Emilia notó la rabia en el rostro de su hermanastra cuando entró a la habitación, donde ella y su madrastra simplemente habían estado las últimas cuatro horas mirando álbumes con fotos de otra ceremonia. La mujer había pedido unos diez platillos también para comenzar a planear un menú en el que ella ni siquiera había podido opinar.¿Por qué?Porque realmente todo aquello le interesaba muy poco, solo podía pensar en Falcón y en que esa noche dormirían completamente solos en la misma habitación. El vientre de Emilia vibró ante esa idea, peinó su cabello nerviosamente mientras tomaba otro de los álbumes, esta vez con fotografías de vestidos de distintas lobas. La chica las pasó sin mucho interés hasta que sus ojos se encontraron con el rostro de su madre en una de las páginas.La chica se quedó concentrada en aquella fotografía, nunca había visto una foto de la boda de su madre o su unión con su padre, pero ahora comprendía perfectamente que su padre la odiase por ser responsable de la m
¡Aquella sería la noche!Emilia terminó su plato con la emoción burbujeando dentro de su cuerpo, no sabía exactamente por qué estaba tan emocionada cuando aquel hombre ni siquiera la quería realmente. La chica había pasado prácticamente toda la tarde corriendo de un lado a otro mientras recordaba todo lo que su nueva amiga, la modista, le había dicho.Las dos invitadas no deseadas que compartían su mesa ni siquiera la miraron cuando carraspeó, Emilia tomó la mano de Falcón para llamar la atención del alfa y este la miró con curiosidad. La chica dio un par de respiraciones profundas antes de expresar sus ideas en voz alta.— Quiero invitar a las personas de la ciudad a la boda — Falcón pareció sorprendido ante esas palabras — quiero que mañana creemos una nueva tradición para esta manada — miró a su madrastra — ¿No crees que sería una excelente idea? — Emilia volvió su mirada al alfa a su lado — las personas de tu manada parecen ser buenas así que por qué no invitarlas.— ¿Quieres hace
Falcón no pudo un instante en acariciar la húmeda piel de su luna. El sabor dulce de su piel se mezclaba con el abrumador aroma que los rodeaba y sintió que algo más se hacía más dulce. La mujer entre los brazos del lobo no dijo mucho mientras devolvía cada uno de sus besos, cada una de sus caricias y sobre todo lo que más emocionó a Falcón fue la disposición de Emilia.No había sido aquello su primera intención cuando la dulce chica le pidió que le mostrara su lobo. Aquello había sido una gran sorpresa, no obstante, tampoco pensaba negarse a lo que estaba sucediendo entre ambos.El alfa tomó a la mujer más cerca de su cuerpo, la llevó lentamente fuera del agua. La chica entre sus brazos se dejó llevar hacia el delicado pasto alrededor del lago, el hombre miró los brillantes ojos de la dulce chica entre sus brazos y no pudo hacer otra cosa que tratar de mantener la calma. Falcón deslizó la mano por la suave curva de su cintura. Sus dedos rozaron los húmedos rizos entre sus piernas mi
Cintia miró a su madre con enfado mientras esta se preparaba para dormir. La mujer se sintió furiosa. No podía creer que la estúpida de su hermanastra tuviera tan buena suerte después de todo. Aquella chica inútil siempre le había molestado.No sabía por qué exactamente tenía que seguir viendo su cara incluso después de que su madre consiguiera echarla de casa, pero que ahora tuviera no a un simple veta, sino al mismísimo Falcón, siendo su mate, era demasiado para soportar.— Deberías dejar de verte como si la vida fuera muy mala, Cintia, te vas a arrugar antes de tiempo — la chica miró a su madre con odio.— ¿Crees que eso importa ahora, madre?, ¡Esa inútil de Emilia consiguió a Falcón y yo… yo perdí a mi novio!— Por favor Cintia, no actúes como una novia sufrida, ese sujeto solo te gustaba porque te haría estar mucho más alto en la sociedad — la mujer que estuvo cepillando su cabello colocó su gorro de seda antes de mirar directamente a su hija — deja que la inútil consiga lo que q
— ¿Qué significa esto? — Emilia miró por la ventana de la habitación que compartía con Falcón y trató de no sonar demasiado molesta con las empleadas que habían insistido en ayudarla con su vestido.La chica no podía escuchar la evidente algarabía que había en el jardín, pero sus ojos podían ver perfectamente lo que su madrastra había hecho. Las personas de la manada que habían comenzado a llegar estaban siendo enviadas a la izquierda y prácticamente al final del área organizada para la ceremonia. Había también una especie de cordón que separaba aquel espacio de las sillas acomodadas frente al pequeño altar de rosas azules que habían colocado, obviamente a gusto de su madrastra.— ¿Sucede algo, señora? — Una de las mujeres en la habitación se acercó con preocupación —. ¿Algo está mal?— Sí, pero voy a encargarme de esto por mi cuenta.Emilia alzó las faldas de su vestido de novia, se colocó los zapatos que realmente no le gustaban y salió de la habitación sosteniendo la falda del ves
La música sonaba alrededor mientras las personas bailaban ahora completamente mezcladas en la pista de baile frente a la mesa familiar, donde ahora no solo estaban la madrastra y la malencarada hermanastra de Emilia, sino también el padre, que había llegado discretamente en medio de la ceremonia.Emilia no lucía precisamente emocionada, pero Falcón comprendía el porqué de aquella expresión ligeramente triste. El hombre que ahora estaba sentado en la mesa que todos compartían le había pedido a Emilia directamente no dirigirle la pasable.El alfa disgustado con la actitud de su ahora suegro tomó la mano de su luna, la chica que aún conservaba una pequeña pinta de tono rosa de la ceremonia a un lado de sus mejillas le dio una pequeña sonrisa. La mujer suspiró odiando no poder escuchar todo lo que sucedía a su alrededor, Falcón lo notó al verla mirar fijamente hacia los que bailaban en la pista.— No es realmente una buena canción — dijo Falcón volteando sus ojos hacia ella para que enten
— ¡Esto es tu culpa! — Falcón escuchó a la madre de Cintia gruñir aquellas palabras —. Si te hubieses deshecho de esa maldita o al menos castigado como se debía ella, no habría hecho esto a mi bebé — gritó —. Por Dios, la lanzó de las escaleras.— No creo que eso sea cierto — Falcón entró al cuarto —. De hecho, todos aquí saben muy bien que Emilia no sería capaz, así que dejen de fingir que realmente se lo creen.— ¿Acaso la conoces tanto? — la madre de Cintia lo miró —, por favor, yo he vivido con ella toda la vida, sé que es una mosca muerta justo como lo fue su…La mujer dejó de hablar cuando el padre de Emilia salió de la habitación, miró a la mujer inconsciente en la cama y masculló una maldición antes de también marcharse del cuarto. Falcón maldijo su suerte. Masajeó su cien deseando que el doctor llegara pronto.Sabía que Emilia no había hecho nada, pero por qué se había lanzado aquella mujer por las escaleras, entonces, por puro rencor. Aquello era increíble. Falcón sintió un
¡Había sido una semana!Emilia miró cómo había hecho los últimos días por la ventana de su habitación, que debía también ser la de Falcón, e intentó no sentirse tan triste, pero la verdad era que esperaba mucho más de él después de lo que habían dicho sobre intentar llenar por completo sus sentimientos de ella.La mujer suspiró sentándose en la cama cuando mirar por la ventana le resultó inútil, pensó con dolor en lo que probablemente ahora todos murmuraban. Su hermana había mentido descaradamente al lanzarse de las escaleras. Emilia no comprendía por qué la odiaba tanto su hermanastra, si ella nunca había importado en su familia, no desde que su madre había muerto.Sabía que su padre se había casado con la madre de Cintia dos años después de que su madre muriese. Comprendía que aquella mujer había hecho de todo para colarse en la vida de su padre, ya que había tenido la edad suficiente para darse cuenta de aquello, en especial cuando la niña que había sido su amiga dejó prácticamente