Capítulo 1
—Moon... despierta, Moon... despierta—la voz de mamá y una sacudida provocó que abriera mis ojos, me había quedado dormida, nuestro viaje largo al lejano pueblo de Telluride en Colorado. Mis padres crearon la costumbre de visitar a mis abuelos maternos en navidad, sin embargo, en esa ocasión no íbamos exactamente por vacaciones, mi abuelo Elu había fallecido.
La noticia hizo que tuviéramos que volar a Telluride rápidamente, ni siquiera tuve oportunidad de empacar bien, ya que mamá siempre había sido muy apegada a su padre, ambos tenían una conexión que solo ellos podían entender, mi pobre madre estaba destrozada y la comprendía su padre el cual amaba muchísimo ya no estaba.
En el trayecto recorrido fue tan agotador que apenas mi cabeza tocó el espaldar del asiento de aquel coche alquilado, mis ojos se cerraron sin darme cuenta de que ya estábamos en casa de la abuela, Monre. Salí del vehículo y pude notar que había mucha gente ahí, cosa que no me sorprendió, ya que ese lugar era pequeño y prácticamente todos se conocían.
Avanzamos pasando la gran cantidad de coches estacionados y las personas hasta llegar a la entrada de la casa, justo al subir los escalones que conectaban al porche, la abuela apareció con un rostro lleno de congoja y sufrimiento, no obstante, al ver a mamá y a mí levantó levemente las comisuras de sus labios en una sonrisa que no dejaba de verse triste.
—Abril, Moon… Cuánta falta me hicieron—exclamó y caminó rápidamente para rodearnos a ambas con sus brazos, extrañamente la abuela, era muy alta, coda que me llamó siempre la atención, por el hecho de que ella no aparentaba mucho la edad que tenía. De hecho, el tiempo pasaba y yo podía estar segura de que no envejeció.
—Oh, mamá, lo siento tanto—lloró madre en el cuello de la abuela, quien la consoló acariciando su cabeza. Por mi parte, no pude evitarlo y también derramé lágrimas de tristeza por la partida del abuelo, él fue alguien muy bueno haciendo casi inconcebible aceptar que ya no estaba entre nosotros.
Con el pasar de las horas charlando con la abuela Monre, supimos la causa del fallecimiento. Al parecer él sufría del corazón y solo no despertó, ella comentaba que la noche anterior todo estaba bien, incluso bromeó sobre ir de vacaciones a California para tomar un poco de sol, sin embargo, esas vacaciones nunca llegarían por obvias razones. Ella se acercó para darle los buenos días, pero su cuerpo estaba helado y sin signos vitales, dando a entender que hacía horas que se había marchado.
—Me gusta pensar que fue la mejor forma, estaba feliz y durmió tranquilo, eso es lo importante —aclaró la abuela con la voz un poco quebrada. Mamá miró el ataúd con añoranza como si para ella todo fuera parte de un suelo y en cualquier momento despertaría. Observé mi entorno y algo llamó mi atención, o mejor dicho alguien…
Un grupo de personas justamente cerca de la escalera, todos tenían un aspecto bastante llamativo, de hecho nadie de los que se hallaban en ese lugar poseían un aspecto parecido. Todos eran hombres, con una estatura prominente y cuerpos fornidos, su color de piel era un poco tostado a pesar de que ese pueblo siempre estaba frío y la luz del sol siempre era suave, no generaba un calor como el de California.
Arrugué el entrecejo un poco y seguí fisgoneando para tener más información, entonces lo vi…
En medio de ellos un chico igual de alto que los otros, pero ese mantenía una postura autoritaria a diferencia de los demás, me generó curiosidad que sus brazos estaban cruzados haciéndolo parecer intimidante, de pronto sus ojos grises se posaron en los míos en una pesada e intensa mirada, la cual fue tan penetrante que no tuve fuerzas para sostenerla, bajé la cabeza y me sostuve el antebrazo con nerviosismo hasta que volví a mirar y ahí estaban, sus ojos puestos sobre mí como dos faros de luz en medio del mar extenso en la noche tenebrosa.
Giré el rostro intentando aparentar que no me percaté del sujeto, y noté que la abuela me estaba mirando. Le dediqué una sonrisa nerviosa y ella me la devolvió, sin embargo, me percaté de que ella cambió la dirección de su atención y fijó sus ojos justo a donde yo había mirado segundos antes. Su rostro se endureció en una mueca de intimidación y luego dejó de ver ahí como si nada.
Sentí tanta curiosidad que eché un vistazo, dándome cuenta de que aquellos hombres no se encontraban ahí. Era como si nunca hubieran estado en ese lugar, cosa que me hizo pensar de quienes se trataba y también la razón por la cual fueron al funeral del abuelo.
Luego del funeral, la casa quedó vacía, ya el cuerpo de aquel hombre bueno y querido por todos se encontraba bajo tierra, dejando un profundo dolor en cada uno de sus familiares cercanos. Mamá tuvo que tomar un calmante y papá estaba con ella en la habitación, mientras que yo me quedé con la abuela hablando en la cocina.
Ella me contaba historias de como se conocieron y el romance había surgido, mientras preparaba un chocolate caliente, lo puso en la mesada y se sentó frete a mí analizándome el rostro.
—Estás más hermosa que la última vez, y has crecido también—comentó en una voz maternal, yo sentí como las mejillas me ardían, puesto que los cumplidos y halagos no se llevaban bien conmigo.
—Gracias abuela, y tú también estás hermosa, aparte de que no envejeces—sugerí dando un soplido al interior de la taza para sorber un poco de la bebida achocolatada. Cerró los ojos a medias astas y puso su mano al lado de su mejilla, acercando su rostro levemente a modo de secreto.
—Es mi truco de hace años, no se lo digas a nadie—secreteo con un guiño de ojo. Yo hice un gesto de cerrar mi boca con llave
—Soy una tumba—contesté y ella sonrió, para luego formar una expresión triste
—Lo extrañaré tanto—murmuró en un suspiro—Él siempre fue tan alegra y ahora…—su voz se quebró y entonces me moví un poco hacia ella para poner mi mano sobre la suya, alzo su rostro y se quedó mirando mis ojos.
—Todos los vamos a extrañar abuela, él era un excelente hombre, por eso siempre tendremos buenos recuerdos—alenté.
—Es cierto—afirmó—No sabes qué feliz me hace que estés aquí, recuerdo hace algunos años lo pequeña que eras y siento nostalgia—comentó haciendo una mueca de lado.
—También yo, la verdad extrañaba venir aquí... Por cierto, ¿Aún está el trineo?—pregunté y ella asintió.
Ese trineo tenía muchos recuerdos, a los 5 años me lo obsequiaron para navidad y solía deslizarme por una pequeña montaña en el patio de la casa hacia el bosque, mi madre se turbaba mucho porque tenía que me perdiera en ese extenso lugar, sin embargo, la abuela siempre me permitía disfrutar mi niñez de esa forma.
Para ella yo debía vivir cada momento de alegría y formar recuerdos que al crecer fueran algo que me permitiera sonreír.
—Esperaré la primera nevaba para ir al patio y lanzarme—agregué terminando mi taza de chocolate. Mi mente de pronto recordó aquellos sujetos raros de la tarde, esos que la abuela miró mal y luego desaparecieron, lo que me llevó a preguntar. Abue, sabes, hay algo que quisiera saber—indague un poco escrutando su rostro. Ella inclinó la cabeza de lado y respondió suavemente.
—¿Dime pequeña?—expresó con amabilidad, yo empecé a juguetear con la taza y como no sabía fingir solo fui al grano.
—Es que bueno, en la tarde había unos hombres en casa, me parecieron muy raros, no los había visto antes, ¿Sabes quienes eran?—hable pausadamente y ella se quedó en silencio por varios segundos hasta que soltó un suspiro y me vio a los ojos.
—Amigos de tu abuelo, pero nunca me cayeron bien—confesó de forma honesta. Sin embargo, había algo en su respuesta que no conconcordaba, me parecía que faltaba una parte de la historia que no tenía idea si quería saber o era preferible mantenerme en la ignorancia.
Capítulo 2La noche fue un poco agitada, pese a mi mal dormir, ya que no me acostumbraba del todo a no estar en mi cama de siempre, yo podía sentirme feliz de visitar a la abuela, sin embargo, era una tortura adaptarme a la diferencia entre esa habitación y la que tenía en California. Pero poniendo de lado aquella mala noche, también estaba la parte en la que me asomé por la ventana, ya que eso me generaba un poco de paz, no obstante, una figura extraña, no humana se escondía entre los árboles del extenso bosque, la seguí con mi vista hasta donde pude, por el hecho de que la oscuridad era un impedimento para poder tener un campo de visión bueno. La verdad no podría decir que sentí temor, fue todo lo contrario a eso, me generó mucha curiosidad saber que era esa sombra tenebrosa. Estiré los brazos soltando un bostezo y al recordar que ya el abuelo no estaba, esa tristeza me invadió haciéndose pesada sobre mis hombros y pecho, miré al espejo y conseguí visualizar la última foto que nos
Capítulo 3Dejé caer los libros sobre la cama y los observé detenidamente, para saber con cuál iniciar, opté por una novela vieja que había en esa librería y me recosté en la cama para leer. Abrir la tapa que era gruesa y de un material parecido al cuero, aunque un poco más suave y fino, en el inicio había una hoja en blanco y luego de eso una nota dedicatoria, que supuse se trataba del autor a alguien importante. “Para Emily Swanz, sin la cual no hubiera podido hacer esto posible”Pasé la página al primer capítulo, que más de parecer una novela, se me hacía algo como una historia, los párrafos eran largos y no había diálogos. A pesar de eso, seguí leyendo porque me pareció bastante interesante, ya que el autor, que por cierto era anónimo, utilizó un lugar que me daba aires a ese pueblo. Quizás un pequeño autor de ese sitio decidió realiza su sueño de publicar algún escrito, basándose en la historia de Telluride. Los primeros capítulos se trataban de la niñez de dicho autor, contand
Capítulo 4Mi garganta casi se desgarra por aquel grito, que emití al tiempo que todo mi cuerpo se tensó y el cerebro lanzaba una alarma de peligro inminente, obligándome a actuar inmediatamente. Quise sacudirme para poder zafar las muñecas de su agarre, sin embargo, aquel sujeto se enderezó y con su rostro en dirección al mío sostuvo una mirada fría que me estremeció por completo. Aquellos ojos eran tan negros que me infundieron terror, sus cejas se encontraban hundidas y las facciones del rostro no transmitían más que dureza con un vacío extenso de emociones humanas, era como si ese chico tuvieran únicamente la apariencia de un humano, pero sus gestos se asemejaban a los de un animal salvaje. Los labios de él, se movieron lentamente para pronunciar una frase ronca y muy baja que no pude comprender al inicio, pero cuando la volvió a repetir lo capté. —A-ayu-da—pugno como si algo le doliera mucho al hablar, pero me pareció muy contradictorio que su voz fuera tan débil y el agarre d
Capítulo 5—Moon, cariño, ya llegué —llamó desde la sala. Él me observó con curiosidad y por primera vez pude encontrar un asomo de sonrisa en su rostro. —Oh, rayos, esa es mi abuela…—solté con desesperación, y a pesar de que él había escuchado mi preocupación seguía tan tranquilo que no parecía molestarle para nada la idea de que mi abuela sacara una escopeta para echarlo de la casa. ¿Qué no escuchaste? ¡Mi abuela está en la casa!—le advertí —Tranquila, baja, yo me quedaré aquí —respondió con serenidad, torcí los ojos soltando un resoplido al tiempo que me sostenía el puente de la nariz—En definitiva, no sabes cómo es mi abuela—murmuré y lo miré al rostro—Sí, ella te ve aquí, lo más probable es que te vuele la cabeza con su escopeta—expliqué y negó. —No sucederá, solo baja y recíbela como siempre, yo me esconderé para que no me vea si por alguna casualidad sube a inspeccionar su habitación—puntualizó y por más que quisiera refutarlo, tenía que bajar para evitar que ella subiera a
Capítulo 6Mi vida iba de mal en peor, tenía a un completo extraño en mi habitación, mi abuela no sabía nada de eso, corríamos peligro y ni siquiera sabía de qué porque Eyolf, hablaba super extraño. Sentía que ocultaba más de lo que decía, y temía que las cosas fueran más peligrosas de lo que yo podía pensar. En el almuerzo estuve muy ida y la abuela lo pudo notar, ya que cada pregunta que me hacía demoraba en contestar y me quedaba pensando en ese asunto que prácticamente ocupaba todo el espacio de mi cerebro. —Moon, cariño, mañana saldré temprano a casa de gloria, ella es una amiga con la que juego cartas los fines de semana, pero está enferma y creo que pasaré la tarde allá—dijo y luego de reflexionar varios segundos reaccioné. —Ah, claro, abuela está bien—contesté —Bien, cariño, voy a recoger la ropa de tu abuelo para llevarla a la caridad, ¿Quieres ayudarme?—propuso y asentí de inmediato. —Sí, por supuesto, aunque… ¿No crees que es muy pronto?—quise saber y negó. —No, de he
Capítulo 7—Abue...—inicié la conversación sin levantar la cabeza, mis ojos estaban puestos sobre el plato de la cena a medio probar —¿Sí, cariño?—contestó en un tono maternal como siempre.—Es que yo, bueno... Tengo una pregunta que hacerte—rodeé, pues no sabía como ir al grano.—Dime, Moon, me estás preocupando—respondió y volví a la normalidad. —Ah, no, no es para que te preocupes abue, solo quería saber si puedes prestarme tu auto para ir al pueblo mañana—pedí y a pesar de que lo pensó, terminó aceptando porque ella confiaba en mí.—Claro cariño, puedes usarlo cuando quieras—me dijo y aproveché para hacerle la verdadera pregunta que me carcomia por dentro. —Abuela, ¿crees que las cosas sobrenaturales existen?—solté sin más y ella frunció el ceño.—Eh, pues, no lo sé Moon, ¿Por qué la pregunta?—No, solo mera curiosidad.—La verdad no niego su existencia, porque este mundo es muy amplio cariño, hay cosas que van más allá de nuestra imaginación, pero creo que es mejor estar aleja
Capítulo 8—¡Desgraciado, cobarde!—le gritó, sosteniéndolo del cuello—¡Me dejaste ahí a morir!—volvió a vociferar y a pesar de que yo no tenía idea de qué rayos hablaban, mi única preocupación era que Eyolf le hiciera daño a Kitsune.—Espera, tranquilízate hermano—quiso apaciguar, pero no sirvió de nada.—No soy tu hermano, un hermano no te deja a morir mientras huye como cobarde—le reclamó empujándolo, Kitsune cayó al suelo y eso fue todo, se volvió a poner de pie y le soltó un puñetazo a Eyolf, quién empezó a convulsionar de ira haciendo sonidos como de animal, yo intenté tocarlo, pero me gritó que retrocediera y eso hice.Mis ojos quedaron impactados al ver como su cuerpo tomaba la forma de un lobo gigantesco, feroz e imponente de un color negro como la noche. Se fue sobre Kitsune y yo grité para alertarlo. —¡Cuidado!—él me vio y sonrió, al parecer no le preocupaba eso, y con ambas manos recibió a Eyolf para lanzarlo con fuerza a un lado. Me quedé boquiabierta al contemplar aquel
Capítulo 9—Abue, sé que ya te pregunté esto—inicié buscando las palabras más adecuadas, mientras ella cortaba algunos vegetales en la mesada.—Sí, cariño—habló para demostrar que tenía su atención. —Bueno, es que yo…—hice una pausa aclarando mi garganta, respiré hondo y solté mi pregunta. ¿Crees que existan hombres lobos?—mantuve un ojo cerrado arrugando la cara, ella permaneció en silencio y luego sonrió dejando lo que estaba haciendo para verme al rostro. —Cariño, yo puedo creer hasta en unicornios, pero eso no quiere decir que sea algo real—propuso de forma amable—Sé que desde que llegaste aquí, has estado leyendo ciertos libros que pueden causar revuelos en tu imaginación, pero déjame decirte que el autor de esos libros ahora mismo se encuentra en un psiquiátrico del pueblo—contó dejándome sorprendida, para mí era difícil digerir que ella supiera la identidad de aquella persona que escribió ese libro.—¿Lo conoces?— interpelé, y ella afirmó para volver a lo que estaba haciendo.