Gregory no podía soportar la idea de perder a Barack, la sola idea de terminar con su vida le hacía sentir como si su corazón se desgarrara en mil pedazos. Sabía lo que se sentía al perder a alguien tan importante, no quería volver a pasar por esa tortura de nuevo. Por eso, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger a su sobrino, incluso si eso significaba entregar su propia vida.Después de tres largos meses de preparación, finalmente había llegado el momento crucial. La luna roja, la luna de sangre, estaba a solo unos días de aparecer, y con ella vendría el poder necesario para asegurarse de que todo saliera bien. Pero aún había muchas incertidumbres, y Gregory no podía evitar sentir una enorme ansiedad por el resultado final.Mientras tanto, Barack se encontraba herido tanto física como emocionalmente. El castigo que había recibido de su padre había dejado su ego hecho pedazos, y la ausencia de su tío lo hacía sentir aún más solo y desamparado. Había regresado a la mansi
Por supuesto que no lo detendría cuando él mismo le había hablado del intercambio y de cómo debía llevarse a cabo. Pero como su amigo y miembro de la manada, Bleid tenía que preguntárselo para asegurarse de que lo estaba haciendo por su propia voluntad.—Habrá que decirle a tu madre y a tu hermana. Eres consciente de ello, ¿verdad? Deberíamos prepararlas para lo que va a suceder.Bleid sabía que no sería fácil para su familia, pero tenía la esperanza de que, con la ayuda de Gregory, todo saldría bien al final.Gregory estiró la mano lentamente, aferrándose al vaso de licor que le había ofrecido su cuñado. Sabía que lo que estaba a punto de confesarle era difícil, especialmente cuando se trataba del padre de Barack.— Lo maté, al hombre que amaba. Pero ahora reconozco su esencia en mi sobrino, puedo verlo en sus ojos cuando me mira y en la forma en que siempre busca mi cercanía. Quiero que viva, aunque eso signifique que yo no vuelva a vivir jamás como humano. Tal vez una vida de lobo
Bleid y Gregory corrían por el bosque, atentos a cualquier señal que pudiera indicar la presencia de Barack. Sabían que la manada dependía de ellos para mantenerla segura, y que no podían fallar en su misión.La noche estaba tranquila y llena de misterio, solo interrumpida por el sonido del viento y el crujido de las hojas secas bajo los pies de los hombres lobo. Las ramas de los árboles se mecían suavemente al compás del viento, mientras la luz de la luna llena brillaba intensamente en el cielo, iluminando todo lo que tocaba con un brillo plateado.Barack corría a toda velocidad, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras la adrenalina y el miedo se mezclaban en su interior. El bosque parecía más oscuro y peligroso que nunca, con las sombras proyectadas por los árboles y las hojas moviéndose como si tuvieran vida propia.Sus ojos se enfocaron en el rastro que había dejado el vampiro que estaba persiguiendo, tratando de ignorar la sed de sangre que ardía en su interior. Pero
El vampiro se sorprendió ante la súbita aparición del lobo negro. No esperaba que un simple, joven y solitario lobo tuviera la habilidad de realizar una emboscada contra él. Barack era un lobo inteligente y fuerte, con una determinación férrea y un instinto preciso. Había estado vigilando cada movimiento del vampiro desde hacía días, esperando el momento oportuno para atacar.Cuando Barack recuperó la campanilla, el vampiro se levantó y rugió de furia. Su piel pálida y fría chispeó y se encendió con fuego negro. Los lobos temblaron ante su presencia amenazante. El vampiro se abalanzó sobre Barack con garras y colmillos, pero el lobo negro se defendió con astucia y habilidad.La lucha fue épica y salvaje. Los lobos aullaban y el vampiro gruñía de ira. El bosque temblaba con la fuerza de sus choques. Barack hacía uso de su velocidad y su sigilo para esquivar los golpes del vampiro. Con cada golpe, el lobo negro luchaba como si su vida dependiera de ello.Finalmente, Barack lanzó al vamp
Sin importar las palabras suplicantes que Azabache le dedicó a su hijo, este no pudo detenerlo. Era como si su pequeño príncipe hiciera oídos sordos a su llamado, ni siquiera Gregory pudo hacer que se quedara.La manada entera, aulló llena de dolor al sentir la ausencia que la partida del hijo del alfa dejaba en ellos. Sobre todo lo que esa ausencia significaba en el alfa quien movilizó a todos en un intento desesperado de darle alcance.Azabache tenía claro que sin importar nada tenia que volver a casa con su hijo. Pero no solo él tenía férrea convicción, el hombre a su lado también lo tenía.El alfa empezó a olfatear el aire tratando de encontrar el rastro de su hijo y el de los vampiros que parecian empecinados en alejar al pequeño príncipe de ellos. Fue encontrar el rastro que buscaba y empezar a correr poniendo a toda la manada en alerta, a través de aullidos largos y fuertes con las instrucciones del alfa.La búsqueda era intensa y aún así algo seguía molestando a Azabache, sobr
— Lo siento, no quería preocuparte más de lo necesario. Pero ahora no puedo ocultarlo más, necesito tu ayuda para encontrarlo y traerlo de vuelta a casa antes de que sea demasiado tarde.Audrey abrió los ojos grandes al escuchar las palabras de Bleid, su corazón comenzó a latir más rápido y una sensación de miedo la invadió. Recordaba aquella especie de Lycan zombie, al que se le caía la carne a pedazos y se negaba completamente a que su hijo se convirtiera en algo así.— ¿Qué podemos hacer para evitar que eso suceda? —preguntó con temor.— Necesitamos encontrar a nuestro hijo y hacer que recupere su forma humana antes de que sea demasiado tarde. Pero el tiempo se está acabando, la luna roja está a solo dos noches de distancia y si no lo encontramos antes de esa noche, podría ser demasiado tarde.Audrey asintió con tristeza, sabía que su hijo había estado luchando contra su naturaleza de lobo y había estado desaparecido durante días para unirse a las cacerías. La preocupación por él
Bleid se encontraba en su dormitorio, repasando algunos documentos importantes cuando su enlace con la manada se activó. Escuchó atentamente la información que le daban: habían encontrado el rastro del pequeño príncipe. Sin pensarlo dos veces, Bleid se levantó rápidamente de la silla y se dirigió hacia la puerta, pero fue detenido en seco por Audrey y Gregory, quienes también habían escuchado los aullidos de los lobos en la lejanía.—Lo han encontrado — mencionó Bleid, tratando de volver a emprender su camino—. No puedo quedarme a descansar y sé que ninguno de los dos me impedirá ir por él.—No irás solo — dijo Gregory, sin necesidad de pensarlo.Bleid estaba sumido en una intensa conversación silenciosa con Audrey a través de su mirada. La luna llena se acercaba rápidamente y el tiempo se agotaba para encontrar al pequeño príncipe. Bleid sostuvo con firmeza los hombros de su esposa, mirándola a los ojos con determinación mientras le hablaba, pero sus ojos no podían evitar desviarse
"Barack", respondió con rapidez, y las risas se volvieron más intensas. Incluso el reflejo en el agua empezó a reírse de él."Pero ese no es quien siempre fuiste", dijo la voz profunda en su mente, y la risa cesó de inmediato.Barack intentó concentrarse en su entorno para detectar de dónde provenía el sonido, pero todo lo que pudo escuchar fue un silencio profundo y perturbador. De repente, una ráfaga de viento sopló en su dirección, lo que le hizo estremecerse. Parecía que algo o alguien se acercaba cada vez más. Los sonidos resonaban entre los árboles y Barack no sabía identificar de dónde venían.El pelaje del lobo se erizó en una mueca de amenaza, y sus dientes afilados brillaron en la oscuridad del bosque. Su cuerpo se mantuvo tenso, preparado para enfrentar cualquier posible enemigo que se acercara. Los ojos grises del lobo escudriñaron la oscuridad, tratando de detectar cualquier movimiento que pudiera indicar la presencia de algún peligro."¡Maldición!", gruñó Barack tratando