndole las cosas fáciles para lograr su cometido.— Espero que este vino sea de tu agrado — dijo Susan llenando la copa de él y luego echando un poco también en su copa.— Creo que nada de lo que hay aquí me desagrada — aseguró él sin dejar de observarla ¿Qué tenía esa mujer? Tal vez era su elegancia innata al moverse o esa sonrisa, no lo entendía del todo, pero lograba que él no quisiera observar nada más que a ella.Era extraño para alguien como Joel, quien había conocido a muchas mujeres a lo largo de su vida, mucho más larga de lo que nadie pudiera suponer al verlo, dejara que una fémina lo cautivara y lo distrajera de sus objetivos. ¿Pero qué mal podía hacer si se distraía un poco mientras llevaba a cabo su misión?Susan lucía levemente sonrojada por las pa
— No, creo que lo que dije se malinterpretó.— Se disculpó Joel, no quería pelear con Susan, era cierto que al principio fue una vía para descubrir más sobre la unión entre Wolfang y Vangelis, pero al pasar los meses, Joel empezó a tener interés genuino por ella.— No, usted piensa que conocía a mi esposo mejor que yo, no sé qué relación tuvieron, pero sé que rechazó unirse al CCS, así que tengo muy claro que no eran amigos — dijo Susan, ofendida — ¿Piensa que yo era una simple mujer florero que no sabía en qué ocupaba el tiempo su marido?Y a pesar de estar asegurando esas cosas, no lo sabía precisamente por su esposo, sino por lo que había contado su hijo aquella misma mañana durante el desayuno.Susan sentía un leve pinchazo en el pecho al pensar en que su esposo jamás le confío su mayor secreto, ni le había contado sobre la orden, todo lo contrario, ella lo había investigado hasta saber qué hacía todo ese tiempo que no estaba trabajando, ni se encontraba con ella o con los niños. D
La respuesta a su pregunta llegó justo en ese momento, durante una pequeña discusión entre la cocinera y su ayudante.—Pero muchacha, ¿puedes decirme dónde escondiste la canela en polvo? No hay forma de encontrarla —dijo la cocinera.La ayudante de la cocinera solo sonrió ante la acusación, tomando un pequeño envase que estaba a unos escasos metros de donde la cocinera había buscado momentos antes.—Aquí está, a la vista. Bien dicen que si deseas esconder algo, solo debes ponerlo a la vista, para que se vuelva invisible para los ojos ajenos.En ese momento, Bleid se relajó y salió sonriendo con su hija en brazos. Se dirigieron hacia la mesa donde Susan y su difunto amigo Ravel solían sentarse a platicar, mientras Audrey y él tenían sus citas en ese mismo jardín.Audrey tocó el lugar vacío en la cama, a su lado, gruñendo levemente al no encontrar a Bleid junto a ella. Odiaba despertar y encontrarse sola, pero también sonrió al pensar que él la había dejado descansar.Se levantó y se vi
Gregory Vangelis no podía evitar sentir una mezcla de rabia y frustración al pensar en el misterioso enviado del CCS que estaba investigando a las manadas de la zona. Por mucho que Bleid se estuviera descontrolando, lo cierto era que Gregory no tenía ganas de calmarlo en absoluto. Al contrario, lo que realmente quería era que Bleid le saltara encima y le diera la oportunidad de averiguar la verdadera identidad del agente.Según lo que Gregory sabía, el enviado había afirmado que no era ni un mercenario, ni un guardián. Pero ¿qué otra opción había? Tal vez solo les había mentido, o tal vez había algo más que Gregory aún no había considerado. Pero por mucho que le encantara la idea de ver a Azabache arrancándole la cabeza a Joel de un mordisco, no podía permitirlo, al menos por el momento, por la seguridad de su familia.—Calma Bleid, nuestro invitado ya se va —dijo Gregory con voz calmada, aunque sus ojos grises parecían mercurio líquido clavados en el rostro del agente del CCS—. Parece
Observó con atención cómo el vampiro se enfrentaba a los lobos, que no tardaron en embestirlo, lanzando dentelladas en su dirección, pero el vampiro parecía estar disfrutando del enfrentamiento, esquivando con gran habilidad cada ataque de los lobos, y mirándolos con una sonrisa burlona que parecía decir "¿Es todo lo que tienes?".Mientras tanto, Azabache seguía de cerca al vampiro, siguiéndolo en secreto y sin hacer ruido, asegurándose de que su olor no pudiera delatarlo. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras se preparaba para atacar al vampiro justo en el momento en que este estuviera a punto de cruzar la línea que separaba los territorios de los Wolfang y los Vangelis.Finalmente, llegó el momento. Con un movimiento rápido y preciso, Azabache se abalanzó sobre el vampiro, sorprendiéndolo por completo en pleno salto hacia el territorio de los Vangelis. El vampiro intentó defenderse, pero era demasiado tarde, Azabache lo tenía en sus fauces y lo arrastraba hacia el territor
Gregory no podía soportar la idea de perder a Barack, la sola idea de terminar con su vida le hacía sentir como si su corazón se desgarrara en mil pedazos. Sabía lo que se sentía al perder a alguien tan importante, no quería volver a pasar por esa tortura de nuevo. Por eso, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger a su sobrino, incluso si eso significaba entregar su propia vida.Después de tres largos meses de preparación, finalmente había llegado el momento crucial. La luna roja, la luna de sangre, estaba a solo unos días de aparecer, y con ella vendría el poder necesario para asegurarse de que todo saliera bien. Pero aún había muchas incertidumbres, y Gregory no podía evitar sentir una enorme ansiedad por el resultado final.Mientras tanto, Barack se encontraba herido tanto física como emocionalmente. El castigo que había recibido de su padre había dejado su ego hecho pedazos, y la ausencia de su tío lo hacía sentir aún más solo y desamparado. Había regresado a la mansi